Cuenta Roald Dahl que nunca había pensado ser escritor hasta que se cruzó con el ya famoso novelista C. S. Forester (autor de libros como Orgullo y Pasión (1933) y La Reina del África (1935), entre otras decenas. Forester se había propuesta escribir historias sobre la guerra y el propio Roald, piloto de fuerza británica, había sido licenciado recientemente. Tenía 26 años y por pedido de Forester comenzó a contarle historias mientras comían. Pero la comida y las notas no se llevan bien, por lo que Forester se sintió desalentado. El joven Roald  le ofreció escribir él mismo el relato que pretendía sintetizar; con la aclaración de que como no era escritor solo haría una descripción de los hechos.

“No se preocupe —le dijo Forester—. Mientras escriba los hechos, yo podré escribir la historia. Pero por favor, ponga muchos detalles. Eso es lo que cuenta en nuestra profesión, los detalles insignificantes, como, por ejemplo, que se le había roto el cordón del zapato izquierdo, o que una mosca se posó en el borde de su copa durante el almuerzo o que el hombre con quien estaba hablando tenía un diente partido. Trate de recordar todo lo que le sea posible”.

Roald escuchó el consejo del maestro y dedicó el resto del día a escribir su anécdota bélica. El entusiasmo que le generó y la facilidad como fue hilvanando la historia lo conminaron a titularla: Pan Comido.

Forester sorprendido, felicitó al joven narrador y lo definió como un escritor. Se publicó el texto de Roald tal cual lo había escrito e inició así su larga carrera como narrador de obras para niños y adultos.

Fue una de las pocas excepciones en las que Roald Dahl (autor entre otras de  Charlie y la fábrica de chocolate y Relatos de lo inesperado) contó algo “personal”. En Historias extraordinarias donde cuenta esta anécdota, dice también que “Las historias reales, o sea, las que tratan de cosas que han ocurrido realmente, no me interesan. Lo que menos me gusta es escribir sobre mis propias experiencia.” En ese libro, precisamente, cuenta su tremendo paso por los colegios pupilos de Inglaterra donde solo recibió golpes y agravios y una maestra de literatura lo salvo del naufragio.

*Nerio Tello  es periodista, escritor, editor y docente universitario. Autor del blog Letra Creativa.