Una nueva novela de un escritor argentino reconocido a nivel internacional siempre es una buena noticia. Si esa novela está tan bien escrita y documentada que es merecedora de un premio internacional, lo es aún más. Pero si además esas mismas páginas nos permiten reflexionar sobre cuestiones como la verdad, la justicia o la evolución de las pautas morales en las sociedades, la conclusión es sencilla: es un libro altamente recomendable.
La novela en cuestión es Los crímenes de Alicia, escrita por Guillermo Martínez, ganadora de la 75° edición del Premio Nadal –anunciado en marzo de 2019- y editada por Destino. Aunque puede leerse de manera independiente, el nuevo libro retoma parte de los personajes, la época y el entorno de Crímenes Imperceptibles, texto con el que el también matemático ganó el Premio Planeta en 2003.
Estas dos vertientes formativas cobran gran relevancia en Los crímenes de Alicia, libro que vuelve a estar ambientado en Oxford –Inglaterra- pero un año después de los sucesos narrados en la primera novela, que fue traducida a 35 idiomas y llevada a la pantalla grande por Alex de la Iglesia con el nombre de Los crímenes de Oxford.
La historia vuelve a estar narrada en primera persona por G, un becario argentino que nuevamente colaborará con el veterano matemático Arthur Seldom para resolver una serie de crímenes, en este caso relacionados con la llamada “Hermandad Lewis Carroll”, que está a punto de publicar los diarios privados del autor de Alicia en el País de las Maravillas.
Esto permitirá al autor reconstruir gran parte de la vida de Carroll y hacer hincapié en la relación que mantenía con Alice Liddell y otras niñas de la época, a las que tomó gran cantidad de fotos semidesnudas y en poses eróticas, lo cual derivó en infinidad de teorías acerca de su supuesta inclinación por la pedofilia.
Como disparador de los sucesos de ficción el autor utilizará un hecho real: el descubrimiento de un papel en el que las sobrinas nietas de Carroll explicaban el contenido de las páginas del diario del autor que previamente habían censurado.
Será en la reconstrucción del contexto social, histórico y moral en el que Carroll desarrolló sus actividades, su paralelismo (o no) con delitos actuales de pedofilia y en los razonamientos lógicos y filosóficos que realizarán Seldom y G. para resolver los crímenes donde el libro de Martínez encuentre su mayor fortaleza.
Al igual que en Crímenes Imperceptibles, el autor juega con el permiso que le otorga la juventud de su narrador, su ingenuidad y su condición de outsider en la sociedad británica para establecer con el veterano y brillante Seldom –quien significativamente es señalado en la contratapa del libro como el protagonista de la novela- una relación en algún punto comparable con la de Sherlock Holmes y John Watson.
En otras palabras, el multipremiado escritor vuelve al ruedo con una clásica novela de intriga en la que nuevamente combina una sólida formación académica con una gran capacidad para narrar historias atrapantes, en este caso protagonizadas por una dupla que fácilmente podría reecontrarse en un próximo libro.
Lo dicho: una lectura altamente recomendable.
@limayameztoy