Están esos libros que te recomiendan los lectores avezados que, cuando devuelven el libro al estante ya tienen todo un planteo filosófico o un posicionamiento político respecto del material en cuestión; Existen esos libros que te recomiendan los lectores más de temporada, que suelen clavarse un fin de semana frente a las páginas, pero una o dos veces al año, y sólo cuando no hay nada bueno que ver en la tele.

Y también están esos que te recomienda la gente que lee autoayuda, los que te recomiendan los que leen policial y hasta los que leyeron tres o cuatro libros en toda su vida (y los disfrutaron). En fin, muchos tipos de lectores que te recomiendan libros.

Y lo llamativo de El Psicoanalista es que, aparentemente, fui una de las últimas en leerlo en mi entorno lector. Porque cuando finalmente abrí la tapa negra y gastada del libro prestado, ya me lo habían recomendado desde el bibliotecario hasta la militante, el idealista, el pragmático y el indiferente. Y, aunque parezca hasta demagógico decirlo, el texto de Katzenbach es, de acuerdo a mi experiencia, para todos.

En socorro de los intrigados, se puede decir que cuenta la historia de Ricky, un terapeuta bastante estructurado –por no decir, obsesivo- que un día recibe una amenaza anónima

Es policial. Sí. Es psicológico. Sí. Tiene suspenso, drama y hasta un poco de acción, un imperceptible desliz romántico y una fuerza narrativa ineludible, aun cuando en ocasiones exagera notablemente en algunas descripciones demasiado exhaustivas que poco aportan a la construcción del clima.

En socorro de los intrigados, se puede decir que cuenta la historia de Ricky, un terapeuta bastante estructurado –por no decir, obsesivo- que un día recibe una amenaza anónima por parte de alguien que dice haber sido perjudicado por su “mala praxis” con una antigua paciente. Tiene unos días para descubrir quién es su acechador o, de lo contrario, deberá suicidarse si es que quiere evitar que un familiar suyo resulte asesinado.

Katzenbach nos muestra, a quienes querramos leer, toda una faceta que encuentro poco frecuente en los policiales norteamericanos

A partir de allí, comienza un derrotero en el que va perdiendo poco a poco su libertad, acosado por esta supuesta víctima que busca venganza, quien parece estar siempre un paso adelante. Ricky deberá renunciar a muchas de sus comodidades si quiere sobrevivir.

Lo demás, es la búsqueda incesante de información que posibilite dar con el nombre del damnificado devenido en acechador pero, en el camino, Katzenbach nos muestra, a quienes querramos leer, toda una faceta que encuentro poco frecuente en los policiales norteamericanos (no solo en los libros, especialmente en el cine y las series de televisión norteamericanas) y es algo que se puede llamar la “cuestión social”.

El autor muestra pobreza estructural, marginalidad, desigualdades sociales, injusticias de un sistema que, en muchos de los productos yanquis que llegan a estas latitudes, se suelen evitar. De hecho, y aun coqueteando en determinadas ocasiones con el cliché del asesino serial, El Psicoanalista me sorprendió porque despinta al típico protagonista que puede con todo y con todos, que descubre cosas que nadie ve y acaba realizando hazañas insospechadas para cualquier ciudadano de a pie. Acá Ricky sufre, llora, se siente débil y, en muchas ocasiones, se cansa y se tiene que ir a dormir. Aunque, por supuesto, en esencia no deja de ser un “americano”. Con todo lo que ello implica para la construcción de esa aparente identidad que nos llega a los “no-americanos”.

En síntesis, El Psicoanalista tiene un gran punto fuerte: es, en realidad, verosímil.