Un reflector que ilumina de manera cruel y fascinante las contradicciones e  imperfecciones del comportamiento humano. Así  es la pluma de la escritora francesa Yasmina Reza, quien volvió a hacer gala de su exquisito humor negro y su total desprecio por la corrección política en Serge, libro que pone en discusión conceptos en apariencia incuestionables para la sociedad actual como la memoria, la identidad y la familia.

Editado por Anagrama, el libro fue una de las novedades del mercado editorial de las últimas semanas. En él, la escritora francesa explora la intimidad de tres hermanos de una familia de judíos franceses no practicantes de origen húngaro, Serge, Nana y Jean (el narrador de la historia), quienes deciden visitar el campo de exterminio de Auschwitz después de la muerte de la madre.

De la mano de estos tres personajes, la también autora de las obras de teatro Art y de las novelas Una desolación, Felices los felices y Babilonia -entre otras- realizará una crítica ácida a la conversión de los campos de exterminio en sitios turístico, reflexionará sobre la medicalización de la vejez (y de la vida)  y realizará una pintura a la vez irónica y tierna de los lazos de familia.

El libro está escrito de manera ágil, con diálogos que son verdaderas joyitas –algo que no sorprende de una dramaturga de su talla- y con muchísimos pasajes de humor negro que ayudan a sobrellevar una trama que, de otra manera, podría haber sido difícil de digerir.

En este sentido, cobran singular importancia los rasgos de los personajes, tanto principales como secundarios. La personalidad neutra y en ocasiones hasta apática de Jean, el hermano del medio, se convierte en la aliada ideal a la hora de describir las desmesuras de su hermano mayor, Serge, la emotividad de su hermana menor, Nana, la vulnerabilidad de su sobrina Joséphine, la violencia del padre y el rol de la madre como aglutinante de una familia en apariencia disfuncional pero, en el fondo, muy parecida a cualquier otra de nuestro tiempo.

Un párrafo aparte merece la relación de Jean con Luc, el hijo de Marion, una ex novia que en el último tiempo “está enamorada de otro”. El niño es descripto con inmensa ternura y empatía como un ser que se comporta de manera diferente a sus pares. “Me cae bien este crío –dirá el narrador-. Es más interesante que otros”.

Serge es una novela de un humor negrísimo, no apta para los y las defensores de la corrección política, que demuestra una vez más la capacidad de Reza de observar los absurdos de nuestro tiempo y volcarlos al papel, sin que ello conlleve un aval o una acusación. Cuando mucho, quizás, una muestra de asombro ante la inmensa capacidad de nuestra sociedad de normalizar situaciones ridículas y convertir en excepcional lo que no lo es  (o no debería serlo).

Limay Ameztoy