Aunque habitualmente me jacto de no ser una persona acumuladora de objetos materiales, debo reconocer que tengo un punto débil: los libros. No logro desprenderme de ellos. Aunque se trate de títulos que no me interesan, sean –desde mi humilde punto de vista- francamente malos o  estén tan destartalados que ya no merezcan llamarse libros. No logro desprenderme de ellos. Un respeto casi religioso me impide expulsarlos de mi vida de la manera en que lo hago –sin el menor titubeo- con los aparatos electrónicos que ya no uso, la ropa y hasta con los muebles.

La dimensión de mi pequeña traba mental quedó en evidencia hace un par de años, cuando  mamá “partió de este mundo” dejando tras de sí una estela importante de deliciosos recuerdos… y libros. Muchos libros. Tantos, que hasta yo debí asumir que integrarlos a mis bibliotecas –ya de por sí ultrajadas por el castigo de la “doble hilera”- era imposible.

Aunque nos cueste, hay momentos en que hacer una selección se torna imprescindible.

Tras una concienzuda etapa de clasificación para elegir los que conservaría –porque obviamente con algunos me iba a quedar-, apareció la temida pregunta: ¿qué hacer con los libros descartados? Comencé entonces un proceso de investigación en el que evalué todas las posibilidades: desde la donación hasta la venta, pasando por el canje y hasta –cuesta pero hay que admitirlo- el reciclaje.

En el camino me topé con gran cantidad de personas que, al igual que yo, deseaban deshacerse de algunos libros -ya sea por cuestiones de espacio o económicas- pero no sabían cómo.

Para ellos y ellas va esta enumeración de las distinta opciones que -hasta el momento- encontré en Mar del Plata. Antes de pasar a los datos concretos aclaro que probablemente la lista no esté completa y pido a quienes  tengan otra información que también la compartan.  Porque a pesar del tiempo transcurrido todavía hay libros que esperan que les encuentre un lugar en el mundo… que no sea mi casa.

Donarlos

Es una de las opciones con mejor aceptación entre quienes amamos los libros. Nos permite consolarnos diciéndonos que, aunque nosotros no los conservemos, alguien los leerá.

En este caso, uno de los posibles destinatarios puede ser el Sistema Municipal de Bibliotecas. Integrada por alrededor de treinta bibliotecas activas ubicadas en distintos sectores de la ciudad, esta red cumple un rol trascendental en múltiples aspectos, tanto sociales como culturales. Una forma de entregarlos es llevándolos al Centro Cultural Osvaldo Soriano, donde funciona la biblioteca Leopoldo Marechal. Allí se reciben las donaciones, se clasifican los libros y luego se redistribuyen en las distintas unidades, de acuerdo a las necesidades de cada una.

En cada biblioteca municipal también se aceptan libros “siempre que no estén rotos ni mojados”, tal como suelen aclarar -y no innecesariamente- las bibliotecarias. En algunas, como la “Revolución de Mayo” -ubicada en Primero de Mayo y Libertad-, se realizan todos los meses actividades abiertas a la comunidad. El listado completo de bibliotecas puede consultarse en este enlace.

Las “Siembras de Libros” ya van por su cuarta edición en Mar del Plata

Otra opción son las “Siembras de Libros” que desde 2017 viene realizando la ong “Casa de Veinte”. En este caso, los libros recibidos son dejados en espacios públicos (a la intemperie o bajo techo, según las condiciones climáticas del día) para que la gente los “encuentre” y, en caso de que la temática les interese, los “adopte”. La organización funciona en XX de Septiembre 1744 y ya está recibiendo novelas, poesías, cuentos y libros en general con vistas a la siembra del 21 de junio. Quienes deseen contactarse pueden concurrir a la sede o escribir a casadeveinte@gmail.com.

También existen bibliotecas en organizaciones no gubernamentales, fundaciones o comedores barriales. En ese caso, acercarse a la sociedad de fomento del barrio y consultar qué instituciones funcionan en la zona es una buena opción.

Venderlos

Lógicamente, es una opción a tener en cuenta, más en épocas de crisis como la que lamentablemente atravesamos. En Mar del Plata existen varias librerías que compran libros usados. Aunque con algunas diferencias, los sistemas de comercialización suelen ser similares: la mayoría tiene un valor preestablecido -y francamente bajo–  para los distintos tipos de libros que pueden acercar los y las clientes. La transacción no se realiza en efectivo sino mediante el otorgamiento de un crédito que debe ser consumidos en la misma librería. Las más conocidas que utilizan este sistema son El Aleph –Corrientes 1740- y El Atril –Diagonal Pueyrredon 2970-, con sistemas de tasación bastante similares.

En estos casos, la opción de deshacerse de libros no se cumple en su totalidad, dado que el sistema obliga a que la persona que vende, también compre. Pero sin duda, al final de la operación los libros entregados serán más que los retirados. Y en última instancia, habrá un recambio en cuanto al material de lectura que queda en cada casa.

La librería “El Aleph” compra libros con sistema de crédito interno.

También existen personas que se dedican al negocio de la compra y venta de libros a través de las plataformas virtuales. La mayoría opera a través de facebook, donde también funcionan grupos -algunos cerrados y otros abiertos- donde cada persona publica los libros que quiere vender. En este caso, tanto la tasación de cada ejemplar  como la comercialización corren por cuenta de quienes publican.  Basta poner en el buscador “compra venta de libros usados en Mar del Plata” para que aparezca un número importante de opciones.

Por último cabe mencionar las ferias como la de Plaza Rocha, donde existe un puesto de compra y venta de libros usados, así como otras como la que todos los años, en el inicio del ciclo lectivo, se instala en la peatonal San Martín y Mitre, o las que suelen realizarse en los alrededores del Complejo Universitario de Peña y Funes, aunque en este caso más específicamente para libros académicos.

Donarlos para ser reciclados

Es el destino más noble que pueden encontrar –al menos para quien escribe estas líneas- los libros que ya no pueden considerarse tales, ya sea porque están rotos, les faltan hojas o cayeron en desuso –como es el caso de distintas enciclopedias o manuales escolares.

En este caso, dos opciones posibles son contactar a la Cooperativa CURA –Común Unidad de Recuperadores Argentinos-, integrada por hombres y mujeres que trabajan en la recuperación de residuos en general, o a la ong REMAR, que trabaja con personas en proceso de recuperación de consumo problemático de sustancias. Ambos grupos se ocupan de retirar los libros (o papeles en general) a domicilio.

Diseños originales

Por último, una perlita divertida. Aunque jamás logré poner en marcha ninguna, me fascina ver las distintas propuestas de diseños de muebles que tienen a los libros como protagonistas. Aquí comparto algunas de las más me llamaron la atención en los últimos tiempos, aunque como la mayoría sabrá, la web está llena de ellas.

No me caben dudas de que el libro es uno de los inventos más maravillosos de la humanidad, tanto desde el punto de vista material como estético.

Si quienes leen estas líneas sienten, como yo, que han acumulado una cantidad excesiva de libros, les propongo que los dejen circular: un  libro que no se lee es un libro agonizante. Seguramente en algún lado habrá alguien que lo estará esperando, para devolverlo a la vida. Y, de paso, estaremos generando espacio en nuestras casas… para seguir ocupando con más libros.

@limayameztoy