Historias de amor y de desamor. De encuentros y desencuentros. De reglas sociales que mutan y que, en su vorágine, pueden tanto liberar como devastar. De la combinación fascinante de amor, sexo y deseo que, sea la época que sea, atraviesa las relaciones interpersonales.
De eso se trata Con la espada de mi boca –editorial Alfaguara-, nuevo libro con el que Inés Garland vuelve a apelar a los relatos –muchos de ellos interconectados- para sumergirse en su universo de personajes sensibles, vulnerables, contradictorios pero, por sobre todas las cosas, profundamente humanos.
El primer relato del libro, “Bloques inseparables”, nos da una pista de lo que encontraremos en sus 192 páginas: con un lenguaje bello pero no por ello menos directo, capaz de describir con empatía sentimientos profundos pero también de ser extremadamente cruel -de allí el nombre del volumen-, Garland nos irá presentando su nuevo abanico de personajes, algunos de los cuales aparecerán en distintas etapas de su vida o entrelazados unos con otros.
Como es habitual en sus textos, la también autora de Una vida más verdadera (2016), La arquitectura del océano (2014) o Una reina perfecta (editado originalmente en 2005 y reeditado en 2017), no esquivará temas de actualidad, como son los cambios culturales en torno al rol de las mujeres en la sociedad, los códigos (tanto nuevos como viejos) a la hora de los encuentros sexuales, los abusos o las tensiones intrafamiliares.
Pero lo hará siempre con un estilo despojado, sin bajadas de línea, censuras ni apologías. Como si simplemente estuviera intentando mostrar, a través de un recorte siempre subjetivo de momentos, sentimientos y experiencias, la evolución de las relaciones humanas y su denominador común: la necesidad de huir de la soledad conectando con otros y otras, sea desde el lugar que sea.
@limayameztoy