La biblioteca de Agustina tiene un nuevo libro: La Grieta Blanca, de la australiana Jaclyn Moriarty.
Es el primer tomo de una saga denominada Los colores vivientes y le gustó mucho, por lo que ya anticipó su deseo de comprar el siguiente. Podría descargarlos, pero como toda historia que realmente le gusta, quiere tenerla “en papel”.
Tanto entusiasmo sorprende siendo que Agustina reconoce que la protagonista no le gusta mucho. Se trata de Madeleine, una jovencita que solía tener una vida acomodada hasta el día en que decide escapar, junto con su madre, dejando tras de sí los lujos, los viajes, las comodidades… y a su padre.
A medida que se avanza en el libro se descubre que la decisión de ambas mujeres fue acertada, pero Madeleine se la pasa lamentando sus comodidades perdidas. “Una boba”, resume Agustina.
El atractivo de la saga es el mundo fantástico creado por Moriarty
¿Cuál es, entonces, el atractivo de la saga? Según Agus, el mundo fantástico creado por Moriarty, un mundo paralelo al nuestro, denominado el Reino de Chelo, donde los colores tienen vida propia, pueden alterar los sentimientos de los humanos, atacarlos y, en casos extremos, matarlos. “Es un mundo diferente pero muy bien pensado, cuidado en los detalles: hasta tiene estaciones diferentes a las nuestras” argumentó.
Pero, por sobre todas las cosas, el gancho del libro –al menos para las lectoras femeninas- es Elliot, un joven que parece haber sido bendecido por todas las virtudes deseables en un hombre: es inteligente, fuerte, ágil, valiente, honrado, bueno y, naturalmente, hermoso.
Pero Elliot también es una figura marcada por la falta de su padre, que desapareció un año atrás, la misma noche en que el tío de Elliot fue hallado muerto a la vera del camino. La versión oficial dice que un ataque Púrpura de nivel 3 es el responsable de esa muerte, pero los rumores en el pueblo aseguran que su padre podría haber asesinado a su propio hermano, para luego fugarse con una profesora de la escuela. Elliot se niega a creer esa historia y está decidido a descubrir la verdad.
Sus vidas estarán entrelazadas, poniendo en riesgo el equilibrio entre dos mundos
Un día Madeleine y Elliot comienzan a intercambiarse cartas de un mundo al otro a través de una grieta que descubren debajo de un estacionamiento. A partir de entonces, sus vidas estarán entrelazadas, poniendo en riesgo el equilibrio entre dos mundos que –en teoría- no deberían mezclarse.
Además de la esperable historia de amor y aventuras, parece que el libro ofrece una serie de personajes secundarios interesantes, como los amigos de Elliot y los twickleham, la Niña Mariposa, el Alguacil y su ayudante, las princesas Ko y Júpiter … y así podríamos seguir, pero es mejor detenernos acá, para no aburrir.
En pocas palabras: La Grieta Blanca se ha ganado su lugar en la biblioteca de Agus. Y no creo que falte mucho para que la saga Los Colores Vivientes esté completa.