Aquellos años de adolescencia que fueron acompañados por la literatura de ciencia ficción se encuentran hoy agradecidos.  Cada vez que descubro que una editorial lanza un libro de este género, siento volver a aquella época. Pero además siento que otros tantos como uno podrán, quizás, iniciarse en el maravilloso mundo de los libros gracias a este género.

No hace mucho tiempo, Literatura Random  House editó la primera novela del periodista Pablo Plotkin. Y su primera incursión en la ficción vino de la mano de la ciencia ficción.  Tal es así que él mismo dijo que esta novela “es fruto de esa iniciación en el género de la ciencia ficción clásica. Este libro tiene muchas deudas con ella.

Pablo Plotkin. Foto: Télam

Y así es. En Un futuro radiante encontramos muchos guiños al género. Un paisaje distópico, una Buenos Aires arrasada por algo que necesitamos ahondar en el texto para lograr apreciarlo, zonas geográficas golpeadas por explosiones junto a un escenario completamente apocalíptico y una ciencia o tecnología que pone en jaque al hombre y sus circunstancias. Todo esto enmarca una interesante historia que combina la nostalgia por aquello que ya no recuperaremos y las relaciones humanas.

Pero para entrar de lleno en la novela, vale indicar que nos encontramos entonces con la combinación de un buen paisaje que contiene dramas personales, anhelos y frustraciones. La presencia de un protagonista que permanentemente manifiesta sus dudas y que, además, no se convierte en el héroe tradicional de todo relato ayuda a la cuota de verosimilitud desde lo humano. Así como a identificarnos en distintos pasajes con sus reacciones.

Los desplazados, los intereses materiales y el hambre de poder  conllevan a un relato, entonces, caro a las actitudes de la humanidad ante un desastre. Qué pensaremos, qué recordaremos, cómo actuaremos ante nuestros semejantes y por qué intereses nos dejaremos influenciar son parte del entramado del texto, que nos deja, más allá de una muy buena historia, algunas preguntas para intentar respondernos en silencio.

La libertad que tiene uno cuando escribe literatura es maravillosa, porque al escribir ficción uno no debe responder a la realidad”, dice Plotkin. Pero en esta ficción encontramos mucho de nosotros, de nuestra realidad. Y la mejor forma de construir algo con él es leerlo disfrutando de la potencia y solidez narrativa, pensando en aquellos viejos clásicos como Ballard y McCarthy que nos trajeron hasta acá, al autor mismo y a nosotros, lectores.

@bernabetolosa