“Un terremoto fractura el presente, quiebra la perspectiva, remueve las placas de la memoria”. El señor Watanabe, sobreviviente de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, hace esta reflexión tras esquivar a la muerte una vez más, durante el terremoto y posterior tsunami que afectó a Japón, en 2011, provocando el denominado “accidente de Fukujima”.
Será de la mano de este hombre ya anciano, radicado en Tokio tras una vida nómade, que Andrés Neuman -escritor argentino radicado en España- llevará a sus lectores y lectoras de recorrido por la historia reciente de cuatro sociedades -francesa, estadounidense, argentina y japonesa- con un denominador común -y verídico-: el haber estado involucradas en la producción de energía atómica en algún momento de su historia.
Para describir a cada una de esas culturas, así como sus aciertos y desaciertos en materia política, económica y ambiental, Neuman apelará a Jorge, un periodista que, cual artesano de la memoria, irá entrevistando a cuatro mujeres con las que Yosie Watanabe tuvo una relación sentimental en algún momento de su vida.
Los testimonios de esas cuatro parejas sentimentales -que Neuman aprovecha para realizar un simpático juego lingüístico-, ensamblados mediante lo que podría llamarse un kintsugi literario –técnica japonesa consiste en reparar las fracturas de los objetos con resina de oro- irán rearmando la historia no solo de Watanabe sino de la época en que le tocó vivir. La pieza terminará de completarse con las experiencias del propio Yosie, quien -en uno de los pasajes más bellos y profundos de la narración- iniciará un viaje de reencuentro con una dama a la que cree haber desairado décadas atrás: la muerte.
El resultado de este ensamblaje de voces, culturas y países –realizado tras un proceso de investigación elogiable por parte del autor- es un conjunto oscuro, muchas veces de un dramatismo aplastante, pero que también sabe encontrar las cuotas de luz y hasta de humor necesarias para seguir siendo bello.
“Nada ocurre en un solo lugar” plantea desde el comienzo Neuman. Y su novela, tan ambiciosa como poética y reflexiva, lo confirma: quien lea “Fractura” -editorial Alfaguara-, sea de la nacionalidad que sea y hable en el idioma que hable, se someterá a un terremoto emocional del que solo saldrá indemne sometiéndose a un minucioso kintsugi interno.
@limayameztoy