A Graciela Ramos la indignan las injusticias sociales, tanto las actuales como las históricas. Le “duelen en el alma” las “grietas” que vienen dividiendo a nuestro país desde hace más de un siglo. Le revuelve el estómago ver cómo la historia se repite, una y otra vez, sin que como sociedad hayamos sido capaces de aprender de nuestros errores.

Sin embargo, Ramos no es una persona escéptica ni mucho menos desesperanzada. Para ella, la clave para cortar definitivamente con estos ciclos radica en pensar y re-pensar el pasado, hablar y aprender de los errores cometidos, revisar figuras (como la de Lugones hijo, en contra del cual está desde hace tiempo en una especie de cruzada). Y, por sobre todas las cosas, confiar en el amor. El amor en todas sus variantes, incluso en sus caras más ocultas. Porque es, según sus palabras, “lo único que puede salvar a la humanidad del caos”.

Graciela Ramos, autora de la novela “La patria de Enriqueta”

Estos son algunos de los mensajes que la popular escritora cordobesa envía a través de su última novela, La patria de Enriqueta (Suma de Letras) -una especie de continuación de sus novelas anteriores, Los amantes de San Telmo y La boca roja del Riachuelo, aunque también puede leerse de manera autónoma-, y sobre los que conversó con Revista Leemos días antes de su presentación en la Feria del Libro “Mar del Plata Puerto de Lectura“, el próximo sábado 19 a las 17:30.

Esta fue nuestra conversación, en la que también habló sobre la influencia de los movimientos feministas en su literatura, volvió a denostar la figura de Lugones y hasta dejó entrever la posibilidad de continuar escribiendo sobre la misma época en la que está ambientada La Patria… Pasen y lean:

-Tu nuevo libro forma parte de una especie de trilogía, junto a Los amantes de San Telmo y La boca roja del Riachuelo. Entiendo que, mientras hacías la investigación de la época, te quedó una parte de la historia que te parecía interesante reflejar. ¿Qué era eso que te faltaba contar?

-Es verdad, desde Los Amantes de San Telmo no pude parar, pero proque la historia nunca cesó de darme nuevos sucesos para contar. Cuando terminé de escribir La Boca Roja del Riachuelo, la historia seguía y yo concluía, no lo pude soportar. Seguí escribiendo y, creo que me está pasando de nuevo con La patria de Enriqueta¿Sigo…?

-En las reflexiones de Enriqueta se percibe un desencanto muy profundo respecto del Estado y de ciertos movimientos político. ¿Hay algo de pensamiento tuyo transferido a ese personaje? Y de ser así, ¿es solo respecto de esa época o puede aplicarse a la actual?

-Por supuesto que no puedo despegar a Enriqueta de mí. Cuando escribo, soy todos los personajes. Pero, como en todas mis novelas, la exclusión, la pobreza, el despilfarro, los sucesos poco conversados, las verguenzas políticas, son común denominador. Son situaciones que me duelen en el corazón. Y ver que aún no cambian, mucho más…

Nueva novela de la exitosa autora cordobesa Graciela Ramos.

-A través de Enriqueta hablás varias veces de “la grieta”, concepto que, si bien es histórico, cobró un significado nuevo en nuestra historia actual. Crees que hay aspectos de nuestra historia que podrían estar repitiéndose, casi 100 años después?

​-Lamentablemente sí. En la década del treinta la grieta se agranda, y eso siguió sucediendo a través de los años. Me disgusta ver como desperdiciamos el hermoso país que tenemos, sin colores políticos, sentido común, nada más. Cuando La patria de Enriqueta salió a la venta, el país vivió otro suceso que lo paralizó. Entonces, con mucha tristeza pude sentir cómo Enriqueta contaba una historia que se hacía presente, ahora, hoy… Otra vez…

-En esta nueva novela citás a mujeres fuertes en la historia del feminismo e incluso Enriqueta tiene una mirada bastante feminista de lo que sucede en su época. ¿Lo que está pasando con el movimiento feminista y sus reclamos influyó en tu decisión de escribir desde ese lugar?

-Un poco sí, pero lo hice con la sana intención de acercar las diferencias entre las mujeres. La lucha de la mujer es histórica, desde antes de ser quemadas en la hoguera, por eso, me duele cuando no podemos, a pesar de nuestras diferencias, acordar. Es lo que nos hace mal, desde siempre y en todo lugar. Tenemos que caminar juntas con nuestras diferencias.

-Enriqueta tiene cierto resentimiento (por otra parte justificado por su propia experiencia de vida) frente a ciertos privilegios sociales. Casi se diría que es un libro de denuncia de las injusticias sociales que ya desde entonces ocurrían en nuestro país y que, lamentablemente, aún hoy existen, aunque con otros protagonistas. ¿Lo pensaste así mientras lo escribías?

-No lo pensé mientras lo escribía. Pero puede ser, y no solo en este libro, en todas mis novelas. Mis personajes siempre son, como Enriqueta, los que no figuran en los libros, pero que también caminaron la historia.

-Hay dos personajes a los que mirás desde una perspectiva diferente a la de la historia tradicional: Victoria Ocampo y Lugones (hijo). Esto ya ha pasado en novelas anteriores tuyas y vos misma has dicho que es intencional, que te interesa mostrar “la otra cara” de ciertas partes de la historia que han llegado a nuestro presente distorsionadas, cómo mínimo. ¿Creés que cambiar esas percepciones de nuestro pasado puede contribuir a mejorar nuestro presente?

-Totalmente, nos debemos esa honestidad. Nos debemos una revisión histórica. Polito Lugones fue el creador de la picana eléctrica y la utilizó estando a cargo de la Penitenciaria Nacional puesto designado por Uriburu. Y hay más, que detallo en mi novela. Me gusta mostrar todas las caras de la historia de mi país, pero siempre, mi límite es donde comienzan los derechos humanos, derechos que en muchas épocas fueron ultrajados, descuidados…

Foto Revista Babilonia
“Los amantes de San Telmo”, libro que abrió la trilogía que ahora completa “La Patria de Enriqueta” (foto Babilonia Literaria)

Creo que conocer la historia completa, sin colores, honesta, nos muestra lo que somos, nos instruye, nos humaniza, nos enriquece y nos brinda herramientas para poder cambiar las cosas. Por supuesto, siempre desde una mirada amorosa… No tenemos que tener vergüenza de vivir con amor. Creo que el amor es lo único que puede sanar a la humanidad del caos.

-“La patria de Enriqueta” es claramente una novela de amor pero no solo de amor romántico sino de amor filial y fraternal. Podría decirse que te interesa mostrar al amor desde perspectivas diferentes a las tradicionales. ¿Creés que el concepto del amor está mutando? ¿O que siempre fue el mismo nada más que había ciertos tipo de amor con mejor prensa que otros?

-Qué buena interpretación. El amor siempre es el mismo. El amor es único, grande, infinito, sin divisiones ni distinciones. Pero claro, nosotros aprendimos una forma de amar (parejas, padres, madres…) y punto. Pero no es así. El amor verdadero es grande, es único y de todos. Lo que muestro en mis novelas son todas las caras ocultas del amor. El amor que siento hoy, es infinito hacia todos, mis hijos, mi esposo, mis lectores, y todos ustedes. No tengamos miedo de vivir con amor. Les aseguro que es el secreto de la felicidad en todas las épocas, en todas las situaciones, donde quieran…

-El libro incluye un homenaje a Roberto Arlt, no solo a través de las citas sino de la misión que se propone la propia Enriqueta, de dejar registrado todo. ¿Cuál creés que es el rol que los Arlt y las Enriqueta juegan en las sociedades?

​-Enriqueta está enamorada de Roberto Arlt, igual que yo. Es mi escritor preferido de la época. Y, en las Aguafuertes porteñas describe de una manera tan exiquisita las vivencias de esa época que me pareció oportuno agregarlas y de alguna manera homenajearlo, traerlo al presente. Recordarlo. Los Arlt y las Enriquetas tienen un mensaje que creo aún nadie supo interpretar

@limayameztoy