El diseño de tapa lo anticipa: Peregrinaciones Profanas, de Fernando Noy -editorial Sudamericana-, es un libro destinado a llamar la atención, a provocar rompiendo las reglas y a reflejar –cual bitácora de viajero- esa historia fascinante, mágica y lisérgica que ha sido, y sigue siendo, la vida de su autor.

La advertencia también nos llega desde la solapa de la tapa, ese lugar reservado para los datos del autor o autora de turno: desde allí se nos informa que Noy es “una de las personalidades más originales e inclasificables de la cultura argentina”. También que es un “legendario protagonista del under porteño”, además de “poeta de culto, performer, agitador cultural, decidor, actor, letrista, dramaturgo, periodista y traductor”.

Y así, tan ecléctico como su propio autor, es Peregrinaciones profanas: a través de sus 231 páginas, Noy irá describiendo, con una prosa cuidada pero no por ello menos divertida y hasta provocadora esa película increíble en el que viene desempeñando el papel protagónico desde 1951.

Quienes acepten la invitación de Noy se embarcarán en un viaje delirante, pero no por ello menos real, que comenzará en 1951 con el alumbramiento milagroso de un bebé de cinco kilos con triple vuelta de cordón al que un “susto providencial”, provocado por un grupo de mapuches rebeldes lo salvó de la muerte.

A la infancia patagónica le seguirán la adolescencia con “las locas del Oeste”, la militancia frustrada por la homosexualidad, la bohemia del Di Tella –con el descubrimiento de los alucinógenos y las anfetaminas-, el exilio en Brasil y hasta la internación en un neuropsiquiátrico parisino al que verá llegar a Jackie O. y a María Callas, tras la muerte de Aristóteles Onassis.

En resumen, Peregrinaciones Profanas es una sucesión de historias increíbles, relaciones intensísimas –que van desde el amor de la abuela Zeze hasta la amistad de personajes como Alejandra Pizarnik, Marosa Di Giorgio o María Luisa Bemberg, entre otros- y placeres prohibidos que Noy comparte con la honestidad, generosidad y alegría de una digna “reina del baile”.

@limayameztoy