Un día más en este verano atípico en Mar del Plata. La radio en el auto dice que ya son 30 grados de temperatura, lo que explica la cantidad de gente en la playa y los estacionamientos en doble fila en la zona de la costa, sin luces de pare y con “trapitos” acalorados corriendo de un lado a otro (Eso sí es típico).
Se hace la hora de hablar con Hugo Alconada Mon, el periodista y escritor que este año presentó un nuevo libro en el Ciclo Verano Planeta, pero además del caos de afuera, el tránsito imposible y la locura pandémica que todo lo trastoca, también el teléfono se niega a funcionar, las aplicaciones no reaccionan, pasan los minutos y, como todo a mi alrededor, se vuelve ensordecedor.
Cierro las ventanillas, me paso al asiento de atrás para buscar un poco de intimidad. Encuentro una solución alternativa, un poco incómoda, pero mi interlocutor se adapta, comprende y me espera. Ofrece probar y volver a empezar si es necesario. Tal y como titula su libro, Pausa -sin dudas, totalmente atípico para el estilo de su obra-, nos detenemos un momento, logramos abstraernos de los ruidos de la calle y el frenesí veraniego y nos tomamos el tiempo para charlar, pensar e intercambiar opiniones, sensaciones.
Mi mejor forma de empezar, a esta altura de mi tarde accidentada, es consultarle si durante alguna de las más de cien entrevistas que realizó para la serie del Diario La Nación, algunas de las cuales forman parte del libro que nos convoca, tuvo algún problema de conexión que lo descolocara como a mí ahora. Me cuenta de dos situaciones, la última le resulta particularmente ridícula: “Se me cortó la conexión mientras entrevistaba a Jaron Lanier, quien se considera el padre de la realidad virtual, uno de los grandes gurúes de internet”. Nos reímos, me tranquilizo y me entrego a la charla como si realmente ahora sí todo estuviera bien.
Pausa es un libro que reúne 25 entrevistas a diversos referentes de la ciencia, el arte, la política y la economía a nivel mundial sobre cómo sobrellevar y qué esperar para la humanidad una vez que pase la pandemia del Coronavirus.
“Como vos y yo sabemos -me dice Alconada Mon- del crudo de la entrevista lo que finalmente sale es un porcentaje muy pequeño, entonces lo que yo veía es que estaba entrevistando a genios y genias para que después saliera en el diario un tercio del material. Sentía que era un desperdicio. Por eso propusimos incluir en el libro la versión completa de las entrevistas”, agrega.
El autor de La Piñata y La Raíz, entre otros, cuenta que, de las cientos de entrevistas que realizó para el matutino, buscó finalmente “combinar hombres y mujeres que vinieran de todos los continentes y que ofrecieran visiones complementarias desde la política, la economía, el arte, la escritura y tanto más, con miradas distintas. Hacer una suerte de mosaico de opiniones. Que hubiera optimistas, pesimistas, los que ven un escenario de oportunidades, los que ven un escenario distópico, los que consideran que esto es un punto de inflexión, los que consideran que no, etc”.
A medida que iba avanzando en la lectura veía que muchos de tus entrevistados y entrevistadas iban proponiendo que la solución era colectiva, la solidaridad, el apoyo mutuo, la responsabilidad compartida y ese tipo de cosas. Me asustó un poco que los principales referentes de tantas ramas del conocimiento apuntaran a eso y me dije “Si es así, estamos perdidos”. Pienso que de agosto, digamos, en adelante, cuando se terminaron los aplausos para los esenciales, eso dejó de ser una posibilidad. ¿Vos qué sentiste a medida que te decían todo eso?
-Que coincido con vos, que me preocupa. Pero, al mismo tiempo, creo que varias de las figuras que entrevisté hablaban de la solidaridad, no desde la utopía o desde el buenismo, sino desde el miedo. Varias de esas figuras planteaban que acá, o somos solidarios y encontramos una solución realmente para todos, o el riesgo que corremos es que nos peguemos el tortazo otra vez. La diferencia, por ejemplo, con la lucha contra la poliomielitis fue que quienes encontraron la solución, liberaron la patente y las vacunas fueron gratuitas y se pudieron fabricar alrededor del planeta por cualquier laboratorio. Y lo que tenemos ahora es que cada uno intenta quedarse con los suyo y tenemos, incluso, líderes como Donald Trump que intentó comprar la patente, para poder dársela a los norteamericanos. Pero eso no alcanza, no solo porque es injusto, por una cuestión egoísta, sino también porque quién te garantiza que no haya una cepa de la cepa, de la cepa, y que la vacuna que obtuviste te sirva para esa cepa original pero no para la peor de todas. Y te vacunaste, no vacunaste al resto, no erradicamos este bicho y terminamos dentro de dos años con una cepa peor, endémica y letal, que nos termine haciendo un agujero todavía más grande.
Entonces, no es que hablaban sobre ser buenos sino desde el miedo de saber que acá, si no nos ponemos las pilas, nos damos un tortazo.
¿Y lo vez posible? En la gestión de la pandemia a nivel geopolítico hasta ahora no se han dado ejemplos de colaboración multilateral, por lo menos no entre países fuera de la región. Sí hay respuestas regionales incipientes, pero no mucho más…
-Es un buen punto, y ahí me apoyo en varios de los entrevistados. Como vos bien remarcás, lo que tenemos hasta ahora son esfuerzos regionales. Europa ha demostrado un camino posible cuando emite esos bonos de la Unión Europea para que los países más ricos le tiren una soga a los más pobres para sacarlos del agujero. Lo mismo ocurre en África, donde se estableció una suerte de alianza en la Unión Africana de Países para sumar voluntades, comprar juntos suministros y tener, si querés, un peso propio un poco más amplio para sentarse a una mesa de negociación con un gigante como China. Tercer ejemplo: algunos intentos que desarrollaron en Oceanía para tratar de establecer políticas comunes, aunque podemos decir que son insulares, tienen características propias, están alejados del resto. Pero sí remarco, y es una falencia clara que indican distintos analistas internacionales, desde el venezolano Moisés Naim hasta el turco Daron Acemoglu, justamente la carencia de respuestas multilaterales. ¿Dónde está la ONU? Porque brilló por su ausencia.
La crisis ha servido como una lupa que agiganta lo bueno y lo malo de lo que tenemos. Tanto a nivel de los bloques, de los países y de las personas. Tenés países que tenían pobreza, brecha, problemas educativos: la pandemia lo agudizó; y aquellos países que ya tenían algunas aristas positivas, por ejemplo, la inversión en ciencia y tecnología, su flexibilidad para adaptarse a los cambios, esto lo potenció y dieron un salto. Lo mismo a nivel multilateral, donde tenemos algunos organismos que si estuvieron a la altura de las circunstancias, como la comunidad científica que es para sacarse el sombrero: Se pusieron las pilas y en un año sacaron varias vacunas compartiendo información; y, después, tenemos unas falencias con otros organismos.
Cómo salimos de esta
Es cierto que la pandemia que atravesamos a nivel mundial nos deja endebles en muchos aspectos de la vida: prácticamente no quedan personas en el mundo que no hayan tenido un familiar o conocido que contrajera el virus; millones de puestos de trabajo se perdieron y la crisis económica en todos los países es exorbitante.
Sin embargo, a través de la voz de múltiples especialistas, Alconada Mon lleva esta cuestión aun más allá. En cada una de las respuestas que recibió de sus entrevistados, aprende, renueva opinones, se resignifica a sí mismo.
¿Cuáles fueron las respuestas que más te interpelaron? No sólo por leerlas desde nuestro contexto específico, sino desde el punto de vista personal.
-Te doy dos ejemplos: En el plano personal, Peter Frankopan, el historiador británico experto en temas de China, cuando estábamos dialogando él me frena y me dice “Hugo, hay momentos en los cuales son más importantes las preguntas que las respuestas”. Y, entonces, la importancia de la pregunta y de la calidad de pregunta te lleva a la calidad de la respuesta. Hay ocasiones en las que, con la pregunta que hagas, forzás la respuesta. Me dice “¿Cuáles son las preguntas que deberíamos habernos hecho y no nos hicimos?” Ahora, mirando hacia adelante: ¿Cuáles son las preguntas que ahora deberíamos hacernos y no nos estamos haciendo? Como ejercicio intelectual, porque en definitiva es, mirando hacia atrás, en términos de Diego Maradona, si ya se nos escapó la tortuga una vez, ¿Qué otra tortuga se nos puede estar escapando ahora, antes de que nos peguemos el sopapo dentro de dos meses o dos años?
¿Y en el plano político?
-Ahí fue el economista surcoreano Ha-Joon Chang, profesor de Cambridge. Me empieza a hablar de esta especie de cliché de que toda crisis es una oportunidad, y yo le digo, “Mire, profesor, con todo respeto, no me venga con Alemania porque no me sirve de nada, porque Alemania tiene el tercer PBI más grande del mundo y eso es inaplicable en Argentina”. Y se empieza a reír a carcajadas y me dice: “Bueno, le doy otro ejemplo, Etiopía, en el corazón de África“. Y ahí lo que plantea es que en Etiopía comprendieron que se terminaba el servicio de transporte aéreo tal y como se conocía. Deciden reconvertir Etiopian Airlines, de la noche a la mañana, en una empresa de transporte de carga aérea y, de la noche a la mañana, sacan todos los asientos de los aviones y las aeronaves las convierten en carga. Da ganancias, te invito a que busques en Google. Lo que muestra eso, incluso en el corazón de África, es que países pobres, si son flexibles, tienen oportunidades.
Aprender a preguntar de quienes se preguntan
En su libro Pausa, Hugo Alconada Mon transcribe veinticinco entrevistas. Veinticinco conversaciones que tuvo con referentes de todo el mundo, entre quienes se encuentran, por ejemplo, el historiador israelí Yuval Noah Arari, la escritora chilena Isabel Allende, la directora de cine y militante humanitaria estadounidense Angelina Jolie, la ganadora del Nobel de la Paz liberiana Ellen Johnson Sirleaf, el profesor de Harvard y ganador del Premio Pullitzer, Jared Diamond.
Entre las diferentes preguntas que el periodista le hace se destacan dos que sobresalen por lo abiertas, pero también por el tipo de respuestas que han suscitado. En una de ellas, les pedía que le contaran a sus entrevistados y entrevistadas si había algún tema que les hubiera gustado tocar que él no les había preguntado, mientras que en la última parte les pide recomendaciones para “pasar el tiempo” de esta pausa obligada que resultó ser la cuarentena por la pandemia.
¿Seguiste personalmente alguna de esas recomendaciones que te dieron? Porque son infinitas y hay cosas muy interesantes…
-Sí, seguí muchas de esas recomendaciones. Por ejemplo, Yuval Noah Arari me recomienda leer a Jared Diamond, que lo leí para después buscarlo y entrevistarlo. Luego, Martin Wolf recomendó leer La montaña mágica de Thomas Mann y lo leí: es buenísimo. Y también, no me acuerdo quién fue, pero recomendaron ver la serie Peaky Blinders y lo hice. Me conseguí prestada una cinta de correr y cada vez que me ponía en la cinta, veía un capítulo. Así me vi las cinco temporadas.
Como hiciste con tus entrevistados en Pausa, te traslado la pregunta: ¿Hay algo que quisieras agregar? ¿Alguna pregunta que no te hice sobre algún tema que te gustaría tocar?
-Lo único que remarcaría es la idea que también trasunta de los entrevistados y es que esto es una maratón. No son cien metros llanos. Este baile que estamos bailando ahora por la pandemia recién comienza y hay que armarse de paciencia. Como en una maratón, no gana el que arranca más rápido, sino el que es más perseverante, más constante. Tenemos la oportunidad de aprender de nuestros propios errores del año 2020. Estoy hablando a nivel personal, familiar, y a nivel país para decir, si tenemos un 2021 complicado, qué es lo que hice mal o qué puedo mejorar. Y, a su vez, lo mismo tenemos la oportunidad de aprender de aquellos países del hemisferio norte que nos están adelantando seis meses. Porque, en definitiva, los europeos ya están en su segundo invierno y nos están adelantando el eventual camino que nosotros recorreremos cuando empiecen a bajar las temperaturas acá. Tenemos que estar atentos y ver qué podemos aprender de ellos para no cometer los mismo errores.
@trianakossmann