Errantes es la cuarta novela de Florencia Etcheves. Editada por Planeta, esta nueva historia tiene como protagonista a Carmen Hidalgo, una periodista de televisión que hace equipo con su productor para desentrañar una compleja trama, la misma que comienza a perfilarse por una foto hallada en la casa de su madre con una misteriosa frase escrita en el dorso.

Es el primer paso para desandar el camino de un nuevo thriller de esta autora que hace ya varios años dejó su propio trabajo como periodista de policiales en la televisión por cable argentina para dedicarse de lleno a la literatura.

Etcheves estará este jueves en el Museo MAR a partir de las 20 para charlar con Martín Kobse y el público en general en el marco de Verano Planeta, el ciclo que durante el mes de febrero tiene una agenda de charlas destacadas en ese espacio.

En Errantes, la escritora logra un ritmo vertiginoso donde la acción se sucede en diferentes escenarios y, a medida que van avanzando los capítulos, la red de crímenes se vuelve compleja y tensa: “Yo sé dónde empieza y qué es lo que le va a pasar a cada uno de mis personajes –explica-, armo la estructura de los arcos dramáticos de cada uno, pero me gusta ir dividiendo esos arcos, básicamente porque me aburre escribir muchos capítulos seguidos de la misma persona. Le termino perdiendo el tono, no me divierte, entonces me gusta ir cambiando. Como si fuera un foco en donde ilumino un rato a un personaje y lo dejo allí en una situación complicada, y de repente ilumino a otro. Así voy cortando los arcos dramáticos de cada uno”.

En esta novela cambiaste la perspectiva de la investigación. Venías trabajando un registro más policial, donde la dupla investigadora eran, justamente, dos policías y ahora estamos hablando de un par de periodistas. ¿Por qué decidiste plantear este giro?

-Yo tenía ganas de dejar descansar un poco a Juanes y Manuela (los personajes de Cornelia), y me pasó que después de que se filmara la película Perdida, pensar en Manuela era pensar en Luisana Lopilato y eso me condicionaba un montón. Si quería hacerle cosas horribles a Manuela se me aparecía Luisana embarazada y con sus niños y no podía tener la libertad (risas), la pensaba todo el tiempo. Entonces decidí dejarla descansar un poco y abrir otro personaje que estuviera fuera de la saga.

¿Te resultó cómoda la identificación?

-No, la puse como periodista muy a mi pesar, en realidad nunca tuve ganas de escribir sobre una periodista. De hecho, yo tengo la mitad de esta novela escrita con una Carmen Hidalgo actriz, no periodista. Pero me pasó que me despertaba todo el tiempo en el proceso de escritura sintiendo que no era esa la profesión que tenía que  tener, porque me parecía que una actriz a lo mejor no tiene la suficiente curiosidad como para, si encuentra una foto y se da cuenta de que hay algo extraño, llegar hasta el final. Me parecía que no funcionaba como actriz. Entonces, decidí cambiarla.

¿Y cómo llevas el resultado?

-Es que me parecía que el hecho de que ella fuera periodista me resultaba un poco como la literatura del yo. No me divertía, pero también sentí que actriz no podía ser. Convertí toda la novela, la cambié a esa actividad, me parecía que Carmen funcionaba mejor en ese lugar, y después se publica la novela. Y ahí empecé a darme cuenta que como actriz funcionaba espectacular también (risas). Y que en realidad el tema era mío, porque yo empecé a escribir esta novela cuando todavía estaba trabajando en TN y la terminé de escribir cuando ya estaba fuera de TN. Hoy me parece que tiene que ver con una suerte de despedida después de trabajar más de 24 años como periodista. Pero igual, en algún momento, haré una protagonista actriz.

¿Te imaginas escribir una novela que no sea policial?

-Me imagino…  me imagino con un dolor de cabeza y unos nervios tremendos, porque el género policial es mi universo, el universo que transité toda mi vida, me resulta fácil. Me llamaron hace un par de años para una antología de cuentos de amor y desamor. Habían convocado a un montón de autoras de novela romántica fabulosas. Y yo les digo ‘no es mi tono, yo no sé escribir de amor, a mí la gente se me muere. La gente está en mis novelas tratando de salvar su vida, no tiene tiempo de hacer regalos de San Valentín’. Y me insistieron, me animé y es el único cuento de toda la antología donde hay un asesinato. (Hace falta que te diga. Relatos de amor imposible, editado por Emecé)

La literatura y la deconstrucción

Desde su lugar en el periodismo y en la literatura, Florencia Etcheves es una de las iniciadoras del movimiento #NiUnaMenos y mantiene una activa participación en redes sociales y otros espacios públicos dando el debate sobre las diferentes formas de violencia contra las mujeres.

Dentro de este gran movimiento feminista que nos atraviesa, donde tratamos de evidenciar el sistema de opresión patriarcal, ¿te parece que el arte en general, y la literatura en particular, tiene que dar cuenta de todo eso?

-Sí y no. Me parece que si todos nos tenemos que encolumnar detrás de una lista de lo que se debe hacer y lo que no, se termina cortando la libertad de acción de los personajes y todos los personajes serían dignos morales y harían todo lo que tienen que hacer. Y no hay nada más aburrido en la ficción que eso. En la ficción tiene que haber amorales, tiene que haber malos, porque si no el héroe, ¿contra quién pelea?

Lo que sí me parece muy interesante es plantearnos los roles de los personajes femeninos. Muchas veces los personajes femeninos hablan durante toda la películas o durante todo el libro de dos temas: los hijos y los tipos. Y me parece que las mujeres tienen mucho más de qué hablar y mucho más para contar, entonces es necesario repensar un poquito eso: los personajes femeninos que contamos.

Es un poco inevitable esto, porque me parece que ese tipo de personajes femeninos dejan de ser atractivos. Aburre que la mujer siempre esté esperando ser salvada…

-Totalmente, te queda lejos de tu universo, te queda viejo. Por supuesto que hubo novelas que hace años eran así y hoy las lees y te dan ternura porque vamos cambiando. Sí me parece que las historias, para que sean empáticas, tienen que reflejar el mundo en el que vivimos.

¿Lo ves como una especie de responsabilidad?

-No, yo creo que los escritores y las escritoras tenemos la responsabilidad de escribir lindas historias, pensadas, bien armadas, hechas con tiempo y con cariño, porque es una manera de no faltarle el respeto al que está del otro lado y que le cuesta muchísimo ahorrar los pesitos para comprar el libro, con lo caro que están. Es en respeto a esa persona.

En el encuentro de este jueves -que es con entrada gratuita hasta agotar la capacidad de la sala- la escritora profundizará en estos y otros temas y adelantará algunos detalles de su próxima novela, la misma que espera terminar para este año y en la que, claramente, continuará explorando su universo en torno al género policial.

@trianakossmann