A días del segundo encuentro “De amor, de locura y de muerte”, hablamos con Laura G. Miranda, la escritora de Mar del Plata que completa el panel de escritores de distintos géneros que dialogarán en el marco de este ciclo que organizan de manera conjunta la Revista Leemos, Aula Abierta y la Fundación Osde.
En esta iniciativa, que continuará durante todo el año, cada último viernes de mes, Miranda estará con Camucha Escobar y Daniel Sorín en una charla imperdible moderada por el periodista Martín Kobse, a las 18.30 en el auditorio de Osde de Colón 2911.
La autora de novelas como Amuleto contra el vacío, Volver del Abismo y Laberinto del alma -todas publicadas por Ediciones B- es abogada y en esta nota habla del proceso creativo, de las temáticas que elige plasmar en sus escritos, los límites difusos entre los géneros literarios y la posibilidad de desafiar la realidad.
¿Es verdad que siempre empieza a escribir una nueva novela un día de lluvia o tormenta? ¿Por qué? ¿Qué le inspiran?
-Sí, es verdad. No tengo una razón lógica que lo explique, más bien, es un motivo emocional, la lluvia es inspiradora. Sus sonidos, sus sombras y sus nostalgias, me encantan. Llevan mi imaginación a un mejor proceso creativo. La lluvia me trae mis mejores recuerdos y a la vez, me posibilita escribir con mayor intensidad. Es por eso que, como si fuera una especie de ritual propio, elijo comenzar cada historia una noche de lluvia y llueve siempre en la primera escena. Diría que es un buen presagio para la novela.
¿Qué la motivó a escribir ficción y acercarse a una editorial, mientras lleva adelante una carrera como abogada y docente?
-Sentí que tenía mucho para decir y que podía hacerlo a través de la ficción. Cuando escribo puedo ser quien quiera ser y puedo cambiar el destino, hago posible convertirme en todos mis personajes sin ser ninguno de ellos. Soy capaz de reinventar la vida y desafiar las situaciones que la realidad, a veces, no me permite cambiar. Escribir me hace feliz y encontré en eso, el mejor motivo.
Ha utilizado su conocimiento de abogada para dar vida a una parte importante de su primera novela. ¿Es su experiencia en ese campo fuente de más recursos para la narrativa?
-No exactamente. Siempre me he dedicado al Derecho de Familia. En mi novela Amuleto contra el vacío la causa que atraviesa la historia es una investigación penal de un doble homicidio, y yo, nunca ejercí en esa rama del derecho. Sin embargo, es innegable que la formación profesional facilita muchos aspectos a la hora de escribir y abordar temas jurídicos en general.
¿Qué tipo de conflicto nunca puede faltar en una novela que escriba (envidia, soledad, traición, pasión, etc)?
-Creo que lo que no puede faltar en mis novelas es el realismo al momento de abordar situaciones conflictivas. Mi propósito es que quien lea lo que escribo se encuentre entre líneas, no por la ficción en sí misma sino por el modo en que he profundizado los temas y describo los sentimientos que envuelven los procesos conflictivos.
¿Son los finales que escribe los que le gustan como lectora?
-Sí. Siempre escribo lo que me gustaría leer y soy muy cuidadosa de que mis personajes vivan procesos reales… nada ocurre por arte de magia. Porque como lectora me fastidian las ficciones que en la vida serían imposibles de creer. Siempre termino las historias como es más justo y verosímil.
En sus novelas, siempre aparecen viajes, distintos países ¿Piensa situar alguna nueva novela en Mar del Plata como escenario principal?
-De hecho, sí. La novela que estoy próxima a publicar transcurre en esta ciudad. Para escribirla he visitado lugares concretos y me he quedado allí, simplemente observando. Es como si absorbiera los espacios y después pudiera transmitir con mayor exactitud emocional las escenas.
¿Es el género romántico conservador, en cuanto a temáticas, acciones, reacciones y ubicación de los personajes y sus roles?
-En mi opinión, depende del autor. Hay quienes eligen permanecer incólumes en un modelo conservador del género y otros, entre quienes me incluyo, que pretendemos innovar, mutar la complejidad y darle a las historias ese toque que la vida impone mientras el tiempo pasa y cambian las costumbres.
¿Los límites se van desdibujando?
-Creo que depende de los autores. En los procesos creativos los límites se corren todo el tiempo, no hay nada absoluto. Un policial tiene romance, una historia de amor conlleva drama, una novela negra puede tener ironía y humor. Depende siempre de quien escriba y de sus deseos de no aceptar estructuras predeterminadas.
Un tema que parece atravesar su obra es la soledad, el vacío de los personajes y su lucha para superarlos… ¿Por qué? ¿Se identifica?
-En algún punto me identifico con todo lo que escribo, o porque lo he vivido o porque imagino que si me sucediera, lo viviría de ese modo. El vacío, hilo conductor de mi primer novela, es un sentimiento que creo nos alcanza a todos en algún momento de la vida. Ese sentir que hay un gran espacio ausente que duele donde debería existir otra cosa. Elijo esos temas porque mis personajes los resuelven de diferentes formas y ese es el mensaje, lo que tengo para contar, que siempre hay una salida.
Su próxima novela tomará el tema de los mandatos ¿Por qué eligió esa temática? ¿Puede adelantar algo más? ¿Tiene fecha de publicación?
-Buscando temas que de un modo u otro nos alcancen a todos, llegué a los mandatos sociales y familiares. Fue sorprendente descubrir al desarrollar el tema como de manera invisible y silenciosa, se instalan y tienen poder en nuestra vida. Pretendí contar que lo importante no es lo que hagamos sino que haya sido nuestra elección. Estoy muy conforme con el resultado. Mi cuarta novela me permitió ser la misma pero mejor. Me vacié de mí y me llené de la posibilidad concreta de darlo todo. No tengo fecha de publicación todavía pero puedo adelantar que quien la lea se encontrará en una página o en otra, sin excepción.B