Cinco años después de haber publicado Enfermé para sanar, en el que relataba sus experiencias, miedos y búsquedas en el camino de  la superación de un cáncer de mama, Marina Borensztein vuelve a lanzarse al mercado editorial con una nueva propuesta: Paz, amor y jugos verdes  –editorial Planeta- un libro en el que combina recomendaciones sobre alimentación sana con reflexiones sobre cómo adherir a un estilo de vida saludable.

“Todos mis libros son muy diferentes porque yo voy cambiando” afirma en diálogo con Revista Leemos esta mujer de 52 años que,  tras haber encarado distintos proyectos a lo largo de su vida –desde reivindicar su rol de hija de… el recordado Tato Bores hasta producir y protagonizar obras de teatro infantiles, por mencionar algunos- encontró su vocación como “motivadora social de vida saludable y felicidad”.

“Es un rótulo que descubrió en Londres mi oncóloga y que a mi me pareció perfecto, porque lo que yo busco es justamente ayudar a las personas a ser un poco más felices” afirmó Borensztein en esta entrevista en la que define a su último libro como “el más lindo de los tres” de su autoría y reconocer que esa evolución refleja su propia historia de vida, dado que hoy se siente “a punto caramelo”:

-Pasaron cinco años desde la publicación de Enfermé para sanar y desde entonces han cambiado muchas cosas, tanto en tu vida como en la sociedad. ¿Podría decirse que eso se refleja también en este nuevo libro?

-Si, todos mis libros son bien diferentes porque yo voy cambiando. A medida que voy mejorando y aprendiendo cosas, las voy compartiendo con la gente. Mis libros los escribo yo (sé que hay autores que no lo hacen), pero a mí me divierte mucho hacerlo, lo hago con mucha dedicación y pasión. Busco que nada esté descuidado. Hay diseñadores, hay un equipazo, pero si me llegan a dejar afuera de alguna decisión rompo todo (risas). Igual creo que el esfuerzo valió la pena y que este es el libro más lindo de los tres.

-Es verdad que es una edición muy cuidada y bien lograda. ¿Eso es correlativo, entones, con tu evolución personal?

-Si, lo vivo así. Yo no invento nada, no sabría hacerlo, soy mucho mejor con la realidad que con la ficción. Yo cuento todo tal cual lo vivo, me pasa y lo siento. Y pienso que cada vez tengo más para compartir. Obviamente tengo mucho para seguir mejorando y creciendo y me ocupo de eso diariamente, pero creo que estoy en mi punto caramelo (risas).

-En el libro te definís como una motivadora social y contás cómo te encontraste con ese concepto. ¿Necesitabas tener esa referencia, ese encuadre?

Si, en realidad todo empezó con mi primer libro, que fue algo increíble porque me trajo mucho amor y confianza pero también, desde algún lugar, me generó mucha angustia. Y es que la gente empezó a hacerme preguntas que yo no sabía responder; sentía que tenía que ayudar pero no sabía cómo. Por otra parte, hubo gente a la que no le gustó el lugar que yo empecé a ocupar. Por ejemplo, me cuestionaban que hablara sobre alimentación sin haber estudiado nutrición. Eso me produjo bastante angustia, me llevó un tiempo acomodarme.  Ahora no tengo culpa en decir ‘no lo sé’ y aconsejar que consulten con especialistas o médicos. Entendí que lo que debo hacer es compartir la información que voy compilando, ponerla en mis libros y esperar que despierte la curiosidad de quienes me leen, como a mí me la han despertado tantos libros que he leído. Pero aún así, durante algún tiempo no sabía qué etiqueta ponerle a ese rol –la sociedad siempre nos pide etiquetas-, hasta que un día mi oncóloga me llamó desde Londres y me contó que había descubierto lo que yo era: una motivadora social. Y a mí me encantó, me pareció perfecto.

 -Tu libro no solo contiene recomendaciones sobre alimentación sino reflexiones sobre lo que podría llamarse una filosofía de vida…

-Es que una cosa va con la otra. No es solo la vida saludable en cuanto a lo nutritivo y a la actividad física -que son cruciales-, sino también en cuanto a cómo llegamos a ser un poco más felices. Tiene que ver con nuestras afirmaciones, nuestra manera de pensar y nuestras creencias. Yo logré liberarme de muchas cosas y lo que quiero decirle a la gente es que después de haber aprendido de un montón de médicos, de profesionales de la salud, psicólogos y maestros espirituales, entendí que yo soy mi mejor gurú y mi mejor coach. Y me gustaría que la gente haga lo mismo: cada uno tiene que aprender a ser su mejor gurú, su mejor coach y su mejor médico.

-Eso no significa desvalorizar los saberes de otras personas.

-No, para nada. Yo hablo del empoderamiento, de que las personas no deben someterse a lo que les dicen. Todos tenemos que cuestionar, dudar y preguntar y solamente quedarnos con aquello de lo que estemos convencidos que es lo mejor para nosotros. Debemos usar la inteligencia superior, la que habita en cada uno de nosotros. A veces pasa que el médico nos dice que hay que tomar determinada cosa pero nosotras sabemos que nos hace mal, entonces tenemos el derecho de escuchar a nuestro cuerpo y tomar nuestras decisiones, bajo nuestra responsabilidad.

-Desde tu primer libro hasta ahora, ¿cómo ves que es la recepción de este tipo de propuestas?

-Cambió drásticamente. Desde que yo arranqué hace cinco años hasta hoy, estamos a años luz. Por lo menos en Buenos Aires ahora hay una casa naturista cada cuadra. Y lo que creo es que casos como el mío y de personas que exponen públicamente su bienestar llevan a que la gente se plantee el cambio. Empieza a haber como un despertar de la conciencia y en ese cambio las nuevas generaciones son claves, ya vienen con otra cabeza. Cada vez más chicos y chicas se oponen a que se maten animales para comer. No tengo dudas de que la  vida saludable se va a terminar imponiendo.

@limayameztoy