Hay un templo dorado. En Amritsar, hay un templo dorado. Se podría decir que es el más hermoso templo dorado. Rodeado de agua, como una isla; pero que es templo, y se llama así, Templo Dorado. Amritsar significa “estanque del néctar de la inmortalidad” y está en el Norte de la India, cerca de la frontera con Pakistán.

El templo, en el idioma local, se llama Harmandir Sahib, y según la tradición de los Sijs, hay que visitarlo por lo menos, una vez en la vida. Fue construido en 1601 y tres años más tarde se depositó ahí el primer tomo de las escrituras Sij; o sea, el libro sagrado del sijismo.

Lo que llama la atención del viajero occidental, es que todos los días, cientos, cuando no miles, de sijistas, y turistas desde ya, hacen interminables colas para “ver” el libro. Pero no es cualquier libro, el libro es una suerte sumo sacerdote. Se lo saca a determinada hora y, claro, en algún momento se lo retira. El libro es como un ser vivo, y no puede “atender” las interminables colas de curiosos.

El sijismo, instaurado por Gurú Nanak, en el siglo XV, adora a un Dios único, aunque conservan la creencia hindú en la reencarnación. Sus seguidores aceptan la voluntad de Hukam, el dios único, y mantiene un espíritu positivo y optimista, respetando los ideales como la verdad, la compasión, la alegría, la humildad y el amor; protegen los derechos de los débiles, y luchan por la justicia y la equidad para todos.

Tras la muerte de su fundador, las disciplinas del sijismo fue sostenida por los Diez Gurús sijes. El décimo maestro, estableció que él sería el último y a partir de ese momento la sagrada escritura de los sijies, contenidas en un libro,  sustituiría a los gurúes “humanos”. La autoría de este texto sagrado corresponde a los diferentes gurúes. El libro sagrado de los sijes tiene la particularidad de haber sido escrito por los propios fundadores de la religión, a diferencia de los libros sagrados de otras grandes religiones. El primer libro, el  original,  se guarda en el Templo Dorado de Amritsar. Sin embargo, existe una copia en cada templo, y en todos los casos se lo reverencia como si fuera de una persona viva.

El templo está abierto a personas de cualquier religión, nacionalidad, sexo, color o raza. No existen restricciones para entrar, excepto la observancia de las normas de conducta más elementales como: cubrirse la cabeza, no usar zapatos, vestirse de manera modesta, ser respetuoso, sentarse en el suelo como muestra de respeto al Adi Granth y a Dios; no beber alcohol, no comer y no drogarse, entre otras.

El templo de los Sijs fue profanado en varias oportunidades por distintas facciones del gobierno (están en contra del sistema de “castas” de ese país). El último se llevó a cabo durante el mandato de Indira Gandhi. Pocos recuerdan que la carismática líder india fue asesinada en 1984 por dos de sus guardaespaldas. Ambos en sijies.

El libro original está escrito íntegramente en alfabeto gurmukjí, pero en varias lenguas: panyabí, sánscrito, boipurí y persa. Y como se dijo, a cada ejemplar se le trata como si fuera una persona viva. Es más, el libro cada noche “duerme” en una cama del templo, y siempre hay un sacerdote que lo abanica. Es, para los fieles, el undécimo Gurú del Sijismo. Alguien que respira.

Nerio Tello