Mientras escribía La mirada del puma, Gloria Casañas no imaginó que la historia de rebeldía mapuche que estaba narrando, protagonizada por Luciano Necul en el imaginario Los Notros, podría estar reflejando un fenómeno real que se desarrollaría casi en simultáneo con la publicación de su novela en la para nada imaginaria Patagonia argentina.

Si bien no deja de ser una sorpresa, la autora entiende que el hecho tiene su lógica: “Aunque no me baso en nada concreto para escribir y me gusta inventar, la realidad me trae a manos llenas ejemplos de lo que escribo” dice en diálogo con Revista Leemos a raíz de esta última novela, editada por Plaza & Janés, con la que la autora retoma su saga contemporánea que abrió con En alas de la seducción.

La última novela de Gloria Casañas

Desde Buenos Aires, donde se encuentra abocada a la escritura de su nueva novela,  Casañas reconoce que en este nuevo libro se permitió abordar dos de los temas que más le apasionan: el choque cultural que implicó -y sigue implicando- el proceso de colonización y el impacto que el supuesto desarrollo está teniendo sobre la naturaleza. “Son temas que me fascinan” admite la autora, quien reconocerá que de no haberse dedicado a las letras podría haber sido guardaparques, como ese entrañable personaje que es Newen Cayuki.

A continuación, el diálogo que mantuvo con Leemos, en el que abordó temas como la discriminación, los cambios registrados en los códigos amorosos y su relación con los lectores y lectoras, con quienes confiesa sentirse “en deuda permanente”:

-Con La mirada del puma retomás una serie ambientada en la época actual, abandonando -momentáneamente según has dicho- la saga histórico/romántica. ¿Qué te llevó a tomar esa decisión?

Hacía tiempo que venía escribiendo “La mirada del puma”. Lo hacía “entre novelas”, casi como pasatiempo, pero siempre pensando en que fuera publicada alguna vez, porque la serie contemporánea había quedado estancada, y mi idea era que hubiese dos series paralelas. Es un desafío retornar a lo contemporáneo, que requiere otro lenguaje y otras situaciones, sin embargo me gustó hacerlo, lo viví como un festejo por estos diez años de publicaciones que empezaron, justamente, con una novela contemporánea ambientada en Los Notros, este pueblo patagónico que creé para dar vida a mis personajes en medio de una naturaleza salvaje.

-En tus novelas suele haber relaciones entre personas pertenecientes a diferentes culturas y cosmovisiones, algunas veces con resultado positivo, otras no tanto. ¿Hay hechos reales que te inspiren?

Ése es un tema que me interesa: el choque cultural que implica la colonización, la dificultad para integrar culturas, son asuntos antropológicos que me ocupan desde hace mucho, no sólo cuando escribo novelas, sino cuando estudio. La historia americana en general brinda abundante material al respecto, y tiene la ventaja de ser más reciente. Nosotros estamos pisando la historia.

Cuando publiqué En alas de la seducción, conocí de primera mano el proyecto de cría y conservación del cóndor andino, que sería un tema importante en la novela. Incluso hay allí un personaje que existe en la realidad, y me autorizó a usar su nombre. Sigo ligada a esa gente y a sus propósitos. Aunque no me baso en nada concreto para escribir y me gusta inventar, la realidad me trae a manos llenas ejemplos de lo que escribo. Incluso como sorpresa, aparecen sobre el tapete asuntos que reflejan el problema que trato en la novela. Ocurrió con la rebeldía mapuche de Luciano Necul en La mirada del puma.

En las novelas históricas, hay un componente real muy fuerte en los sucesos que se narran; si bien la trama es ficticia, los personajes viven situaciones de conflicto reales, como el caso de la Guerra de la Triple Alianza en “Y Porâ”, o la discusión sobre la zanja de Alsina en “El ángel roto”. Es muy lindo compartir eso con mis lectores, porque ellos luego buscan información o fotos, y me las envían para ponerlas en nuestra página, el lugar donde nos encontramos a diario.

-La actual es una época marcada por muchos conflictos en torno a la discriminación y el racismo, entre otros motivos por las crecientes corrientes migratorias. ¿Eso influye en la elección de tus temas?

¡Claro! Son reacciones muy humanas, y lo que más me interesa es profundizar en los vínculos, analizar los pensamientos; trabajo mucho con mis personajes esos aspectos, ellos son la encarnadura de todo lo que aprendo y observo. Lo mismo si la novela transcurre en otras épocas, me traslado al modo de pensar y entender de aquel momento. La Historia es una maestra extraordinaria.

-En tus textos también suelen tener una presencia importante temas relacionados con la vida en la naturaleza y los efectos que el supuesto progreso trae aparejados en el ambiente. ¿Es un tema que te (pre)ocupa?

Siempre, desde chica, la naturaleza y los animales fueron mi pasión. La vida al aire libre es mi ideal de vida. Hubiese sido yo misma un guardaparque, como lo es Newen Cayuki en Los Notros, en la serie contemporánea. Estamos todos en el mismo planeta, compartiendo lo que nos suceda. Caminamos juntos, como me gusta decir, y debemos aprender a respetar al otro humano y al otro animal. La defensa de la vida silvestre y la búsqueda de un equilibrio que nos permita convivir con ella, es uno de mis temas favoritos. Desde hace un tiempo, estudio una carrera de ciencias naturales llamada “Intérprete Naturalista”, en la Asociación Aves Argentinas, de la que soy socia. Cuando elegí estudiar Ciencias Sociales, postergué esa otra área del conocimiento, y ahora es mi oportunidad de abordarla desde un enfoque conservacionista.

-El concepto de amor de la época actual es bastante distinto al de otras épocas y de hecho esos cambios ya comienzan a reflejarse en las historias de ficción. ¿Cómo vivís esos cambios y cómo influyen en tu literatura?

Casañas durante la presentación de su libro organizada por Revista Leemos

No sé si el concepto del amor será distinto, pero es cierto que los códigos amorosos han cambiado. Las personas suele ser temerosas con sus sentimientos, se rodean de una coraza para que no se note cuánto les importa. El amor suena cursi, y hablar de él también. Por ejemplo, se dice “mi chico” en lugar de decir “mi novio”. El lenguaje es muy expresivo para delatar los pensamientos. Nadie se “compromete” tampoco, porque la idea de construir un vínculo permanente aterra. Por las dudas, entonces, digo que tengo “una relación”. Eso parece ser efímero, y no pesa tanto. Si la novela es contemporánea, también se sufre por amor, se sienten celos y se planea venganza, sólo que adaptado a otro lenguaje y a otra manera de reflexionar sobre eso, pero la esencia es la misma, a mi entender.

-Tus lectoras y lectores figuran entre los más fieles del escenario literario actual. ¿Cómo vivís esa relación?

-Yo quisiera decirles a mis lectores que, a pesar de que el oficio de escribir es solitario por definición, ellos crean una especie de vigilia que me hace sentir acompañada. Cuando me escriben para contarme su sentir respecto de alguna situación en las novelas, o si me preguntan cuándo saldrá la próxima, esas palabras son un tesoro para mí. Y me siento en deuda permanente con todos ellos.

@limayameztoy