Recibí Estimado señor M como tardío regalo de cumpleaños. Hacía tiempo que tenía ganas de leer algo del autor de La cena y Casa de verano con piscina pero por una razón u otra nunca lo concretaba: o me faltaba terminar alguna saga, o me regalaban otro libro o simplemente me dejaba conquistar por algún otro escritor o escritora.

No recuerdo haber comentado estas circunstancias con la persona que finalmente me lo obsequió, por lo que su elección fue tan inesperada como agradecida por mi parte, aún antes de comenzar a leer el libro. Y como ahora que ya lo leí estoy aún más agradecida, creo que es más que atinado escribir estas líneas: si tienen que hacer un regalo, el holandés Herman Koch es más que recomendable. Y ahora les explico por qué.

En primer lugar, porque es un libro que gira en torno un misterio. Y prácticamente no conozco persona que se resistan al atractivo de un misterio bien planteado. En este caso, una desaparición (que podría o no ser un asesinato) ocurrida cuarenta años atrás y que significó una bisagra en la vida de muchísimas personas.

En segundo lugar, porque se trata de una crítica durísima hacia el mundo editorial en general y a los escritores en particular, a quienes Koch describe como seres egocéntricos, egoístas e inescrupulosos, capaces de hacer cualquier cosa –incluso tergiversar la realidad y destrozar vidas de terceros- con tal de alcanzar la fama o incrementar sus ventas.

Y en tercer lugar, porque es un libro muy bien escrito, que combina descripción con reflexión y acción, lo cual convierte su lectura en un verdadero placer.

De qué se trata

La historia comienza cuarenta años atrás, cuando un profesor de secundaria –Jan Landzaat- que venía de mantener un amorío con Laura, una de sus alumnas, desaparece tras visitar a su ex amante y su nuevo novio en una cabaña alejada a la que habían ido a pasar unos días de vacaciones.

Aunque el cuerpo de Landzaat nunca aparece, la condena social recae sobre la joven pareja, principalmente tras la publicación del libro Ajuste de cuentas, escrito por el enigmático señor M, quien parece encontrar en el caso (o más precisamente, en su propia versión de los hechos) el trampolín hacia la fama.

Un Herman adulto y obsesionado por su vecino escritor -y  verdugo- será el principal recurso que utilice Koch para relatar la historia, aunque no será el único: a lo largo de más de 400 páginas, el autor irá haciendo innumerables cambios de voces como viajes en el tiempo –desde un presente impreciso hasta un pasado cercano, otro aún más lejano e incluso un potencial futuro-, lo que no sólo le permitirá abordar los hechos desde diferentes perspectivas sino también jugar con la mente de sus lectores, como si su objetivo fuera confundirlos e, incluso, engañarlos.

El libro tiene, por supuesto, algunos puntos débiles. Quizás uno de los más importantes desde mi punto de vista sea el tratamiento algo sexista de las mujeres, no solo cuando el contexto histórico es el siglo pasado sino también en el presente.  Otro punto débil es la falta de cierre del relato desde la perspectiva de los distintos personajes que en algún momento fueron utilizados para llevar adelante el relato, lo que produce una sensación de final inconcluso, como si a la historia le faltara algo.

Más allá de estos detalles, se trata de un libro excelente, de una complejidad admirable, que atrapa y entretiene al mismo tiempo que impulsa a la reflexión.

Altamente regalable tanto a adultos y adultas lectores y hasta algún adolescente con inquietudes.