La serie The Affair, producida por Netflix, cuenta una historia de infidelidad y crimen, cuya madeja se embrolla de una manera muy atractiva. Pero lo que me atrae es el personaje principal, protagonizado por Dominique West, un escritor intentando abrirse camino en el campo profesional. Su primera novela fue un fracaso en términos del mercado estadounidense. Ahora, con otro proyecto en su mano se enfrenta con su suegro, un autor exitoso y multimillonario, cínico y verborrágico.
En el primer encuentro le pregunta sobre el libro, y Noah Solloway, el escritor de marras, le contesta que está en un segundo proyecto. El veterano autor, con su tono de sabelotodo, le dice: “Todos tienen un libro dentro. Casi nadie tiene dos”. Otra traducción posible podría ser “Cualquiera puede escribir un libro. Casi nadie puede escribir dos”. A pesar del cinismo del personaje es algo que muchos escritores deberíamos pensar.
No contento con el final de esa segunda novela aún inédita, el Editor le pide “una muerte” para dar un golpe de efecto. Noah le dice que eso es banal, que quiere un final más sutil. El editor le pone como ejemplo De ratones y hombres (la novela de John Steinbeck). Le aconseja volver a leerla y le recuerda que “el homicidio al final de la novela es sorpresivo y completamente inevitable en retrospección. Como todos los grandes finales de la literatura”, afirma.
Luego, en otro capítulo el autor Solloway le comenta a su mecenas, y también editora, las diferencias que tienen con su editor sobre el final de la novela. La editora le comenta al atribulado autor: “Un profesor brillante me dijo una vez que si tiene problema con el final es que la cagaste al principio.” El escritor la mira sorprendido. Y agrega: “Me quiso decir que si las cartas están en el orden correcto el final debería fluir. Debería parecer inevitable. El destino se adueña de la historia, y hasta el autor pierde el control de ella.”
Notas para escritores, surgidas de una serie. Los tiempos narrativos de la serie, por otra parte, son muy recomendables para imaginar el gran rompecabezas que arman las guionistas.