Dicen que había dejado la vara muy alta con su primera novela, Una muchacha muy bella (Eterna Cadencia, 2013).
Dicen que sus amigos y amigas entendían que demorara tantos años en volver a publicar, porque “¿qué va a escribir después de semejante libro?”.
Dicen que iba a ser muy difícil alcanzar las expectativas que había generado después de que su historia fuera elegida Novela del año por más de 200 escritores, periodistas y trabajadores de la palabra.
Pero con La ilusión de los mamíferos –que editó Penguin Random House– Julián López cumplió con todo lo que sus lectores esperaban. Y este viernes a las 21 en el Centro Cultural Estación Terminal Sur, ubicado en Sarmiento y Alberti, el autor la presentará en la 14° Feria del Libro Mar del Plata Puerto de Lectura, acompañado por Revista Leemos.
¿Fue así de exigente para vos? ¿Cómo viviste este proceso de casi cinco años entre la repercusión de Una muchacha muy bella y la esperada aparición de La ilusión de los mamíferos?
-Para mí fue arduo, la primera novela me saltó. No pensaba escribir una novela y sin embargo apareció como un torrente y generó bastante. Eso también resultó en un nivel de expectativa intenso que me saturó un poco: ¿qué voy a hacer ahora? El encuentro con La ilusión… estuvo muy mediado por eso, llegué agotado y ese agotamiento creo que fue providencial para esta escritura. “No tengo nada para contar, y qué” dice en un punto el narrador de La ilusión...
-¿Por qué quisiste o necesitaste contar esta historia de amor? ¿Qué vino primero: la profundidad del personaje que narra y vive todas esas esperas, esas soledades, esa desesperación contemplativa, o la idea de una relación amorosa que fue, tan intensa como destinada a terminarse?
-Supongo que todo se impuso como parte de un proceso muy hondo de reflexión, de choque, de imposibilidad, acerca del amor, de la idea del amor, de esa experiencia fundamental en mi vida. Que fueran dos varones resumía mi manera de asomarme a la idea del amor erótico, mi propia venganza, la escritura como una forma de venganza. Y ese narrador fue el que me dio las claves, el que me fue guiando, ese narrador nace del agotamiento que te decía antes, de alguien que empieza a pararse después del arrasamiento. Hay una idea de fin que es también una idea imperial, hay una manera del amor que termina ahí, el reclamo por una nobleza elemental que es ganada por una materialidad más propia del momento y claramente menos noble.
La intensidad de acompañar los procesos creativos
Las clínicas y talleres que dicta Julián López en Buenos Aires siempre reúnen a escritores que desean ampliar sus perspectivas y trabajar con el acompañamiento de un narrador y poeta que hace de este proceso un espacio de creación singular.
Sobre esa experiencia, López explica que para él “es conmovedor recibir a alguien y a sus textos y lo que busco es dar cuenta de esa gravedad, de la jerarquía que tiene eso. Escribir es difícil y puede ser arduo, acompañar eso es realmente intenso y la posibilidad de generar una escucha es un desafío muy vital. Acompañar ese proceso es un gran aprendizaje. Dar taller, clínica de obra, sobre todo, es un trabajo que me encanta”, destaca.
En nuestra ciudad, después de su presentación en la Feria del Libro, Julián López dará el taller “Mar del Plata Vagabunda: ¿es el lugar o la mirada lo que se cuenta?”. Será el día sábado, de 16 a 19 en el marco del ciclo “De la lectura a la escritura” que desarrolla Revista Leemos.
En este espacio, propone escribir y leer la ciudad, poniendo énfasis en la perspectiva que se construye para habitar, para narrar un lugar. Algo de lo que López logra con mucho vigor en La ilusión de los mamíferos.
Pareciera que esta novela transcurre en una ciudad que duele, atada a un pasado de demasiada mística para que ahora se plantee en un presente tal vez banal o superfluo, por decirlo de algún modo. ¿Considerarías que tu literatura es una forma de revivir ese esplendor, esa magia de antes? Para vos, ¿era un elemento condicionante esa perspectiva nostálgica?
-Totalmente, hay la perspectiva de una endecha, una nostalgia por lo mejor del siglo XX, por una manera menos frenética, menos expuesta a la luz de lo social, más íntima, sobre todo eso, la posibilidad de recuperar ese nivel de intimidad, de relación de uno a uno, sin la mediación de la mirada absoluta que impera hoy sobre todo, sobre gente y sobre relaciones. Hay el anhelo de la penumbra.
Narrar un amor sin categorías
La ilusión… cuenta una historia de amor entre dos varones que solamente se encuentran los domingos. El narrador es un hombre solitario, que sólo tiene a su padre en su vida. Él recuerda la relación que ya ha terminado, deteniéndose en la espera, en las soledades, en la morosidad de lo cotidiano compartido. El otro, el objeto de su deseo, es un hombre casado y con hijos. Quienes leemos asistimos al recuerdo de un intenso intercambio romántico y erótico.
-Si dijéramos que esta es una novela homosexual estaríamos contando un porcentaje mínimo de lo que es. Vos, ¿cómo la calificás? ¿Cuál es el elemento que para vos la define? Si tuvieras que ponerla en un estante de una biblioteca pública, para que el resto del mundo la encuentre, ¿dónde la ubicarías?
-La pondría como una novela que intenta contar un momento histórico, un momento entre momentos, una novela que intenta hablar de una contemporaneidad que necesita ser retratada. Lo homosexual no me importa nada, es cierto que es una novela de amor entre dos varones, pero realmente me parece intrascendente la idea de una categoría del amor, esa novela de amor se asoma a sí misma con dos varones, no hay ninguna novedad intrínseca ahí, la novela no viene a decir nada acerca de la homosexualidad. La novela habla desesperadamente de un tiempo cultural.
@trianakossmann