El mismo día en que la 7° Feria del Libro Infantil y Juvenil “Mar del Plata Puerto de Lectura” abría sus puertas en el Centro Cultural Estación Terminal Sur, tres sucesos sacudían la agenda pública y ponían al libro en el centro de la escena social, política y cultural no solo de la ciudad sino del país.
El fenómeno tuvo lugar este viernes y sus protagonistas –en otro aspecto simbólico para la jornada, principalmente en estas épocas de sororidad y empoderamiento femenino- fueron tres mujeres.

Por un lado estuvo la ex presidenta y candidata a vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, quien presentó su libro Sinceramente –editorial Sudamericana- en un acto multitudinario que desbordó las instalaciones del Hotel Provincial y pintó con colores veraniegos la tradicional postal de la costa marplatense.
A pocos metros de distancia –en el subsuelo del Torreón del Monje- pero con un perfil mucho más intimista, la diputada Elisa “Lilita” Carrió presentaba Vida –editorial Planeta- libro en el que relata anécdotas personales y políticas en una serie de conversaciones con el periodista Ignacio Zuleta.
Lejos de las luces y la trascendencia mediática alcanzada por sus congéneres pero frente a un auditorio no menos absorto ante sus palabras, Gabriela Mansilla presentaba Mariposas libres –editorial Universidad General Sarmiento-, libro en el que narra sus experiencias como mamá de Luana, la primer niña trans que logró un DNI respetuoso de su identidad de género autopercibida, y refleja la lucha del movimiento LGTBIQ en la Argentina.
Tres mujeres, tres estilos, tres libros
A pesar de tener en común el género de no ficción y de estar basados en el relato de historias de vida de tres mujeres, los tres libros tuvieron características bien diferenciadas.

En el caso del firmado por Fernández de Kirchner, se trata de un superventas que –tal como reconocen aún en los espacios más opositores políticamente a la actual senadora nacional– aportó una bocanada de aire fresco a las cajas exangües de una industria editorial que sufre como pocas la crisis económica que atraviesa el país.
Por su parte, el firmado de manera conjunta por Lilita y Zuleta es fiel al estilo hilarante y muchas veces bizarro de Lilita, y genera expectativa en su público fiel, siempre dispuesto a festejar las anécdotas relacionadas con la trayectoria personal, política y espiritual de la diputada nacional.

En las antípodas de ambas en lo que hace a sus herramientas previas desde lo educativo y económico, Mansilla –quien ya supo volcar sus experiencias personales en el libro Yo nena, yo princesa- retoma la historia de Luana –hoy de 12 años- tras la obtención de su DNI pero también relata su lucha por los derechos de las personas trans-travestis –especialmente niñas, niños y adolescentes- desde la Fundación Infancias Libres. Y lo hace con tanta sinceridad, humor y compromiso que cautiva inmediatamente, tanto a quienes la leen como a quienes se acercan a escucharla.
El papel del libro
A todo esto, mientras la ciudad y el país continúan hablando sobre las repercusiones –principalmente políticas- de los hechos ocurridos este viernes en Mar del Plata, cabe detenerse unos segundos para reflexionar sobre ese denominador común que tuvieron esos sucesos: el libro.

El libro como aglutinador social. El libro como movilizador político. El libro como testimonio de vida(s). El libro como objeto y sujeto cultural, en épocas de predominio de lo digital. El libro como motor económico en momentos de profunda crisis individual y colectiva.
Y todo esto mientras la industria editorial y las librerías, es decir los sectores que posibilitan la existencia de esos libros, continúan esperando que la dirigencia política nacional –la misma que este viernes se valió de ellos para generar sendos actos de campaña electoral- ponga en marcha políticas concretas que les permitan seguir existiendo, como podrían ser la creación del Instituto Nacional del Libro o ser incluidas dentro de los sectores exceptuados del pago del IVA, por mencionar algunas opciones.
Todo hecho –social, político y económico- tiene su anverso y su reverso. Puede ser leído como un respaldo –en este caso, al rol del libro en la sociedad moderna- o como un gesto de indiferencia –por tan solo utilizarlo y luego dejarlo abandonado a su suerte-. Como la visibilización de un todo… o de una falta.
El papel –tanto física como metafóricamente- que el libro jugó este viernes a nivel local y nacional tiene esa doble lectura: nos demostró que el libro sigue vivo en nuestra sociedad. Esperemos que nuestra sociedad haga lo que tiene que hacer para que continúe viviendo.
@limayameztoy