Si bien en esa selva llamada Netflix busco leones y solo encuentro papagallos, a veces mi ánimo cazador da en el blanco y me hago de una presa codiciada. Me pasó con La chica Danesa, un film del que no tenía noticias y que me sorprendió, primero por su belleza, luego por el atormentado destino de los personajes. En pocas palabras: Greta es una conocida retratista de mujeres. El día que falta su modelo le pide a su marido, Einar, también pintor, que pose para ella. El hombre se viste de mujer y comienza a disfrutar de su nuevo rol; lo que no sospechan, es que este simple hecho hace implosionar la identidad sexual del joven, transformado de ahí en más, en la chica danesa del título. El film está basado en la novela homónima del escritor,y profesor estadounidense David Ebershoff, publicada en 2000, de gran éxito de ventas.

Si bien el conflicto de estar encasillado en una identidad sexual equivocada es tan viejo como la humanidad, ha sido un tema casi tabú para la literatura. El tópico, sin embargo, asomó con fuerza en las últimas décadas. Mientras veía esa película me acordé de un drama fílmico que en inglés se tituló Boy’s Don’t Cry (Los muchachos no lloran) que parafrasea a un tema de The Cure. Cuenta la historia de un chico transexual de Nebraska (interpretado por una jovencísima Hilary Swank, ganadora del Óscar por esta película) que fue violado y asesinado por dos chicos del barrio. Ignoro si hay una novela sobre el hecho, que registra un caso real de gran impacto en la prensa hacia 1993.

Poster de la adaptación cinematográfica de Desayuno en Plutón.

Particular impacto causó no hace mucho la novela Desayuno en Plutón, del irlandés Patrik McCabe (autor de una magnífica novela anterior: El aprendiz de carnicero). Ambientado en Irlanda en los años 60, narra la historia de una transexual huérfana, cuyo mayor sueño es encontrar a su madre biológica, que la abandonó. La novela no solo expone las dificultades de las personas trans sino que muestra el conflicto norirlandés y el terrorismo del IRA en su época más cruenta, así como señala la xenofobia hacia los irlandeses. Una película del también irlandés Neil Jordan le hace mérito.

La editorial Anagrama, a quien se señala como pionera de la narrativa queer de la Europa del Este, publicó Lovetown de Michal Witkowski. Wikipedia dice que este escritor polaco, de poco más de 40 años, es “conocido en el género de la literatura homosexual”. El libro narra el derrotero de dos travestis que crecieron en el comunismo, vivieron luego en la marginalidad, y cuando están a punto de viajar a una ciudad de la costa habitada por jóvenes gays emancipados toman conciencia de que ser gay en la Polonia actual ya no es tan interesante: anécdotas, retratos, mucho sexo y libertinaje condimentan este texto que alguien definió como un “Decamerón queer”.

James Morris, escritor, militar y viajero, casado, cinco hijos, se sentía insatisfecho con su cuerpo. A mediados de los 60 empezó a inyectarse hormonas, y dio el primer paso de un angustioso proceso que culminaría en 1972 con una cirugía. Su primer libro, El enigma, es pionero en el tema de la transexualidad. Descarnado y valiente, cobra dimensión por el talento de la autora, ahora Jan Morris, que rehuye al melodrama y describe su descarnado dolor y su inmensa felicidad posterior.

@NerioTello 
es periodista, escritor, editor y docente universitario. Autor del blog Letra Creativa.