Es uno de los últimos libros que compró Agustina y leyó en menos de dos días. Cumple con muchos de condimentos modernos de la literatura juvenil: está escrito por una autora estadounidense, es una trilogía, está contextualizado en una sociedad distópica y tiene una tapa vulgar, como si la editorial hubiese querido ahorrar en diseñadores.

En Delirium, el error  que cometió la humanidad es considerar al amor una enfermedad a la que, incluso, le ha encontrado una cura: una operación a la que deben someterse todos los ciudadanos y ciudadanos a los 18 años para “salvarse”. En caso de no hacerlo,  serán confinados a la tierra salvaje de los “inválidos”.

La protagonista es Lena, una joven hermosa, inteligente y sufrida, que cree ciegamente en el sistema porque ella misma fue víctima secundaria de la terrible enfermedad del amor: su madre se suicidó tras la muerte de su padre en la guerra.

Lena espera ansiosamente el día de su operación. Pero como corresponde en toda novela juvenil romántica, apenas dos semanas antes de entrar al quirófano conoce a Alex. Y todo cambia. Comienza entonces la clásica historia de amor, un tanto shakesperiana, protagonizada por dos jóvenes que deben enfrentarse a la sociedad para defender su amor y que están dispuestos a todo, incluso la muerte, con tal de estar juntos.

El Estado omnipresente (decide con quién se casa con cada persona y cuántos hijos tendrá), los matrimonios acordados, la sociedad dividida entre “sanos” y “enfermos” deslizan una sutil crítica a la sociedad actual que, leída con pensamiento crítico, puede resultar enriquecedora.

Pero más allá de eso, no hay mucho más en esta saga escrita por la estadounidense Lauren  Oliver que consta de tres libros -Delirium, Pandemonium y Requiem-, el primero de los cuales tiene un final abierto y dramático que obliga a sus jóvenes lectoras (en general quienes consumen estos productos son adolescentes mujeres) a comprar el segundo tomo.

Algunas escenas cinematográficas dejan entrever que, al sentarse a escribir, Oliver fantaseó con la posibilidad de que su historia llegue a la gran pantalla hollywoodense.

Habrá que esperar para ver si su fantasía se cumple en realidad, algo solo posible en una sociedad que –a diferencia de la que describen  sus libros- sigue apostando al amor… aunque más no sea como ese extraordinario impulsor del consumo que claramente es.