Desde hace casi cuatro años, las y los escritores, editores, ilustradores y demás personas involucradas en la industria editorial, así como la docencia en general, venía reclamando políticas públicas que fomenten el libro y la lectura, dado que en 2016 se había desmantelado completamente el reconocido Plan Nacional de Lectura, el mismo que desde 1984 había constituido una vital herramienta para el sector.

En la jornada de este lunes, el ministerio de Educación de la Nación, a cargo de Nicolás Trotta y Adriana Puigróss, anunció que se reactivará el Plan y tendrá a la escritora de literatura infantil Natalia Porta López a la cabeza. Ella organiza desde hace años el Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura en la ciudad chaqueña de Resistencia.

El ministro Trotta, que se encuentra participando del Congreso Pedagógico Chaco, hizo el anuncio en ese ámbito donde Porta López es local, ya que trabaja junto a la Fundación Mempo Giardinelli en diversas actividades de promoción de la lectura.

La escritora Natalia Porta López es la nueva coordinadora del Plan Nacional de Lectura

Cabe destacar que, como la gran mayoría de los rubros, la industria editorial en Argentina se encuentra atravesado un momento sumamente crítico desde hace ya varios años, desde que acumula caídas insostenibles en los volúmenes de producción y venta, ante la imposibilidad de competir con la apertura de las importaciones que dispuso la gestión anterior en 2016, así como los precios exorbitantes del papel y la prácticamente paralizada demanda.

De esta manera, la reactivación del Plan Nacional de Lectura implica una doble buena noticia: por un lado, el estado toma un rol protagónico en el fomento de la lectura en todos los niveles educativos y, además, se dispondrá de una partida presupuestaria que generará sin duda una inyección de activos en la alicaída industria nacional.

La gran fortaleza que siempre se destacó de esta política pública en todos los sectores, estuvo dada porque no solamente el estado se hacía cargo de la compra de libros de textos escolares, sino también de libros de lectura recreativa, en lo que constituye un salto de calidad en el abordaje de la lectura como una herramienta para el desarrollo integral de las personas.

Este es un nuevo contexto para la industria editorial, que además espera un nuevo empuje si se aprueba la ley para la creación del Instituto Nacional del Libro, que ingresó hace unos meses a la Cámara de Diputados de la Nación.