La semana pasada se supo que la novela El último Hammett, de Juan Sasturain es una de los ganadoras del Premio Hammett de la Semana Negra de Gijón, un galardón que se otorga a “la mejor novela negra escrita en castellano”. Este año, el premio es compartido con el catalán Carlos Bassas del Rey y su libro Justo.
Se trata de un certamen que, en general, premia a una sola obra, pero esta vez el jurado de la Asociación Internacional de Escritores Policiacos -la institución que entrega el premio- no pudo decidirse y decidió otorgarlo en igualdad a ambos autores.
Los premios se entregaron el pasado viernes y, según declama el diario español El País, solamente el autor catalán estuvo presente en la ceremonia de premiación, ya que “la organización atribuyó la ausencia de Sasturain a la “escasa ayuda” de las instituciones argentinas en la financiación del viaje”.
Editada por Alfaguara en 2018, El último Hammett es un ejercicio de imaginación sobre los últimos años de vida del recordado escritor norteamericano: partiendo de las líneas que aparecen en Tulip -el manuscrito que Hammett dejó inconcluso-, Sasturain vuelve sobre sus escenarios, sus amores, sus amigos y enemigos para describir su bloqueo literario y la relevancia de su literatura.
Sasturain, escritor y periodista de innumerables medios gráficos argentinos, creador y responsable de la revista Fierro, es sin lugar a dudas, un gran merecedor del galardón por sus grandes dotes narrativas, pero principalmente porque es un destacado arquitecto constructor de los más variados y originales personajes.
Quien haya leído cualquiera de sus cuentos o novelas seguramente no olvidará nunca las voces inconfundibles de aquellos protagonistas del gran abanico de hazañas de poca monta, historias cotidianas y misterios que se arrastran por décadas, lo que convierte sus historias en una gran fuerza narrativa, casi siempre sazonada con una buena cuota de humor.
Sasturain no solamente sabe contar historias, también sabe construir tonos, registros y coros completos de contadores que las encarnen: la riqueza y los matices de sus personajes son el sostén y el elemento fundante de cada nueva aventura.
Etchenique, el policía jubilado que investiga intrincados crímenes; Zenitram, el argentino que vuela; Dudoso Noriega, el reflexivo guardavidas de Mar del Plata que desaparece misteriosamente… son solo algunos de los ejemplos que constituyen el mosaico dinámico de sus protagonistas.
En general, cuando alguien pregunta por un libro que otra persona ya leyó, la querella es “¿de qué se trata?”. En las novelas de Sasturain habría que aclarar que lo que siempre vale la pena contar primero es “de quién se trata”.
@trianakossmann