La escritora Gabriela Urrutibehety acaba de publicar su nueva novela, Mecanismo de relojería, a la que define como “un policial con un toque de fantástico”, por Editorial Gogol y con contratapa a cargo de Marcial Gala.
Se trata de una historia que se desarrolla en el ficticio pueblo de San Augusto, una localidad balnearia como podría ser cualquiera de la costa bonaerense, pero donde los misterios en torno a un mítico elemento se desenvuelven en un plano apasionante: el mecanismo de Antiquitera, lo que puede ser considerado la primera computadora.
La autora de recordadas novelas policiales como Con la muerte a cuestas y La banda de los seguros: discreta geografía criminal -que además es periodista y profesora-, esta vez construye el suspenso alterando los tiempos de la narración y los planos de la ficción, creando un dispositivo muy preciso.
Como la novela se lanzó en estos tiempos de pandemia y aislamiento, la presentación se realizará de manera virtual el próximo 5 de septiembre a través de la plataforma Zoom.
En diálogo con Revista Leemos, Urrutibehety contó que realizar un lanzamiento en este momento le resultó muy difícil, pero que, sin embargo, se sorprendió por “la inmediata respuesta de la gente: delivery mediante, se vendieron muchos libros en muy poco tiempo. No hace un mes que está en la calle y ya ha encontrado muchos lectores (muchísimos, para los cánones de venta de las editoriales independientes). Varias personas me dijeron que la cuarentena les había generado una voracidad de lecturas, por lo que comprar libros había pasado a ser para ellos una necesidad: tal vez esto lo explique”.
¿Qué tipo de devoluciones recibiste en estos primeros días desde su salida a la calle con este libro?
-Los primeros lectores que me han escrito han resaltado que no lo podían dejar de leer, que tenían que llegar al final con urgencia: eso es bueno porque para el género policial es una exigencia a cumplir. Otros han marcado la sorpresa que les genera el final y otros, la composición fragmentaria y la forma en que se hilvana la historia.
-En Mecanismo de relojería trabajaste diferentes niveles de la ficción, un personaje que cuenta una historia sobre cómo contar una historia y, por otro lado, una historia que aparece, en realidad, como contándose sola. ¿Cómo fue definir esta estructura narrativa y qué desafíos te presentó llevarla a cabo?
-Pensé la estructura de esta novela viendo las reproducciones del mecanismo de Antiquitera, ese conjunto de gran cantidad de piezas que se reconstruyó a partir de pequeños fragmentos hallados en un naufragio y que, pese a datar del siglo II a C, es considerada la primera computadora. Además de formar parte de la historia que se narra, me dio la clave de la estructura. La idea que me rondó todo el tiempo mientras la escribía es la de una historia que se reconstruyera desde restos de diferente tipo y tamaño. Por eso aparecen fragmentos narrados en distintos tiempos, por distintos narradores e incluso textos poéticos que son la traducción de las instrucciones de uso que tenía el mecanismo original. Ese fue un desafío: transformar en poesía un texto absolutamente funcional. Y el más grande de todos los desafíos fue tratar de que todos los fragmentos encajaran correctamente y permitieran armar el mecanismo de la historia narrada.
-San Augusto es un poco todos los pueblos balnearios de la provincia, digamos, donde -como dice uno de los personajes de Mecanismo… “hay que estar un poco desesperado o ser un poco delincuente para llegar a vivir”. ¿Qué es lo que te atrae de este tipo de ambientes desde el punto de vista narrativo?
-Me atrae que sea un lugar pequeño donde todos se conocen, donde todos saben todo de todos, incluso aquello que no se puede decir. Un pueblo es, para la ficción, un laboratorio donde observar las diferentes facetas de la vida humana y ponerlas a interactuar. Un lugar donde nadie es demasiado malo ni demasiado bueno. Y donde los silencios hablan más fuerte que las palabras.
-¿Te parece que la tarea de contar también necesita de esa “paciencia de relojero”, donde hay que hacer encajar todos los engranajes para que el mecanismo funcione? ¿Una novela tiene que ser como una pieza de relojería?
-Sí, absolutamente. Tienen que encajar las piezas grandes y las pequeñas, los dientes de los engranajes y los tornillitos que los sostienen, los ejes centrales y los secundarios. Y claro que todo esto requiere trabajo artesanal sobre cada palabra, sobre cada sílaba, sobre cada punto y cada coma. Por lo tanto, como vos decís, es imprescindible una “paciencia de relojero” y la conciencia de que el producto nunca está del todo acabado.
Presentación cruzada
Dada las condiciones actuales, la presentación del libro Mecanismo de relojería se llevará a cabo de manera virtual a través de la plataforma Zoom. Será un evento de presentación doble donde además el autor Fernándo López se referirá a su nuevo libro, Lo implacable.
También participará el escritor y editor Javier Chiabrando, referente de la Editorial Gogol, y su colega, el reconocido escritor cubano Marcial Gala.
La propuesta será el 5 de septiembre a las 19 y podrá seguirse a través de la reunión de Zoom ID: 89732209087; Contraseña: 318068 o bien a través de Facebook Live en la cuenta de Entrelíneas.info.
@trianakossmann