Un cuento inédito de Ernest Hemingway, que el escritor escribió a los diez años y que estiman como su primera incursión en la ficción, fue hallado por dos investigadores en los archivos de una familia muy cercana al autor estadounidense, informó el diario New York Times.
Si bien parece difícil imaginar el hallazgo de un inédito en una obra sobre la que se ha trabajado mucho – la cuarta esposa del autor, Mary Welsh, pasó años reuniendo cartas, cuadernos y textos incompletos-, este manuscrito pasó desapercibido. La razón, creen los investigadores, es que fue confundido con un cuaderno de viaje, de esos tantos que tenía el autor.
Ocurre que a simple vista parece un cuaderno escrito a manera de cartas a sus padres, durante viaje por Irlanda y Escocia, en lo que parecen entradas de diario, pero Sandra Spanier y Brewster Chamberlain constataron que Hemingway jamás hizo ese viaje, ni de niño ni de adulto.
En una sección del cuaderno, que abarca 14 páginas escritas a mano, el joven cuenta la historia de un hombre muerto que regresa una vez al año para reconstruir Ross Castle en Irlanda, y organiza un festín nocturno. “Cuando amanece, el castillo vuelve a transformarse en ruinas y O”Donahue regresa a su tumba”, escribió Hemingway.
Aunque la caligrafía de Hemingway no mejoraría mucho, su forma de escribir sí lo haría. La historia presagia al escritor en el que se convertiría, no sólo en cuanto al minimalismo de su lenguaje y su uso de los paisajes, sino también en su mezcla del estilo periodístico y ficción, un registro muy particular en la obra del autor “El viejo y el mar”.
Más adelante, describe un recorrido en el Castillo Blarney y la pobreza de Irlanda. También escribe acerca de visitar una casa de roca con un techo de paja que “es muy oscura adentro” y acerca de un cerdo que “corre bajo la mesa” y “la gente lo llama “El amiguito que paga la renta””.
No hay una calificación en el texto, así que no está claro si era el borrador de una tarea de literatura o si Hemingway lo estaba escribiendo para entretenerse o tal vez, como indicó Sandra Spanir, enviarlo a la revista St. Nicholas Magazine que tenía un concurso literario.
“Quizá la idea de ser un autor publicado a los diez años lo inspiró para escribir su narrativa ficticia, bastante culta y literaria”, arriesgó una de las responsables de este hallazgo, que hasta el momento permanece en manos de la familia Bruce, a la espera vender el archivo “adonde pueda estudiarse”.