Javier Chiabrando

La literatura argentina imaginó los detalles no conocidos del golpe de estado y cuando empezó a saberse la verdad se dio cuenta de que se había quedado corta. Luego imaginó los detalles no conocidos del genocidio y se dio cuenta de que  esta vez se había quedado recontracorta. Así siguió, imaginando sobre lo conocido y quedándose corta, y creando sobre lo desconocido para quedarse aún más corta. Así que no queda más que seguir escribiendo sobre eso, porque basta que un personaje rememore un amor del pasado o recuerde a un amigo de la infancia para que el tema aparezca y reaparezca ante la pregunta: ¿estarán vivos? Una vez le dieron el Cervantes a un escritor Barcelonés del siglo veinte y los críticos dijeron que su obra trataba casi siempre de la posguerra civil. Yo me dije, ¿y de qué otra cosa podría escribir ese buen hombre habiendo vivido esa época en esa ciudad? Nosotros, queramos o no, conscientes o no, estamos viviendo en una de esas épocas que se debe seguir contando, para, seguramente, imaginemos el horror que imaginemos, quedarnos siempre cortos.

 

Laura Miranda

-Creo que el rol de la literatura es comunicar. La literatura cuenta y en ese relato a veces, se enrola la ficción y otras la cruda verdad histórica. Es en este último caso, que la construcción de la memoria se activa a fuerza de conocer hechos que impactan desde su veracidad. No diría que el fortalecimiento democrático se vincula directamente con la literatura. Más bien entiendo que la formación ciudadana y la transmisión de la cultura del cumplimiento de los deberes cívicos es lo que deja su impronta en este aspecto.

 

Agustín Marangoni

La literatura fue en aquellos años una herramienta fundamental para decir lo que no se podía decir, en esa búsqueda encontró un estilo de contar. Fue el refugio de las voces censuradas y de las ideas que querían suprimir. Si hablamos de memoria colectiva, hoy, que se puede decir todo en decenas de formatos y plataformas, la literatura tiene la obligación de reconstruirse como un arte popular y expandir su pulso narrativo para alertar, entre otras cuestiones, que hay ideas nefastas que cambian de forma pero que mantienen intacto el contenido.

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