El periodismo es una de las fuentes proveedoras de buenas historias y una gran cantidad de periodistas, desde siempre, son además escritores y publican con regularidad sus textos narrativos o de investigación.
Pero además, suelen ser efectivos protagonistas de novelas de intriga, suspenso y en el género negro. En la literatura argentina, esto se explica por la poca credibilidad que tienen las fuerzas de seguridad, de manera que se hace necesario buscar personajes que cuenten con herramientas realistas para investigar pero que además puedan encarnar ese ideal que implica la búsqueda de “verdad”.
En el día de las y los periodistas, recordamos algunas de esas novelas memorables y perlitas que nos acercan al universo del periodismo, el clima de las redacciones y el ejercicio más importante que tiene esta profesión: la pregunta.
No pidas nada
Escrita por el periodista Reynaldo Sietecase, se trata de un policial periodístico publicado por editorial Alfaguara en 2017.

El protagonista de la historia es un personaje típico tanto del ámbito periodístico como de las novelas negras: el “Tano” Gentili, periodista de investigación que trabaja en una revista semanal y que lleva años siguiendo el supuesto suicidio de represores argentinos. Tras la aparición de un nuevo dato que puede esclarecer esos casos, el “Tano” viaja a a Río de Janeiro para tratar de develar el pacto -aún vigente- entre militares argentinos y brasileños durante la dictadura.
Con un estilo de escritura ágil y preciso, Sietecase logra una novela atrapante, en la que el periodismo queda bien parado, más allá de los marcados defectos de quienes lo desempeñan.
Millennium
Para hablar de esta saga y su relación con el periodismo hay que dividir en dos partes: por un lado la trilogía de novela negra y crítica escrita por el sueco Stieg Larsson, y por el otro la también trilogía escrita por su coterráneo, David Lagercrantz.

En los tres libros que llegó a escribir antes de sus prematura muerte -falleció a los 50 años antes de ver publicada la obra que venía escribiendo a ritmo frenético-, Larsson no solo logra crear dos personajes inolvidables (el periodista Mikael Blomkvist y la hacker Lisbeth Salander) sino también describir con una minuciosidad apasionante los pormenores de la vida de una revista independiente –Millennium, de allí el nombre de la saga- y el trabajo de investigación que llevan adelante sus redactores.
Enmarcadas dentro del género negro, las tres primeras novelas de la saga publicadas en castellano por Editorial Destino –Los hombres que no amaban a las mujeres, 2005; La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, 2006 y La reina en el palacio de las corrientes de aire, 2007- profundizan sobre el desafío del ejercicio del periodismo y sus protagonistas, las y los periodistas, sus prácticas, protagonistas, intereses, grandezas y flaquezas.
También realizan un fino trabajo de denuncia social abordando temas como la violencia de género, la discriminación hacia las personas migrantes, las deficiencias en el sistema de protección de derechos y la corrupción tanto en el sector público como el privado.
Las novelas escritas por Lagercrantz no tienen el foco puesto en el ejercicio del periodismo y pierden profundidad en cuanto al abordaje de temas sociales, aunque constituyen una entretenida secuela de historias policiales.
Lloran mientras mueren
La novela de Juan Carra, que publicó Editorial Vestales en 2016, cuenta con un mosaico de personajes variados y claramente definidos, entre los cuales se destaca un periodista desocupado que no puede evitar hacerse preguntas allí donde las respuestas no sobran.

Con Mar del Plata como escenario, esta novela transita por diferentes caminos para contar una intrincada trama de poder que comparten popes de los medios de comunicación, con la justicia y la iglesia.
Sin un medio que lo respalde, sin un marco que le de sentido profesional y en medio de una crisis personal, nuestro periodista no deja de preguntar, de dudar, de asociar y de leer entre líneas los trazos que van dando sentido a la escena del crimen.
La clave de esta novela también está dada por el rol de una asesina a sueldo que se pasea por el Casino de nuestra ciudad dejando relucir una personalidad inolvidable y una cabellera suntuosa que todo lo confunde.
La saga de Vero Rosenthal
Sergio Olguín escribió y publicó con mucho éxito tres novelas que tienen a la periodista Verónica Rosenthal como protagonista. En La fragilidad de los cuerpos (Editorial Tusquets), la joven e intrépida investigadora descubre una oscura red de apuestas que tiene a los niños como principales víctimas, obligados a arriesgar su vida en las vías del tren con la excusa de “demostrar su valía” y para divertimento de personajes nefastos.

En Las Extranjeras (Suma de letras), la protagonista está de vacaciones y conoce a dos chicas que están viajando por el noroeste argentino. Poco después de separarse, encuentran sus cuerpos al costado de la ruta y Verónica no duda ni un momento en dejar su descanso para dedicarse de lleno a averiguar quiénes están involucrados en este crimen que tiene varios antecedentes.
Ella es una cronista de la revista Nuestro Mundo, reconocida en el ambiente por sus logros, y con esas credenciales, y con la ayuda del joven y prometedor abogado Federico Córdova, pone en riesgo su propia vida para dar con los culpables.
Por último -por ahora-, en No hay amores felices (Suma de letras) se encuentra con un hombre que acaba de perder a su esposa y a su hija en un extraño accidente, pero algo le dice que la pequeña en realidad sobrevivió y por alguna razón se lo esconden. La redactora lo ayudará a conectar los cabos sueltos, donde además se cruzan mafias relacionadas con el tráfico de cadáveres y los entramados que involucran al poder político, judicial y eclesiástico.
Según explicó Sergio Olguín, muy pronto saldrá a la luz un nuevo episodio de esta saga para la cual tiene pensado completar 10 libros en los que la periodista evoluciona tanto desde el punto de vista personal como profesional.
Betibú

Novela de Claudia Piñeiro publicada también por Alfaguara en 2011. En ella, la autora de Las viudas de los jueves narra la investigación periodística que realiza el diario El Tribuno tras el supuesto suicidio del mediático empresario Pedro Chazarreta.
La investigación es llevada adelante por la escritora retirada Nurit Iscar (apodada Betibú) y un periodista inexperto, quienes reciben la ayuda del antiguo jefe de la sección Policiales, Jaime Brena.
Piñeiro utiliza esos elementos para reflexionar sobre las relaciones entre el periodismo y el poder, sobre los cambios que se fueron produciendo en los últimos años en los medios de comunicación y, de paso, desarrollar una novela que atrapa desde la primera hasta la última página.
Una biblioteca completa
Existen muchísimos libros que podrían sumarse a este listado, algunos de los cuales son clásicos e icónicos: Número cero, de Umberto Eco; Sostiene Pereira, de Antonio Tabucci; Conversación en la catedral, de Mario Vargas Llosa; o ¡Noticia bomba!, de Evelyn Waugh.
Algunos otros, más recientes, exploran otros costados del periodismo, como Heridas Abiertas, de Gillian Flynn; Errantes, de Florencia Etcheves; y El sueño de la crisálida, de Vanessa Monfort, entre tantos.
Todas estas novelas, y tantas más, no sólo ofrecen buenas historias sobre los cotidianos contadores de historias, sino que también nos recuerdan que las y los periodistas son personas con deseos, intereses, dudas y certezas; que el periodismo es un trabajo, y que habrá algunos que lo hagan bien y otros no, pero que es muy interesante reflexionar sobre la cocina de la noticia.
@revistaleemos