“Cuida tus pensamientos: se convierten en tus palabras. Cuida tus palabras: se convierten en tus acciones.
Cuida tus acciones: se convierten en tus hábitos. Cuida tus hábitos: se convierten en tus valores.
Cuida tus valores: se convierten en tu destino”.
Con esta cita de Mahatma Gandhi comienza “Deslenguados” –editorial Albatros-, el libro que María Laura Dedé “vomitó” tras comprender que muchas palabras o frases que oía frecuentemente –en la verdulería, en la tele, en las escuelas o incluso dentro de las familias- le estaban “cayendo mal”.
Como resultado de ese proceso de autodepuración surgió un libro provocador, divertido y movilizador, en el que Dedé parte de preguntas aparentemente básicas –¿qué son las malas palabras? ¿por qué son malas? ¿qué es el mal?– para reflexionar sobre el poder del lenguaje, no solo como descriptor sino como creador de realidades.
La autora -quien abre su libro con dos mensajes: uno dirigido a los niños y niñas y otro a las personas adultas- aclara que las malas palabras muchas veces “están buenísimas” porque sirven para descargar la rabia o llamar la atención. “Es como subrayar con flúo lo que decís, o hacer las letras mucho más grandes en la computadora” compara la autora.
Sin embargo, también advierte que “hay que hacer un consumo responsable de ellas” porque dependiendo de qué tipo de mala palabra se esté usando se puede desde incomodar a la otra persona hasta herirla, ofenderla o algo “mucho peor”.
“Demostrado: las palabras tienen vida. Nacen, crecen, se transforman y…
tienen la capacidad de lastimar” dice Dedé.
Para contribuir a ese uso responsable del lenguaje, la escritora e ilustradora de cuentos para niños realizó una exhaustiva investigación del universo de “las malas palabras” y las categorizó de acuerdo a lo que podría denominarse su “capacidad de daño”.
El resultado es un libro que, visto con ojos infantiles, resultará divertido y útil, dado que entre mala palabra y mala palabra –de esas que todos alguna vez hemos buscado en el diccionario- aparecen consejos útiles, cómo defenderse ante insultos en las redes sociales o la sección en la que se advierte que las peores “malas palabras” son las que constituyen delitos sexuales, es decir cuando “alguien le dice algo al otro para forzarlo o incitarlo a hacer algo que el otro no quiere, en especial cuando son los adultos los que se lo dicen a los chicos”.
Si quien lo lee es una persona adulta, recibirá un llamado de atención. “Tenemos una responsabilidad hacia quien nos dirigimos y hacia todo aquel que nos escucha, pero especialmente con los chicos –afirma la autora-. Si les hablamos gritando, ellos aprenderán a gritar. Si los insultamos, ellos insultarán. Si los humillamos o les faltamos el respeto, eso harán ellos… consigo mismos, primero, y después con los demás”.
Sin embargo, la mirada de Dedé no es acusatoria sino constructiva. “Cada uno de nosotros no solo somos, sino que también vamos siendo” dice para luego agregar que tenemos “la capacidad cambiar”, de “desandar lo que escuchamos en nuestras propias infancias y lo que venimos diciendo nosotros, incluso hasta ahora, para crear nuevos vínculos que nos hagan sentir mejor a nosotros y al otro, que es merecedor de nuestro respeto”
En otras palabras: “Deslenguados” es un libro visceral a través del cual María Laura Dedé realiza un valioso aporte al proceso de deconstrucción y reconstrucción de cada persona a partir de la experiencia lingüística. Una vez leído, estará en cada uno decidir si utilizará el lenguaje para “alimentar un amoroso universo de contención… o el desierto del espanto”.
@limayameztoy