“Cuando empecé a trabajar en periodismo, los temas judiciales ocupaban un rinconcito de los diarios y ahora son tapa durante semanas por los escándalos. Esto habla del deterioro de la política que dejó de ser el motor de cambio de las cosas, y habla también de la avanzada de poder de estos personajes, por eso hay que mirarlos”. El que dice esto es Gerardo “Tato” Young, el periodista que vino a Mar del Plata a presentar El Libro negro de la Justicia, editado por Planeta.
En él aborda las tramas oscuras, la corrupción, el abuso de poder, la venta de causas, el encubrimiento e innumerables delitos que, según su investigación, han cometido y siguen cometiendo las y los jueces del fuero federal en nuestro país.
Young explica que, de acuerdo a su parecer, “lo que esta podrido es el sistema. No hay que hablar de los malos sino de los males. La Argentina tiene un núcleo judicial encargado de controlar al poder político, que son los 12 jueces federales, pero desde hace 25 años que vienen siendo elegidos por las personas a las que ellos mismos encubren y esto supone no solo elegir a jueces no aptos para el trabajo, sino además jueces a los que nadie controla, con un poder excesivo, prácticamente a perpetuidad, entonces el problema es el sistema más allá de los nombres. Un sistema perverso genera funcionarios perversos”, sentencia.
Pero, además, el problema es que se trata de un sistema que se retroalimenta. “Hay una elite poderosa que se protege a si misma constantemente, con prácticas mafiosas y extorsivas, viven oprimidos entre ellos, en una permanente tensión”, destaca este periodista que además es autor de los libros SIDE, la Argentina Secreta, Negro contra blanco, Mujeres casi perfectas y Código Stiuso.
Sobre el proceso de escritura de El libro negro de la Justicia, el autor destaca que no le interesaba hacer un texto repleto de datos y que no tuviera ninguna cadencia. “Yo escribo y lo leo en voz alta para revisar lo narrativo, para ver el tono –aclara-. Siempre me opuse a esos libros periodísticos que son un plomazo largo de datos que no entendés, te perdés, y no hay una trama, una tensión”. En este caso, el hilo pasa por la historia de la Jueza María Servini, una de las mujeres más poderosas de la historia argentina. Ella controla dos juzgados, uno de los cuales es el juzgado electoral, con poder para bajar candidaturas o desestimar congresos partidarios, por ejemplo.
No obstante, en el relato de Young “no se salva nadie” y especifica que “en Argentina los jueces son personalidades muy conocidas y, por lo menos a los del fuero federal se los reconoce como personajes del juego político. Y esto es a lo que nos hemos acostumbrado”.
Además, apunta a sus propios colegas: “el periodismo ha sido cómplice al no delatarlo, al no denunciarlo. Veo colegas que tratan a jueces como si fueran su señoría y la mayoría son unos chantas. Cuando vos, desde el lenguaje, no decís las cosas como son estás encubriendo con o sin intención”.
Respecto del proceso político actual, el autor afirma que tiene esperanza de que se produzca un cambio, aunque remarca que el primer gesto del gobierno respecto de la justicia fue un desacierto y que nombrar jueces por decreto “fue un disparate total. Siempre dije que veníamos con gobiernos de demasiados abogados y yo creo que a este le faltan abogados. Lo que no pasa es que haya una decisión de cambiar en este fuero. Hay que empezar a mirar la Corte Suprema también, la justicia está muy promiscua”.
@trianakossmann