Se acerca la primavera y junto a Libros de la Arena nos propusimos acompañar este nuevo ciclo con historias de superación personal: elegimos cuatro libros que nos dicen que es posible sobrevivir al invierno más oscuro -o de la pandemia más inesperada- y salir fortalecidos, listos para disfrutar de ese mundo que renace junto a nosotros.

En esta selección incluimos testimonios de personas que fueron víctimas de algunos de los crímenes más atroces de nuestra historia como humanidad, como el genocidio nazi o la última dictadura cívico militar en Argentina, hasta uno de los accidentes más dramáticos de la historia de la aviación.

Les compartimos nuestra selección de libros para reverdecer, junto a esta anhelada primavera:

Yo, Dita Kraus: la bibliotecaria de Auschwitz

En este libro publicado por editorial Roca, Dita Kraus describe con sorprendente claridad los horrores y las alegrías de una vida interrumpida por el Holocausto: desde sus primeros recuerdos y amistades de infancia en Praga -nació en 1929- antes de la guerra, hasta la ocupación nazi que llevó a ella y a su familia a ser enviadas al gueto judío en Terezín, así como al miedo y la valentía inimaginables de su encarcelamiento en Auschwitz y Bergen-Belsen, y la vida después de la liberación.

Se trata de un testimonio genuino y humano sobre las duras condiciones de los campamentos y su papel como bibliotecaria de los preciosos libros que sus compañeros prisioneros lograron pasar como contrabando esquivando la mirada vigilante de los guardias y que ella atesoró y cuidó. Pero también mira más allá del Holocausto, haciendo hincapié en la vida que reconstruyó después de la guerra: su matrimonio con su compañero, también superviviente, Otto B Kraus, una nueva vida en Israel y la felicidad y las angustias de la maternidad.

Llevaré su nombre: la hija desobediente de un genocida, de Analía Kalinec

Analía Kalinec nació en dictadura, en el marco de una familia de clase media, con una mamá ama de casa y un papá policía. Segunda hija de cuatro hermanas mujeres, creció en años de impunidad ignorando la condición de genocida de su padre. Durante su niñez, adolescencia y temprana adultez mantuvo un vínculo de mutuo afecto y admiración por su padre.

Le llevó 25 años saber que aquel que la mimaba en su infancia era también el Dr. K, responsable de secuestros, torturas, asesinatos y otros crímenes catalogados de lesa humanidad durante la última dictadura militar. En 2005, con su padre ya en la cárcel, comenzó un largo recorrido personal siguiendo el camino de Memoria, Verdad y Justicia iniciado a partir de los juicios a genocidas que se retomaron una vez derogadas las leyes de impunidad.

En la más absoluta soledad, Analía pagó el precio de romper el mandato de silencio y complicidad que se impone a los familiares de quienes participaron de las violaciones a los derechos humanos. Rompió lazos familiares, fue acusada, amenazada y apartada de la familia.

Recién en 2017 se encontró con otras y otros hijos y familiares de genocidas que tampoco aceptaban guardar silencio y ser cómplices del horror. Se conformó entonces la agrupación Historias Desobedientes, cuyos integrantes comenzaron a levantar la voz, a dar testimonio, a reclamar el derecho de declarar contra sus propios padres genocidas.

Publicado por Marea Editorial, Llevaré su nombre es una declaración de principios, también el relato de alguien construyendo su propia vida y su propio nombre con la enorme carga de un pasado siniestro, silenciado y negado, que se habita y se transita con la palabra. “Llevaré mi nombre, procurando que esta historia que nos das sea menos cruel para mis hijos y para los hijos de los hijos”.

La sociedad de la nieve, de Pablo Vierci

Presentado como “el relato definitivo de la tragedia de los Andes”, el libro reúne por primera vez los testimonios de los 16 sobrevivientes del accidente de avión que los encontró con alrededor de veinte años en los Andes, a cuatro mil metros de altura, sin abrigo ni comida.

Ahora cada uno de los dieciséis recuerda en primera persona cómo fueron los setenta y dos días en la cordillera, cómo superaron esa situación extrema, cómo entendieron la muerte, qué significó el accidente y cómo influyó en su vida posterior.

Una narración que conmueve desde la primera línea: una vivencia extrema que pone a prueba las capacidades de liderazgo y superación. Un mosaico sobre el que se proyectan dieciséis maneras de superar lo insuperable.

Nomeolvides Armenuhi, de Magda Tagtachian

Cuando se desencadenó la feroz persecución contra el pueblo armenio, en 1915, Armenuhi tenía un año y medio y vivía con su familia en el pueblo de Aintab, por entonces parte del Imperio Otomano. Como muchos de sus compatriotas, viajó oculta en alforjas cuando, en su huida, los padres cruzaron a pie el desierto Der Zor, sin alimentos ni agua. Tres años después regresaron, pero el sueño duró poco. Esta vez, para salvarse debieron arrojarse de un tren en movimiento que los llevaba a un destino siniestro donde los armenios morían extenuados, calcinados por el sol, o vejados a manos de los soldados otomanos.

Apenas adolescente, Armenuhi (que significa “mujer armenia”) fue enviada a Buenos Aires para casarse con Yervant, un hombre que doblaba su edad y a quien jamás había visto. Con él convivió cincuenta años, y juntos fundaron una familia que se hizo enorme y permanece hasta hoy entrelazada. Incansable, Armenuhi transitó durante años los pasillos de consulados, embajadas y la Cruz Roja para traer a sus padres y sus hermanos desde Oriente medio y ayudar a su hermana a salir de la Armenia soviética.

Hurgando en recuerdos propios y familiares, Magda Tagtachian reconstruye en Nomeolvides Armenuhi -editorial Sudamericana- la vida de una mujer que sobrevivió al genocidio de su pueblo y que, con amor y determinación, dedicó su vida a proteger y guiar a cada uno de los suyos.

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