El escritor y ex diputado por la Coalición Cívica –espacio que lidera Elisa Carrió- Fernando A. Iglesias llegó a Mar del Plata para presentar su último libro en el marco del ciclo Verano Planeta, que organiza el sello editorial Planeta y Franganillo Comunicación en el Hotel Costa Galana. Revista Leemos tuvo la oportunidad de charlar unos minutos con el autor de La década sakeada, un ensayo en el que se propone explicar por qué considera que los 12 años de gobierno de Néstor Kirchner y Cristina Fernández fueron una catástrofe.

En la introducción de este libro decís que no querés hacer un compendio de todos los grandes desmanes, por decirlo de algún modo, que cometió el Kirchnernismo… pero no lo lograste ¿Fue inevitable?

-No. Lo que no quería hacer era un libro de investigación periodística, en el sentido de investigación policial, no porque me parezca que no deba haber, sino porque pienso que ya los hay y buenos; lo de Wiñazki, Majul, Lanata, Alconada Mon, hay muchísimos libros que van rastreando los episodios de corrupción kirchnerista, mostrando como hicieron para robar y todo eso. Eso ya está y creo que la gente ya sabe. El problema acá es cómo fue que pasó. Me pareció importante mirarlo desde el punto de vista de los principios que invocaron, de las debilidades de la sociedad argentina que ellos supieron manipular como pocos, porque todos los defectos que tiene la sociedad argentina -y son muchos-, los Kirchner los tenían elevados a la enésima potencia.

Me pareció controvertida, por lo menos, la tesis que planteás sobre por qué permitimos que pasara esto que entendés como catástrofe y una de las respuestas que das es que los argentinos tenemos dos tendencias: nos dejamos llevar por discursos bonitos, por un lado, y por el otro tenemos una intencionalidad y una idea de que el estado nos tiene que dar todo. Son los dos fundamentos que pusiste…

-Si, yo hago el chiste de que los argentinos somos un pueblo de anarquistas que quieren que el estado los proteja. Porque somos anarquistas, nadie respeta ni los semáforos en rojo. Y, curiosamente, los anarquistas proponen la disolución del estado. Nosotros somos anarquistas pero queremos que el estado nos financie. Y eso no funciona muy bien, por eso la argentina está como está.  A los argentinos no nos gusta la realidad, no nos gusta mirar la realidad a la cara, siempre tratamos de mirar para otro lado, y entonces, somos víctimas fáciles para los vendehumo ¿no?

En algún punto hay fragmentos que me parecen peyorativos y hasta discriminatorios…  en alguna parte me pareció leer que tratabas a los votantes del kirchnernismo como personas con “capacidades diferentes”… esa terminología utilizaste.

-No, no he dicho eso. Digo, sí, que hay algunas personas que en la política parecen ser personas con capacidades diferentes. Y es muy raro esto porque es gente que en otros ámbitos razona bien. Yo esto lo veo mucho en Argentina y que es un problema serio. A muchos argentinos se les rompe el lavarropas y empiezan a evaluar todas las posibilidades, si se puede arreglar, cuánto sale uno nuevo, cuál es el mejor modelo, cómo conviene pagarlo. Llega el momento de votar y dicen “estamos en el año 95, estamos mejor que en la hiperinflación del 89”. Bueno, parece que lo que les importa es el lavarropas y no les importa el país. O creen que se pueden comportar con irresponsabilidad y comportarse como individuos con capacidades mentales diferentes para la política y son perfectamente conscientes y racionales en las cosas que les importan: el lavarropas. Y eso es algo indignante. Y ha pasado mucho en la argentina, no es algo nuevo original del kirchnernismo.

¿Pasa sólo en la Argentina?

-Todas las sociedades tienen sus oscilaciones pero este grado de locura es solo argentino. Eran todos menemistas y dos años después eran todos kirchnernistas hipercríticos del menemismo. Este grado de desmemoria a mí me asombra… El peronismo se pasó toda la vida diciendo “miremos el pasado porque las lecciones de la historia y los pueblos que no aprenden de su historia repiten sus errores”, el peronismo durante años nos torturó con la memoria, con la historia y qué se yo. Ahora nos dicen “miremos al futuro”… es una confesión de culpas.

De acuerdo a este libro y tu trayectoria como escritor ¿podríamos decir que para vos lo peor que nos pasó a los argentinos es el peronismo?

-No. Yo lo digo específicamente: lo peor que nos pasó en la Argentina fue la dictadura militar y el grado de locura que nos llevó a un genocidio. De eso no cabe duda. Eso fue lo peor, pero eso forma parte de un pasado que nadie cree que pueda volver. No me parece que esté en la agenda política argentina la posibilidad de que los militares tomen el poder y hagan un genocidio. Bueno, eso ya pasó. Ahora, ¿cuál es problema que tenemos? El peronismo.

Qué sentís cuando ves algunas encuestas que marcan a Cristina Fernández primera en la intención de voto en la provincia de Buenos Aires…

-Pero… dejame decir una cosa… yo también reivindico banderas del peronismo. Si me van a decir “justicia social”, yo también estoy a favor. Ahora, si me van a decir que en nombre de la justicia social dejó record histórico de pobreza… Del 89 al 2015 fueron gobiernos peronistas. De 26 años gobernaron 24… si nos quieren convencer que todo lo malo pasó en los dos años que gobernó el pobre de De La Rúa, que lo hizo muy mal…

Bueno, tampoco es que hizo gran mérito para que ahora lo reivindiquemos…

-No es cuestión de reivindicarlo, es cuestión de ser justos. Pobre De la Rúa porque le tocó una herencia tremenda, la que dejó Menem. Los argentinos nos tenemos que hacer cargo, porque a De la Rúa le pega todo el mundo. Y yo, la verdad, pienso: él estaba enfermo, recibió un país que le dejó Menem ya descuajeringado, que se caía a pedazos, en una recesión que no daba para más, endeudado hasta no sé dónde, con un plan de la convertibilidad que estaba agotado. Y la población argentina, pocos meses antes de 2001, las encuestas mostraban 80 por ciento de apoyo a la convertibilidad, y dos meses después salieron a la calle a prender fuego todo…

Pero también tenemos que reconocer que él hizo campaña diciendo “conmigo, un peso, un dólar”, entonces, podemos estar de acuerdo en que no fue un gran estadista, o como para que digamos “pobre tipo”: él estaba leyendo la realidad…

-Yo estoy seguro de que De la Rúa fue un político responsable. La Alianza y De la Rúa no lograron revertir una situación dramática que había dejado Menem y que el 80 por ciento de la sociedad apoyó casi hasta el borde del colapso. ¿Qué tenía que hacer para evitar el colapso? Tenía que salir de la convertibilidad. Y hoy, los mismos que dicen “qué bárbaro, De La Rúa, que no salió de la convertibilidad e hizo que nos fuéramos al abismo”, son los que ahora dicen “pero mirá el ajuste que hizo Macri”. El mal año económico que tuvimos en 2016 es producto de que Macri sí salió, salimos del cepo, salimos del default y pagamos consecuencias sociales y económicas inevitables por hacerlo. Sí, claro: estamos peor que el año pasado, pero no tenemos más cepo, no tenemos más default, la convertibilidad que dejó el kirchnerismo se fue… y tenemos una perspectiva razonable de que el país vuelva a crecer…

Se nos termina el tiempo pero tengo una última pregunta: Vos sos un gran reivindicador de las instituciones de la república. Hoy (lunes 16 de enero de 2017) se cumple un año de la detención de Milagro Sala… después de que el año pasado el propio gobernador Gerardo Morales dijera “No la voy a liberar” ¿Qué opinión te merece esto?

-La verdad es que no recuerdo que haya dicho eso… Te creo, es una barbaridad. Esa declaración es una violación del principio republicano. Pero la detención de Milagro Sala me parece ampliamente justificada, porque la ley prevé que cuando el acusado puede interferir con el proceso, la justicia tiene la obligación de evitarlo. Y yo creo que nadie puede tener la menor duda que con el grado de poder que Milagro Sala manejaba y maneja, más reducido, todavía, en Jujuy, puede interferir en el proceso. Está fuera de toda duda el grado de responsabilidad de Milagro Sala en lo que pasó en Jujuy. Y el gobierno, independientemente de lo que opine, no puede interferir con la justicia…

¿Creés que no hay interferencia?

-Sí, yo creo que el gobierno ha tomado una política que uno puede criticar pero es la única posible y es no interferir con la justicia. Al gobierno le caería muy bien que Cristina ya estuviera presa, no creo que alguien haya calculado que mejor esté libre así es candidata. La mejor publicidad para un gobierno que se llama Cambiemos, es que Cristina esté presa. Y no sucedió porque la justicia que tenemos y los jueces que tenemos son los jueces que tenemos. Bastante vergonzoso casi todo.

Este nuevo libro de Iglesias es una muestra más de la gran cantidad de literatura de análisis periodístico y político que en los últimos años proliferó a ritmo sostenido, de un lado y el otro de las tendencias ideológicas que parecen convivir en nuestro país y que se transparentaron en las últimas elecciones. En el caso de La década saKeada, se da a  través de una perspectiva sobre índices históricos y con un discurso encendido, cargado de adjetivos, sobre quiénes fueron, según él, Cristina Fernández y Néstor Kirchner y quiénes los votaron. La obra de un verdadero polemista.