En 1967, cuando se publicó Cien años de soledad, Gabriel García Márquez tenía 40 años. Ya había publicado La hojarasca (1955), El coronel no tiene quien le escriba (1961) y La mala hora (1962). Si bien había cumplido ya los 40, la gran novela latinoamericana, y pilar del famoso boom, había sido completada el año anterior. Este dato, la edad, fue el punto de partida para la propuesta Bogotá 39, que reúne 39 escritores que tiene 39 años o menos. El libro que los reúne, incluye 39 relatos que se despliegan en 15 ediciones.
La última edición, publicada en enero, reúne a narradores de 14 países latinoamericanos que llegan a esta selección por el trabajo de un jurado que, en esta oportunidad, estuvo integrado por la argentina Leila Guerriero, la mexicana Carmen Boullosa y el colombiano Darío Jaramillo. La antología fue editada por Galaxia Gutenberg, aunque se sumaron editoriales más pequeñas de cada país para las ediciones locales.
La crítica colombiana Margarita Valencia señala en el prólogo de Bogotá 39: “Podemos dar cuenta de la aparición de un nuevo realismo más descarnado, más afilado, que aborda lo social y lo doméstico sin ningún tabú, y con un lenguaje que no teme ser cáustico, implacable, duro”.
El primer libro de Bogotá 39 se publicó hace 10 años (2007), y quienes integraron esa selección, hoy configuran una generación de escritores arraigados en los cuales hay 25 que ya tienen agentes literarios, y 13 de los 39 ya han sido traducidos. Conviene recordar que en aquella edición aparecieron, entre otros, los argentinos Gonzalo Garcés, Andrés Neuman y Pedro Mairal, el dominicano radicado en Estados Unidos Junot Díaz, la mexicana Guadalupe Nettel y Santiago Roncagliolo, el escritor peruano.
Bogotá 39 es una propuesta curiosa y arbitraria, y hasta parece una estrategia de marketing, lo que no está mal. Los cófrades se defienden diciendo que no pretende ser un canon, sino que sugiere una conversación generacional donde se destacan los lazos, los vínculos personales, el registro de la primera persona, la narración autobiográfica y la literatura de las pequeñas cosas. No escapa a la temática, adelantan, la violencia, los entornos urbanos, la idea de frontera o la búsqueda de la representación política a través de códigos no convencionales. O sea, literatura.
“Una de las maneras de explicar la distancia del boom con nosotros es el cambio del gran angular al microscopio. La presa mayor del boom eran esas novelas que eran un gran fresco de una situación”, agrega Margarita Valencia en el prólogo.
Entre los argentinos que integran esta nueva selección sub 40, figuran Martín Felipe Castagnet, Lola Copacabana, Diego Erlan, Mauro Libertella, Samanta Schweblin y Luciana Sousa. Como se ve aparecen algunos nombres que quizás ya hemos frecuentados y otros más novedosos. Y claro, otros 33 escritores del continente que quizás desconozcamos.
@neriotello
*Nerio Tello es periodista, escritor, editor y docente universitario. Autor del blog Letra Creativa.