Si me preguntan cuál es el mejor cuento de Navidad que conozco, contesto sin dudarlo, aunque la verdad es que nunca lo leí: es el de aquella pareja de recién casados que sacrifica sus bienes más preciados para poder hacerle un obsequio a la persona que aman.
El que yo recuerdo probablemente no es el cuento que escribió O. Henry en 1905. De hecho acabo de descubrir en una lista de “mejores cuentos festivos” que algunos lo citan como El regalo de los Reyes Magos, lo que significaría que ni siquiera es un cuento de Navidad.
Pero a decir verdad, me importa poco. En primer lugar, porque el original se titula The Gift of de Magi, lo que perfectamente deja abierta la puerta a una historia navideña y no remite exclusivamente a estrellas fugaces, camellos y oro, incienso y mirra.
Pero además, porque mi cuento de Navidad no es el de O. Henry. Mi historia es la que me contó mi mamá un día de diciembre, mientras lavaba la ropa a mano en la inmensa cocina de la casa de la calle San Martín, donde (ahora sí, igual que en el cuento de O. Henry) sobraba el amor pero escaseaba el dinero.
Hoy mamá ya no está ni tampoco la vieja cocina, que fue derribada –junto al resto de la casa- para construir un horrible edificio de departamentos. Pero para mí El regalo de los Reyes Magos, o mejor dicho, la versión que yo recuerdo de ese cuento, sigue siendo la historia de Navidad por excelencia.
Pero como no todos son hijos de mi madre, ni tuvieron una cocina inmensa y fría ni la voz se les entrecorta al contarles la vieja historia a sus hijos (mientras el sonido del lavarropas cubre los silencios y lava las heridas infantiles), entiendo que quizás sus cuentos navideños favoritos sean otros.
Si ya saben cuáles son, ¡súmense al espíritu navideño y compartan! Si todavía no lo descubrieron, les invitamos a averiguarlo. Al fin y al cabo, para quienes hacemos esta revista no hay mejor manera de festejar estas fechas que leyendo. O recordando viejas historias relatadas con voces cálidas y manos frías.
Así que felicidades… ¡y buenas lecturas para tod@s!