“La relación entre un sujeto (que busca entender) y un objeto de desconocimiento puede darse a través de diversas vías. Pero en el caso de un fenómeno tan complejo como el peronismo, surge la pregunta de cuál es la vía más adecuada para transmitirlo. El peronismo ofrece varios lugares desde donde puede ser entendido. Quien se aventure a hacerlo podrá optar entre ellos y lograrlo. O no”.

Pedro Saborido utiliza el párrafo anterior como introducción al primero de los 27 relatos que, junto a 74 reflexiones y más de 140 metáforas, conforman Una historia del peronismo –editorial Planeta-, libro cuya lectura parece más que adecuada en estos momentos de desconcierto, en los que parece haber un peronista en cada fórmula presidencial.

Como es previsible en una obra del escritor, productor y guionista de Peter Capusotto –entre otros ciclos-, el libro no resolverá ninguna duda. Más bien todo lo contrario: quien se anime a sus 234 páginas quedará con más incógnitas que certezas.

Y es que, tal como se aclara desde la tapa del propio libro, el objetivo de Saborido no es clarificar sino servir “para regocijo del simpatizante, valiosa información para el desconocedor o extranjero, o también de guía práctica para que el antiperonista pueda acabar de una vez por todas con el monstruo que desde hace más de 70 años azota a la Argentina. De todos modos –añade- esperamos pueda ser disfrutado desde cualquier perspectiva”.

Porque de eso se trata Una historia del peronismo: de poder mirarnos como argentinos (porque a estas alturas a nadie debe quedarle duda de que analizar al peronismo es analizar gran parte de nuestra naturaleza social, política y cultural) y reírnos a carcajadas de nosotros mismos, de nuestras contradicciones, nuestra historia y nuestro presente.

Al mejor estilo borgiano –personaje que no escapa de las garras de Saborido- el libro está pensado hasta en su más mínimo detalle: desde las citas introductorias que preceden cada artículo hasta el Análisis y reflexión que supuestos especialistas como Clarisa Praga y Danilo Rosendo realizan a modo de cierre.

Todo, obviamente, con ese estilo hilarante e irrespetuoso de Saborido, quien de la misma manera puede inventar una “máquina de procesar uruguayos para que se hagan peronistas” como relatar los pensamientos y sentimientos de un militante que acepta realizar campaña electoral disfrazado de boleta, para representar “los aumentos de tarifas que tanto dañan al pueblo”.

Con su pluma desopilante, Saborido también utilizará a un supuesto amigo de Perón para relatar el inicio de su romance con Evita. Según esa delirante reconstrucción, el entonces coronel le habría preguntado a la actriz qué le gustaría hacer, a lo que la futura “abanderada de los pobres” habría respondido: “cenar, salir a tomar un helado y después armar un movimiento político de masas, que tuviera como eje una auténtica reivindicación de las clases más humildes”.

Pedro Saborido.

Mar del Plata aparecerá varias veces en la reconstrucción de la historia del peronismo de Saborido. En Apuntes del peronismo y el mar se relata el diálogo entre un grupo de marplatenses “demócratas” espantados ante la llegada del “monstruo peronista”, en tanto que en Un experimento leve un odontólogo va solo a la playa y toma apuntes de sus sensaciones al tener que compartir el espacio con una familia prototípica del turismo social y obrero.

Como los relatos no podrían apreciarse en todo su esplendor sin conocer determinados aspectos del contexto histórico, social y cultural al que aluden, el libro incluye el apartado A modo de notas al pie en el que se brinda “una sencilla ayuda para aquellos que quieran saber apenas un poco más acerca de hechos y momentos históricos” aludidos.

Como se dijo, en estas épocas en las que la inclusión de peronistas en fórmulas electorales sorprende a propios y extraños, leer a Saborido se presenta como un paso ineludible. No porque vayamos a entender lo que pasó o lo que está pasando en nuestra historia con su lectura, sino porque nos hará ver, con su mezcla característica de delirio y profundidad, que el peronismo está tan profundamente enraizado en nuestra cultura que todos tenemos algo de él en nuestra esencia… sea cual sea el lado de la grieta en el que creemos ubicarnos.

@limayameztoy