Eduardo Anguita presentará junto a Daniel Cecchini el libro de crónicas e historias de vida que escribieron juntos. Se trata de Cárceles. Otro subsuelo de la patria, publicado por Editorial Aguilar. Ambos se referirán a este tema mañana viernes 29 de septiembre a las 20, en la primera jornada de la Feria del Libro Mar del Plata Puerto de Lectura que se realizará en el Paseo Cultural y Comercial de Sarmiento y Alberti, con entrada gratuita.

El periodista y escritor explica que este libro surgió de una inquietud que les generó al analizar que “en la mayoría de las encuestas surge que la principal preocupación de los argentinos es la inseguridad, y ahí vos te preguntás ¿Cómo se aborda esto?”

Y ustedes decidieron abordarlo desde una mirada periodística que, tal vez, se corre del típico discurso estereotípico en el que se hace tanto hincapié, especialmente abusando del lenguaje tumbero, por ejemplo…

-Nosotros, con Daniel Cecchini, lo trabajamos mucho en Miradas al Sur, con él y con una cantidad de colegas con los que trabajamos durante años en ese semanario. Mi impresión es que es un debate académico muy importante pero al que la mayoría de la sociedad no accede, por un lado, porque necesitas conocimiento de filosofía del derecho; pero además porque, hablando de estereotipos, ya se ha cosificado que cuando vos tenés una posición de determinado signo político, seguís a Zaffaroni y, cuando tomás posición con otro signo político, seguís a otros autores.

Digamos que es la tan mentada grieta llevada a todos los ámbitos de la vida. En este caso, en lo que tiene que ver con el lugar que ocupan en la sociedad las personas que están en conflicto con la ley penal, y si es que ocupan un lugar…

-Si, y yo te voy a ser totalmente sincero: si bien tengo una posición muy cercana a los autores del derecho penal que tienen una visión que le da garantías a los detenidos, también te debo confesar que tengo sentimientos muy contradictorios. Esto lo conversamos con Daniel Cecchini y decidimos ir a las fuentes del periodismo,  a la crónica: ir al territorio, la cárcel en este caso, tratar de hacer lo que los periodistas intentamos hacer, con equilibrio, que es buscar casos que sean más o menos representativos. Y así fue que, a lo largo de un año, pudimos conocer esta veintena de historias de vida, con muchas personas jóvenes, muchas mujeres, también abordamos el tema de la diversidad de género, e intentamos incluir a personas que tuvieran que ver con algunas cosas que en el derecho penal son muy delicadas. Es decir, abrimos el arco todo lo posible.

Al otro lado del teléfono, Anguita reflexiona brevemente y continúa: “A mí las historias que más me impactaron son las de las personas que entrevistamos que están en procesos de rehabilitación de consumo de sustancias tóxicas.  Porque tienen una especie de triple estigma. Primero, porque no están en libertad; segundo, porque se reconocen a sí mismas personas adictas; y, tercero, porque saben que al reconocerse de esa manera, en vez de encontrar apoyo, lo que encuentran es un sistema de aislamiento que los condena a una prisión más severa, todavía, por el mismo tratamiento. Entonces, si el subtítulo del libro es ´otro subsuelo de la patria´, yo te diría que estas personas están como en un tercer o cuarto subsuelo”.

¿Te parece que en estos momentos se está dando el debate sobre el lugar que tienen en la sociedad las personas que están en conflicto con la ley penal?

-Yo creo que ese es un gran debate, pero siempre y cuando aceptemos que en ese debate va a haber posiciones muy divergentes y que, como son temas donde se mezclan lo conceptual pero principalmente lo emocional, cada persona lo ve desde un contexto distinto y va a tener una posición distinta, de acuerdo a las situaciones que le hayan sucedido en la vida. Entonces, creo que tenemos que abrir el juego y no pescar en la propia pecera. Por eso, nosotros escribimos este libro: no para afirmarnos en cada una de las posiciones que cada uno pueda tener, sino para tratar de dar un muestreo a gente que tenga posturas distintas y que a lo largo de la lectura pueda vivir emociones distintas.

Dijiste que hay que dar un debate que es al nivel de los juristas y que la sociedad no accede a ese debate… ¿te parece que el rol del periodismo tiene que ver con acercar este tipo de cuestiones que por ahí tienen más un tinte filosófico, a la vida cotidiana, a las convicciones que ponemos de manifiesto día a día cuando señalamos a una persona o elegimos no señalarla?

-Mirá, mi ambición de máxima es que podamos tener varios programas en los que participen las personas privadas de libertad para que puedan tener una competencia laboral, pero también tiene que participar ese mundo tan oscuro del derecho, los penitenciarios y todas las personas que de una u otra manera trabajan en lo que se llama lo pos-penitenciario que es todo el apoyo que las personas que estuvieron privadas de libertad necesitan para poder reinsertarse socialmente. Y para esto se necesita que los ministerios de justicia, de la nación, de las provincias, los servicios penitenciarios, los patronatos de liberados, los propios medios de comunicación tomen dimensión de que el abordaje de esta cuestión no es solamente desde la inseguridad o desde los derechos humanos de las personas que están privadas de libertad, sino desde una órbita integral.

Es decir, que terminemos con esta historia de que el periodismo lo único que tiene para mostrar es sangre caliente. Ojalá se den mecanismos y debates, que los den los juristas que les gustan tanto la academia… que lo den con un pie sobre la tierra y metiendo un pie también en el subsuelo.

Esto que decís me hace pensar que el gran desafío del periodismo hoy, más que tratar de dar voz a las mal llamadas “minorías”, a los grupos sociales más postergados, tiene más que ver con evidenciar el proceso a través del cual se construyen las identidades de esos grupos, ¿quiénes son los que están nombrando, los que definen los requisitos para ser parte de este o de aquel grupo social?, ¿Cómo evidenciar de alguna manera el discurso que nombra, el discurso que elige quien está de qué lado?

-Yo creo que tenemos que aceptar que hay múltiples debates en el periodismo. Uno tiene que ver con lo que vos decís, con cómo se planta el periodista frente a determinados fenómenos de la sociedad que tiene que ver con cuestiones que no se las tiene que juzgar por si son delito o no son delito. Sino que tiene una génesis social histórica. Para Daniel y para mí era imprescindible saber quiénes habían sido y que habían hecho los padres y abuelos de las personas que entrevistamos.

En ese sentido comparto con vos que hoy necesitamos un periodismo que cuando se habla de los problemas de quienes viven en las villas lo podamos entender todos. No alcanza con que hable un sector, tiene que haber un diálogo múltiple. Un diálogo social. Estoy de acuerdo en que eso es imprescindible y que nos tenemos que intentar formar en las redacciones de esa manera.

También te digo, en las redacciones de muchos medios que llaman del Establishment te encontrás con muchos periodistas que saben hacer ese trabajo, y les gusta hacer ese trabajo, aunque no siempre se los piden o se lo dejan hacer. Hay muchas contradicciones.

Creo que, si queremos cimentar la vida constitucional, necesitamos un país donde el diálogo se nos haga costumbre y donde las personas que asumen la voz pública den ejemplo con sus propios hechos y con sus propios actos de gobierno y a la hora de administrar bienes públicos.

 

Anguita y Cecchini estarán este viernes en la Feria del Libro, entrevistados por el periodista Martín Kobse y el sábado desde las 16 participarán de un debate en el espacio Faro de la memoria, ambos encuentros abiertos a todo público y con entrada gratuita.