El historiador y escritor Felipe Pigna abrirá este miércoles el ciclo de charlas Verano Planeta, que se llevará a cabo durante los meses de enero y febrero en Mar del Plata y en Pinamar, con la presencia de referentes de diversos géneros. Será a las 21 en el Salón del Hotel Costa Galana con entrada libre y gratuita hasta agotar la capacidad de la sala.

Llega para presentar los dos volúmenes de Mujeres Insolentes de la historia, editados por Emecé, en los que aborda diferentes aspectos de la vida de 29 mujeres –en cada entrega- con un registro adecuado a niños, niñas y adolescentes: “el libro surgió por mis visitas a distintas escuelas. Las chicas y los chicos me preguntaban de donde venía la oleada feminista, si había una historia y cuál era la historia de la lucha de las mujeres. Por eso me pareció interesante hacer un libro destinado a ellos pero no solamente a ellos, sino al público al general, con un lenguaje más accesible, más amable, con ilustraciones de Augusto Consthanzo, que fue un trabajo muy lindo de hacer. Yo iba  escribiendo y le iba contando a él las características de estas mujeres y era un ida y vuelta muy interesante durante el proceso de producción del libro”.

Antes de sumergirse nuevamente en el verano marplatense, el escritor charló con Revista Leemos sobre estos dos libros.

Me imagino que el proceso de selección debió considerar a las muchas mujeres que no pudieron sortear el recorte machista de la historia, pero supongo que debe haber escaso material para permitirte salir un poco de lo que ya sabemos de las más conocidas y de los hechos más conocidos de su historia. ¿Cómo elegiste a estas mujeres?  

-La idea es corrernos de esa sentencia machista que dicta que detrás de todo gran hombre hay una gran mujer, como que la aparición de la mujer tiene que estar determinada por un hombre y fui eligiendo estos personajes, algunas conocidas, otras no. Son muy diversas, distintas formas de insolencia, por llamarlo así, de distintos rubros.

Hay insolencias que hoy nos parecen nimias, pero que en su momento fueron muy fuerte como la de Cecilia Grierson, nuestra primera médica que se atrevió a estudiar medicina siendo la única mujer en la facultad y sufriendo el bullying de sus compañeros y el desprecio de los profesores machistas. Imaginate que en el primer examen que le toman inscriben en el acta algo como “conste que le estoy tomando examen a un ser inferior”, por ejemplo. Cecilia fue una mujer muy importante dentro de la medicina argentina pero también fue una gran luchadora feminista. Ella convocó al Primer Congreso Femenino Internacional que se reunió en Buenos Aires, así que además de ser una gran médica, también fue una de las pioneras del feminismo en Argentina

Muchas de las mujeres que elegiste no aparecen planteadas desde el punto de vista del ideal de mujer construido, donde se impone que hay una sola forma de ser mujer y es ser buena, dulce, buena madre y todo lo que eso conlleva. Y de hecho, presentas a algunas que son bastante controvertidas,  pero todavía nos cuesta mucho corrernos de ese lugar. ¿No te parece?

-Sí, es muy interesante porque ahí está la mirada patriarcal. ¿Qué esperamos que haga una mujer? Que se realice como madre… eso es tremendo y se repite mucho y, de hecho, hay toda una literatura previa: Aristóteles decía que la mujer es un hombre incompleto, y viene después toda esa educación del vacío donde se le dice al nene que él tiene pito y la nena no tiene nada. Hay una incompletitud, donde la mujer se completa en pareja y en familia. Es ese concepto patriarcal y es contra el cual la mayoría de estas mujeres que aparecen en estos dos libros lucharon, una forma de pensar, de sentir, de creer y de ver el mundo. Si hoy es difícil, imaginate hace 200 o 300 años, donde lucharon algunas de ellas para acceder al conocimiento, poder estudiar o poder hacer lo que querían.

Nadie nace feminista cuando vivimos en un sistema patriarcal. ¿Cómo fue tu propio recorrido hasta llegar a esta mirada?

-Tuvo mucho que ver con mi historia. Yo tengo tres hermanas así que en mi familia siempre hubo una presencia femenina importante que me hizo conocer ese mundo y respetarlo, como un mundo distinto, con necesidades distintas y derechos distintos. Y después, cuando empecé a estudiar historia, lo empecé a ver de otra manera.

Cuando escribí Mujeres tenían que ser (Booket)en 2011, me metí mucho con el tema de género y la historia de las mujeres, con mujeres que reclamaron siempre su lugar. En más de dos mil años nunca hubo una idea de renunciar a la conquista de los derechos. Al contrario, y todo ello en un mundo donde se les negaba permanentemente y donde se les decía que su lugar era el hogar -el hogar literalmente: el fuego, la casa, el cuidado de la cría, el ámbito doméstico. Aun con todo lo que eso significó también para el hombre: el embrutecimiento y la pérdida de espacios de vida, de posibilidades. Por ejemplo, perder la paternidad. Durante mucho tiempo, perdió su misión de padre, era simplemente el proveedor y no podía disfrutar de sus hijos porque todo lo que tenía que ver con la crianza era parte de la mujer, se desligaba con orgullo y con placer porque quedaba ligado a otras tareas. Pro en ese transcurso el hombre se perdía de acompañar a sus hijos, criarlos, llevarlos a la escuela, saber qué les pasa, todas cosas que el hombre contemporáneo lo va saboreando y se va dando cuenta de lo que implica no estar presente, no solo como un deber,  sino también por placer, por lo que implica la paternidad, la maravilla de ser padre, hablar, acompañar a tus hijos, criarlos en conjunto con la madre si está o en soledad, o como se pueda con las distintas formas de familia que hay en la actualidad.

Ya empezaste con la ronda de entrevistas sobre estos libros y me interesa saber qué te preguntan respecto de tu mirada, tu recorte, los roles múltiples que tienen las mujeres en la historia, incluso en este momento actual.

-Hay de todo, depende de quién me haga la pregunta. Hay preguntas que denotan asombro sobre lo que han hecho las mujeres, otras que tienen que ver con el orgullo de que esto haya sido así. En general, hay muy buena recepción de que tengamos estas historias y podamos recuperarlas, es un libro que ha sido muy bienvenido, salvo por los sectores más reaccionarios que no quieren que se hable de esos temas, pero es algo que nos tiene a la mayoría sin cuidado.

Si, hasta que terminan ganando elecciones…

-Ese es un problema, pero es algo que nos excede en algún punto. De todos modos, yo aspiro a que ya no tengamos que escribir libros sobre mujeres, aspiro a que se incorporen finalmente a lo que llamamos La Gran Historia, que nunca terminamos de saber qué es pero se supone que es la historia de una nación y por ahora tenemos que seguir escribiendo libros de género, porque las mujeres siguen ausentes en la historia de la academia, en la de los manuales, donde se las nombra como curiosidad o como elemento decorativo. Me parece que va a empezar a ocurrir, se va a tener que incorporar porque esta llamada oleada -yo no creo que sea una oleada, porque la ola pasa, levanta pico y cae, y yo creo que es un movimiento que llegó para quedarse-, está determinando muchas cosas, está marcando agenda, de alguna manera está provocando  una mirada progresista en muchos términos.

Hay que saber que la idea de la caída del patriarcado lleva, no solo una forma de ver cosas como la propiedad, el discurso, la discriminación, sino otras que tienen que ver con la clase y el poder. El patriarcado es sostenido por una determinada clase y un determinado modelo de poder.

@trianakossmann