Antes o después, leer a Shakespeare es imprescindible… Quiero decir: Para quien tenga interés en el teatro –y quien quiera ahondar en el alma humana y la vida toda- le recomiendo leer al gran autor universal. Por el disfrute estético que de por sí nos brindan sus ficciones y el conocimiento que podemos adquirir sobre el arte teatral propiamente dicho; también por la dramaturgia, de la cual sin duda fue y sigue siendo un maestro. Con su obra, como toda buena literatura, nos lleva al encuentro con nosotros mismos, al pensamiento, la imaginación y a la dimensión de nuestras emociones y fantasía plena.Particularmente, amo sus grandes tragedias: Hamlet, Romeo y Julieta, El Rey Lear, La Tempestad. Sin excluir ninguno de sus textos dramáticos como sus comedias destaco, entre otras, Sueño de una Noche de Verano.
Dando un salto de lo clásico a lo más contemporáneo, otro autor impostergable es para mí, no por habernos dejado obras de teatro, pero sí mucha influencia para abordar el “arte dramático” (la escritura en relación con la puesta en escena, obra dramática en sí), es el poeta-intelectual Antonin Artaud, un autor muy influyente para el Siglo XX y muy actual con sus Manifiestos sobre el arte y la vida.
El Teatro y su Doble es un escrito sumamente motivador para la carrera de un artista y otros libros, como Van Gogh, el Suicidado por la sociedad (con prólogo de Aldo Pellegrini) ayudan a comprender el comportamiento social, confrontándose con nuestros impulsos creativos más auténticos y originales. Siempre dentro de la atmósfera del goce intelectual que nos provee la lectura de esta lucidez de pensamiento, en su justa expresión, son escritos que aportan ese alimento espiritual tan necesario para el desarrollo armónico de nuestras vidas y arte.
En cuanto al Teatro Nacional también debo el honor a la lectura de una gran tradición de excelentes autores como Florencio Sánchez, Marechal o Armando y Enrique Santos Discépolo por nombrar algunos de los tantos. Me interesa destacar el hito de nuestra cultura teatral contemporánea que fue Teatro Abierto (1981-82) donde surgieron obras de autores que fueron vanguardia (Gorostiza, Cossa, Pavlovsky, Gambaro, entre tantos otros), promoviendo una ética y una estética con elementos altamente motivadores para hacer teatro hoy, reafirmando un movimiento que llamamos Teatro Independiente, como fuente de creación permanente donde nacen dramaturgos, directores, actores, escenógrafos…
En fin, un ejercicio de lectura con la mayor amplitud posible, donde se van suscitando valores, y nos adentramos en esa rica dimensión de estados interiores que nos impulsan a la acción (drama), para integrarnos con nuestras reacciones creativas más genuinas a la realidad.
En cuanto a lectura general, me agrada leer poesía y ensayos (Borges, particularmente); en filosofía y espiritualidad, El Libro de las Mutaciones I Ching y La Biblia siempre me acompañan. Otros autores no faltan en mi biblioteca son Krishnamurti, Carl Jung o Gurdief y Ouspenski. Y para concluir, leer para mí fue, entre muchos autores y temas, un descubrir y comprender basado en una lógica acorde a mis inquietudes interiores, y a las necesidades de conocimiento en la formación profesional. Aún sigue siendo así…Leer para mi es “abrevar en las fuentes” para seguir creciendo en respuesta a mis motivaciones y sentimientos más profundos…Y me sucede que, cuando “cierro el libro… se abre la vida”, parafraseando al sublime poeta, Pablo Neruda.
Daniel Lambertini (1960) es actor, director, dramaturgo y docente). Egresado de la Escuela Municipal de Arte Dramático de Mar del Plata y autor del libro La Senda Creativa (Reflexiones de un actor).