Por primera vez, la politóloga y escritora María Florencia Freijo forma parte de las charlas del Ciclo Verano Planeta que este año se realiza en formato virtual, a través del canal de Youtube de la editorial.

La autora presenta su segundo libro, titulado (Mal) educadas, donde recorre la historia de la conformación de algunos de los principales estereotipos que perpetúan la desigualdad entre hombres y mujeres, pero a medida que va hilvanando los conceptos y las historias, también da cuenta de muchas de sus experiencias personales en las que su propia educación se vio signada.

En diálogo con Revista Leemos, poco antes de que se emita la charla de presentación –en la que interactúa con el periodista Nino Ramella en una producción de Franganillo Comunicación- la autora de Solas (aun acompañadas) no deja de sorprenderse por el proceso de reeducación que estamos llevando acabo las mujeres y que considera necesario profundizar para lograr una real igualdad.

“Hace 50 años no podíamos trabajar en libertad, hace menos de 100 años teníamos que pedir permiso para trabajar o nuestro dinero lo administraban el marido”, dice con voz cansada pero elocuente a través del teléfono y continúa: “La cantidad de cosas que hemos logrado, a pesar de la desigualdad es infinita. Pero nos siguen discriminando y cada vez de una manera más sutil”, cuenta. Esto es algo de lo que recupera en este libro que escribió a lo largo del año 2020.

¿Cómo fue la experiencia de escribir este libro en pandemia?

-Como cualquier trabajo, en pandemia se dificultó por la simultaneidad de tareas que había que desarrollar. Ahí entraban todos los roles de género: ser cuidadora, ser educadora, y también ser sostén emocional porque tras que una está movilizada porque no ves a tus afectos hace un montón, porque no tenés un horizonte, no sabés cuando se termina… gestionar emocionalmente eso en una ya es difícil, imaginate lo que es con un nene de 8 años, así que fue complicado. Pero, por otro lado, también puso en carne viva todo lo que escribo, porque todo lo que escribo tiene que ver con el destino que tenemos de cuidadoras. La pandemia, sin dudas, recrudeció y dejó en evidencia más que nunca esa cara.

Me interesaba lo que planteas sobre la carga emocional en este libro y pensaba en cuánto también esa carga mental se hace insoportable cuando existe el riesgo de un embarazo no deseado.  Imagino que la reciente legalización del aborto puede venir a alivianar un poco eso, entre las muchas otras dimensiones que tiene el tema. ¿Vos cómo lo ves?

-Son muchas las aristas, pero creo que la cuestión de los derechos sexuales y reproductivos va más allá de la carga mental y tiene que ver con alivianar la falta de libertad en nuestro ejercicio de la sexualidad. Sin lugar a dudas alivia la carga mental al entender el miedo cuando estamos desarrollando nuestra parte sexual. Hay que saber que a temprana edad aparece el deseo, pero aparece también el miedo, porque sabemos que nuestras relaciones sexuales -por el sólo hecho de ser mujer- estaban inscriptas en el Código Penal. Eso es tremendo desde la subjetividad social. Así que creo que es una conquista que va más allá de la cuestión meramente del aborto o de estar aliviadas desde la carga mental, porque reconfigura realmente en el imaginario una nueva manera de ejercer la libertad.

¿Para quién o quiénes escribiste (Mal) educadas?

-Escribo para que las mujeres (y ojalá que también los hombres) puedan entender de dónde venimos y por qué muchos de los cuestionamientos que nos hacemos, los hacemos desde un lugar del sesgo de género y del estereotipo de género que nos termina poniendo en un lugar de desventaja. Yo quiero que las mujeres recuperemos la potencia que nos han sacado hace siglos, y creo que una de las maneras de recuperar esa potencia es la reeducación.

El libro se llama (Mal) educadas y podría incluir a los (mal)educados en su título, también. ¿Qué tipo de devoluciones recibiste sobre este libro por parte del público masculino?

-Creo que los hombres llegan a mi libro a través de las mujeres, lo cual ya es bastante sintomático de la falta de interés que tienen para entender la situación. Mi pregunta de base es ¿A qué hombre estamos amando que, sabiendo la desigualdad que vivimos las mujeres, siguen sin involucrarse en esta situación y ver qué parte de responsabilidad tienen ellos, que no les interesa lo que pasan sus hijas, sus madres, sus esposas, sus amigas? ¿A qué hombres estamos eligiendo? Siempre tienen una excusa, entonces estos hombres que llegan a mi libro por otras mujeres que son pedagogas emocionales. Me mandan las fotos, me cuentan que debaten ciertos temas en la mesa. Eso me encanta, pero me encantaría más que los hombres mostraran más ímpetu para acercarse a estos temas. Por ahora me conformo con que accedan a la lectura y que se encuentren que hay cuestiones que los interpelan y que les interesan un montón, porque en mi libro yo hablo de como están educados los varones, no es un libro para mujeres.

Supongamos que la ley del aborto se hace realidad de manera justa y se garantiza que el derecho en todos los hospitales de la Argentina, ¿Cuál dirías que tendría que ser el futuro de la lucha feminista o el próximo paso del movimiento en Argentina, que ha sido pionero en la región?

-Creo que lo primero es que todas las provincias tienen que estar adheridas a la ley de Educación Sexual Integral, generar un observatorio dentro del Ministerio de Educación que pueda efectivamente revisar las currículas para que la ley de ESI se haga efectiva y real.

Hace falta una reforma federal en cuanto a lo que son los mecanismos de recepción de las denuncias por violencia de género: hacer un conteo exhaustivo y evaluar cómo funciona y se articulan entre sí las instituciones.

También necesitamos un diagnóstico: Argentina es un país que genera políticas públicas sin diagnóstico, y esto es el abc del diagrama de una política pública. Me preocupa bastante y, a veces, el movimiento feminista va tirando manotazos, tratando de ir a la capa, porque obviamente no podemos con todo. Pero, la verdad es que las redes de mujeres que tiene que estar moviendo todo esto no somos tantas como nos gustaría, con todos los cambios que hay que hacer. Y, encima, estamos bastante quebradas internamente por posicionamientos políticos y partidarios, lo hace todo más complicado. Pero yo creo que va a seguir creciendo y va a ser imparable.

¡Y hay tanto por hacer!

@trianakossmann