María del Carmen “Camucha” Escobar es autora de las novelas Tierra en sombras, publicada por Plaza & Janés, con excelente repercusión y Tu rostro en el fuego, en librerías desde febrero de este año. Además, esta profesora de inglés, nacida en Pergamino -escenario de gran parte de su producción literaria- ya prepara su tercer libro que, sabe, girará en torno del momento histórico de la Batalla de Cepeda y los conflictos entre Buenos Aires y La Confederación.
Las lectoras y lectores de “Camucha” ya saben que su narrativa está plagada de conflictos, acción y, como ella misma dice: “amor, locura y muerte”.
Justamente, anticipando su participación en el ciclo de diálogos con escritores que lleva por nombre el título de la Novela de Horacio Quiroga, Escobar dio una entrevista a esta revista, en la que repasa su forma de escribir, las temáticas que le apasionan y, confiesa, entre otras cosas, que a través de la escritura de cuentos, pudo “exorcizar” algunos de sus demonios, que es demasiado ansiosa como para realizar toda la investigación histórica antes de sentarse a escribir y que, se “aburriría sobremanera” escribiendo una “novela romántica pura“.
¿Tenés reglas a la hora de plantear tus novelas? ¿Y temas, situaciones, que no pueden faltar?
-Creo que no lo llamaría reglas. Las historias fluyen y siempre tienen los condimentos que a mí me apasionan: amor, locura y muerte. La traición y los celos están presentes como así también los amores enfermizos y los no correspondidos. Las parejas protagonistas tienen que sortear todo tipo de obstáculos y circunstancias para concretar su amor. En la mayoría de las veces esos impedimentos son dolorosos, crueles y hasta malvados.
Una característica de tus novelas es que se sitúan en el entorno rural de tu pueblo natal. ¿Es una forma de homenaje o reconocimiento a la historia de las zonas pequeñas, que muchas veces quedan relegadas de “la Historia”?
-Me encanta escribir sobre mis pagos puesto que son ricos en un sinnúmero de anécdotas. Por el lugar que ocupaba Pergamino en las fechas que yo escribo, 1836 a 1860, era un lugar estratégico con historias poco o casi nada conocidas. Esas historias son las que yo plasmo, con mucha imaginación, por supuesto, en mis novelas.
¿Cómo nacen tus protagonistas? ¿Te los imaginás físicamente? ¿les concebís la personalidad, el carácter desde el principio o van cobrando vida propia durante el proceso? ¿Te basás en personas reales?
-A los protagonistas por lo general los imagino antes de que lleguen al papel. Así pasó con Facundo Godoy de Tierra en Sombras y con Piedad Iriarte, cuyo rol protagónico en Tu Rostro en el Fuego es digno de admiración. Siempre tengo a todos los protagonistas en la mente, me los imagino en forma permanente y, a la hora de narrar sus historias, trato de situarme en las pieles de cada uno, aún en la de los personajes masculinos. Van cobrando vida propia a medida que los escribo. Hasta el momento jamás me basé en un personaje real, salvo los que son propios de la Historia.
¿Cómo vas definiendo los conflictos personales de los personajes para que se amolden al contexto histórico en el que los desarrollás?
-Empiezo a escribir la ficción sólo basándome en un poco de historia. No soy de las escritoras que tienen que investigar antes toda la época para luego volcar lo que quieren contar. En ese sentido soy demasiado ansiosa. Escribo la ficción en forma simultánea a la línea de investigación y de ese modo voy engarzando los hechos históricos con las vivencias de los personajes. A medida que voy leyendo libros sobre determinada época, uso los diferentes acontecimientos para determinar el futuro de los personajes. Eso me pasó en Tierra en Sombras donde el régimen rosista dictaminó la mayoría de las vicisitudes que atraviesan Facundo y María de la Cruz.
En Tu Rostro en el Fuego, los acontecimientos históricos son importantes, pero no determinan el destino de los amantes, sino que son víctimas del poder enviciado de una madre y el despecho de un enamorado.
¿Qué fue lo que más te atrajo para escribir sobre la época de Rosas?
-Los conflictos que se produjeron entre los federales y unitarios fueron terribles. La separación ideológica entre las familias amigas, entre los hermanos y aún entre el marido y la mujer, llegó a niveles impensados, como son las terribles muertes en manos de los Mazorqueros. La crueldad de esa época fue terrible y creo que es uno de los períodos más sanguinarios en nuestra historia. En la segunda novela relato la caída de Rosas y el avance del Ejército Grande. La tercera historia termina con la batalla de Cepeda y esta vez el conflicto principal es entre Buenos Aires y la Confederación y todo lo que ello suscita.
¿Cuánto te mimetizás con la historia mientras la vas escribiendo? Por ejemplo ¿Has llorado al escribir algunos tramos?
-Me mimetizo mucho con lo que escribo, al punto de tener que dejar de escribir por un rato y recomponerme por lo cruento de las escenas que estoy contando. Llorar no lloro, no soy de lágrima fácil, pero sí me angustio mucho.
¿Te gustaría escribir una novela contemporánea?
-Por ahora no me atrae lo contemporáneo en absoluto. Es como tener que contar lo que estoy viviendo y de ese modo no poder usar mi imaginación como me gusta.Ya tengo en mente el esquema de otra novela, pero situada en el 1900. Me agrada investigar esas épocas y descubrir lo que yo llamo “perlitas”, que son historias poco conocidas.
¿Seguís escribiendo cuentos?
-No, no seguí escribiendo cuentos. Creo que fue una etapa en mi vida necesaria donde pude exorcizar alguno de mis demonios, no todos. Tal vez en un futuro lo haga, pero por ahora no. Lo que sí hago es usarlos en las novelas que escribo. Como la mayoría son de época, los adapto a las historias.
¿Tenes rutinas de escritura? ¿Cómo compaginas el trabajo de escribir con otros?
-Como sigo trabajando, escribo en cada momento libre que tengo. Trato de que respeten ese horario y hasta he llegado a desenchufar el teléfono fijo. Me molesta muchísimo que me interrumpan.
¿Cómo te planteás los finales de tus novelas? ¿Tienen que ser felices?
-No me he planteado que un final sea feliz o no. Creo que cada historia tiene el final que merece. En mis libros hay varias historias con finales poco felices y no me tembló el pulso a la hora de escribirlos.
¿Te parece que hay un encasillamiento de los escritores por género?
-Creo que te encasillan porque en algún lugar tenés que aparecer, cosa que me tiene totalmente sin cuidado. Tierra en Sombras está dentro de las novelas argentinas y Tu Rostro, entre las románticas, aunque de romántico tiene poco y nada. Cada escritor tiene su estilo y es muy difícil que cambie. Los que me leen saben que van a sufrir y mucho. Hay escenas sumamente crueles en mis novelas, por eso los que las eligen saben a qué atenerse. No soy capaz, hasta el momento, de escribir una novela romántica pura. Creo que me aburriría sobremanera. Aparte de las historias de amor, hay otras que merecen ser contadas.
Segundo encuentro
“Camucha” Escobar participará junto a Daniel Sorín y Laura G. Miranda del segundo encuentro del ciclo “De amor, de Locura y de Muerte” que organiza Revista Leemos junto a Aula Abierta y Fundación OSDE. La charla estará moderada por el periodista Martín Kobse.
La cita es el viernes 26 de mayo a las 18.30 en el Salón Auditorio de OSDE, ubicado en Avenida Colón 2911 con entrada libre y gratuita.