A sala llena. Así se realizó la charla “La otra mitad: las mujeres en la literatura”

“No hay una sola forma de ser mujer ni una sola forma de ser mujer en la literatura. Pero si hay mujeres y hay literatura. Y de eso les proponemos hablar hoy acá”.

Apenas pasadas las 15 del sábado 12 de mayo, la representante de Revista Leemos, Triana Kossmann, abría con estas palabras la charla debate “La otra mitad: las mujeres en la literatura”, primera actividad organizada por Revista Leemos en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.

A partir de entonces y durante casi una hora y media, en una sala Rodolfo Walsh colmada por un público enfático y participativo seis escritoras reflexionaron sobre temas tales como la influencia de las luchas y reivindicaciones de género en la producción literaria actual, los estereotipos en la ficción o el difícil trabajo de rescatar las voces femeninas en una historia contada, generalmente, por varones.

Miriam Molero

En un ambiente descontracturado y hasta risueño fueron desgranando sus opiniones Agustina Bazterrica -ganadora del premio Clarín Novela por “Cadáver Exquisito”, Gabriela Exilart -escritora marplatense autora de novela histórica romántica-, Anabella Franco –romántica y juvenil-, Gabriela Margall -historiadora y escritora de romántica-, Miriam Molero –periodista cultural y escritora de comedia policial- y Cecilia Romana -escritora multifacética pero con especial inclinación hacia la poesía-.

Quién dice qué

Aunque Kossmann fue planteando a cada autora distintos temas relacionados con su devenir particular en relación con la literatura, a medida que fue avanzando la charla fue surgiendo de las propias autoras la necesidad de diferenciar entre quién habla respecto de qué dice y bajo qué formato.

En este sentido, Bazterrica fue la primera en fijar posición al afirmar, citando a Marguerite Duras, que “no importa quién escriba, si es mujer, hombre, gay, lesbiana o género fluido, lo que importa es que es literatura”. En una afirmación que luego sería retomada por otras escritoras, la autora deseó, además, que “algún día estas mesas no se hagan más, de la misma manera que hoy no tiene sentido hacer mesas sobre literatura hecha por pelados u hombre altos”.

Sin embargo, la también gestora cultural reconoció que en la actualidad existe “una variedad enorme de mujeres escribiendo una literatura muy potente”; que esa multiplicidad de voces es “un acto revolucionario” y que ella misma se siente “orgullosa de formar parte de ese grupo”.

Gabriela Margall

La posición de Bazterrica fue respaldada más adelante por diferentes autoras, entre ellas Molero, quién reconoció que “es verdad que la mano que escribe es indistinta”. Sin embargo, la periodista cultural entendió que “no hay que confundir producción con circulación”, tras lo cual hizo una enfática defensa de la novela romántica -“es la que factura lo que la industria editorial necesita”,  dijo- y su perfil claramente femenino.

“No podemos negar que hay algunos géneros que son más leídos por mujeres y otros que son más leídos por varones y eso no está bien ni mal, lo que está mal es que un género se considere mayor y  el otro menor” dijo Molero, quien criticó “a cierto establishment machista que jerarquiza a unos sobre otros”. Como un ejemplo de lo anterior, la escritora describió que “si una mujer escribe desde determinado lugar la categorizan como ‘chick-lit’ en tanto que si un varón hace lo mismo, dicen que es ‘literatura del yo’”.

También Exilart apuntó contra el establishment machista y propuso al público presente revisar las definiciones que la Real Academia Española hace de términos como “zorra y zorro” o de “hombre público y mujer pública”.

La masculinidad o femineidad del texto también fue abordada por Romana, autora que se reconoce fanática del club All Boys y que dedicó a ese equipo varias de sus poesías. “Es verdad que cuando se tocan temas eminentemente masculinos una termina empapada de esa masculinidad y termina escribiendo un poco masculinamente” afirmó la autora.

Estereotipos y roles

Gabriela Exilart

Los estereotipos en la literatura y su peso en el contexto social fueron fueron otro tema sobre el que las autoras -siempre guiadas por Kossmann- expresaron su opinión durante el debate. La primera en abordarlo fue Exilart, quien afirmó que en las novelas históricas “a las mujeres se las puso en un corset y se las ubicó a un nivel de objetos” y confesó que salirse de ese modelo “es bastante difícil para quienes escribimos novelas históricas, aunque yo lo intento con cada uno de mis personajes”.

También Franco, a quien Kossmann le propuso reflexionar sobre la construcción de las escenas eróticas en las novelas románticas, aludió al tema al afirmar que en sus novelas trata de “salir del estereotipo de la doncella que necesita ser rescatada” y de poner el acento en la “la construcción de los personajes y sus vínculos amorosos”.

Por su parte Margall se refirió a la tarea de rescatar las voces femeninas que encaró junto a Gilda Manso en su último libro, La historia argentina contada por mujeres. En este sentido, reconoció haber puesto especial énfasis en las mujeres que tuvieron una relación “especial con la palabra” y consideró que “todas las mujeres de hoy somos, de alguna manera, herederas de las primeras mujeres de la historia que se animaron a ser escritoras o periodistas”.

Quién lee y para qué se escribe

El equipo de Revista Leemos junto a las escritoras al término del debate

Sobre estos dos tópicos -para quién se escribe y el rol social de la escritura- giró el tramo final de la charla, en el que pudieron escucharse frases como “La escritura es impulsiva, visceral e intuitiva” -Bazterrica- o “escribir es un acto de libertad” -Exilart-.

También fue en este segmento cuando Molero advirtió que “el conjunto de literatura que se produce en una época es el reflejo de la sociedad y de lo que esa sociedad permite que salga”. Dicho lo anterior, la escritora se preguntó si la calidad de la producción femenina actual “no se deberá a que los hombres solo tienen que haber escrito algo para ser publicados en tanto que las mujeres tienen que ser muy buenas”, lo que arrancó un enfático aplauso entre el público presente.

La charla -que puede verse completa en este enlace– tuvo su cierre poético de la mano de Romana, quien tras afirmar que la literatura “es una salida a lo material, lo mediocre y lo hostil” resumió: “La literatura salva vidas tanto a quien escribe como a quien lee. Leer es lo único que nos salva”.

Limay Ameztoy
limay@revistaleemos.com