El médico especialista en estrés y escritor, Daniel López Rosetti, en una nueva visita a la costa atlántica para ser parte del ciclo Verano Planeta destacó en diálogo con Revista Leemos que “nuestro país sigue siendo un país donde hay alegría, proyectos, hay familia, amigos y donde hay mesa. Puede sorprender afirmar que la Argentina es uno de los países más felices del mundo”. Y aclaró: “las personas logran el bienestar con lo que tienen a mano”.

En su libro Emociones y sentimientos, que se publicó en marzo de 2017 y que ya alcanzó la décimo cuarta edición, López Rosetti propone un análisis detallado sobre los aspectos emocionales de las personas y diferentes modos de reconocer esas sensaciones que muchas veces gobiernan nuestros actos.

El jefe del primer servicio de medicina del estrés de un nosocomio público, el Hospital de San Isidro, destacó que recibió “cosas muy positivas” entre las y los lectores de este libro. “Creo que tiene que ver con la temática y tal vez también con el modo de abordaje. Lo que trabaja el libro es muy motorizante porque invita a las personas a conocerse a sí mismas, a identificar emociones, sentimientos, algo que no lo tenemos reglado, normatizado, lo aprendemos casi a los ponchazos; y a conocer y reconocer las emociones y sentimientos de quienes nos rodean”.

Usted trabaja sobre lo que conocemos como Inteligencia emocional. En otras épocas habríamos considerado que eso es un oxímoron, porque se pensaba que ser inteligente no tenía nada que ver con las emociones, sino todo lo contrario. Sin embargo, en este siglo hablamos de que ser inteligente no tiene tanto que ver con comprender la regla de tres simple…

-En realidad, el fin último de las personas según Aristóteles era ser feliz y yo no tengo duda, como persona y como médico, que todas las personas buscamos el bienestar. El bienestar subjetivo percibido es en medicina lo que en términos populares se conoce como felicidad. Pero a estar bien no se llega con inteligencia matemática ni con razonamientos lógicos, ni con capacidad ejecutiva racional. La palabra Inteligencia Emocional tiene cada vez más expansión y es algo que a futuro voy a seguir abordando y más que inteligencia hay que pensar en la educación emocional.

¿En Argentina falta desarrollar esto de aprender a gestionar las emociones?

-Te diría que en todo el mundo. En general, pasa que el aprendizaje formal en el colegio se circunscribe a cuestiones importantes como la matemática, la geografía, lengua, historia, etcétera, pero la frase de Einstein que decía que educación es lo que nos queda después de haber aprendido lo que olvidamos en el colegio, es una buena frase. Porque lo formal se puede olvidar pero hay muchas cosas que forman parte de la formación de las personas que tiene que ver con el constructo de las emociones y sentimientos.

¿Cómo hablamos de gestionar las emociones, de aprender a trabajarlas, en un país donde necesitamos tres trabajos para mandar a los chicos a la escuela, para llegar a fin de mes, para sostener una calidad de vida razonable? ¿Cómo contextualizamos este tipo de abordajes de la vida cotidiana en un medio que nos es muy hostil?

-Es verdad que lo que la Argentina está viviendo desde hace muchos años es una condición de temor, de duda, de incertidumbre. Una tríada comportamental que genera condiciones y situaciones de estrés; y que eso va en contra del bienestar subjetivo percibido, es decir, felicidad. Pero también es cierto que las personas logran el bienestar con lo que tienen a mano. Y eso pasa en lugares mucho menos aventajados que nuestro país. Pasa en lugares donde hay guerras, donde hay necesidades reales. 

Sin embargo, si hacemos un corte transversal, lo veo en la calle, en las personas, en la experiencia hospitalaria: hay gente que objetivamente no debiera tener motivos para estar feliz y lo están, y al revés. Tiene que ver con nuestra percepción del mundo y percibir no es registrar la realidad sino que tiene que ver con nuestros propios procesos psíquicos.

Su pregunta sobre cómo ser felices hoy: se trata de vivir el presente, vivir el hoy, hay una cantidad de cosas que con inteligencia emocional nos desarticulan bastante de un entorno adverso. De hecho, hay mediciones internacionales sobre el nivel de bienestar subjetivo percibido, digamos felicidad, y Argentina está entre los primeros puestos. Puede sorprender afirmar que la Argentina es uno de los países más felices del mundo, según las mediciones más serias que hoy se realizan.

¿Quiénes hacen las mediciones?

-La compañía más importante desde la Segunda Guerra Mundial es Gallup, y el bienestar subjetivo percibido, el bienestar de las naciones, es algo medido entre los primeros países del mundo, e incluso empieza a haber intereses de gobierno sobre el tema. Es sorprendente, porque es obvio que necesitamos seguridad social, pero países como el nuestro como Paraguay o Uruguay están bien posicionados. Yo creo que eso es porque tenemos mesa y porque tenemos un teléfono para llamar a un amigo.

¿Tenemos que avanzar hacia la educación emocional?

-Es el tema de mi próximo libro. En nuestro país tenemos mucho para hacer en educación emocional. Las habilidades emocionales son las capacidades como la empatía, el entendimiento del otro o de uno mismo, la inteligencia interpersonal. Y la educación emocional es el desarrollo de las habilidades para expandir la inteligencia emocional. Lo cierto es que se pueden desarrollar y aprender.

@trianakossmann