Finalizó otra edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y un gran número de escritores marplatenses evalúan la experiencia de presentar sus producciones en la cita literaria más importante de Latinoamérica.

 

Llegó a su fin la 42º edición de la Feria Internacional del Libro, que había iniciado el 20 de abril en La Rural de Buenos Aires y, en esta oportunidad, fueron muchos los autores y autoras marplatenses que participaron de diferentes actividades en este evento que convocó a casi un millón y medio de personas.

Desde Revista Leemos le pedimos a los escritores locales que participaron de diferentes propuestas que realizaran un balance de la experiencia vivida en este ámbito y cómo evalúan el evento en general, ya que este tipo de acciones suelen ser un espacio de gran valor para encontrarse con el público lector y dar a conocer sus producciones literarias.

Las y los marplatenses que fueron parte de este evento fueron Agustín Marangoni, Juan Carra, Marisa Potes, Laura Miranda, Mariela Kogan, Gabriela Exilart, Mercedes Giuffré, Rafael Felipe Oteriño, Mario Mendez, Nicolas Carmona, Fabio Herrera y  Florencia Canale.

La Feria y un encuentro cara a cara con el lector

En este marco, la escritora y narradora Mariela Kogan presentó, junto a la ilustradora Elissambura, el libro El corazón de Marión en el stand de Gerbera​. Kogan explicó que “fueron muchos invitados y amigos y esta experiencia “siempre es una gran alegría. Hace años que voy ininterrumpidamente a la Feria de Buenos Aires, al Encuentro de Narradores Orales, al Congreso de Promoción de Lectura, a visitar amigos y escritores admirados, a charlas y a comprar libros. Pero esta vez fue especial porque era yo quién presentaba una nueva publicación: una emoción grande”.

​Por su parte, el joven autor de De Dioses y Amores, Nicolás Carmona, también fue parte del evento que reúne a los autores con sus lectores. Presentó su libro en el stand de SADE el sábado 23 de abril, donde además estuvieron presentes un gran número de autores marplatenses que acompañaron la propuesta. Al respecto, Carmona explicó que “la experiencia de estar y ser parte activa de la Feria del Libro siempre es positiva, es un evento tan importante que las relaciones e interacciones que allí se generan bien valen el viaje, la estadía o el tiempo que uno más pueda dedicarle”.

En este marco, este autor subrayó el apoyo de la Sociedad Argentina de Escritores “por el impulso y el espacio que genera” y lamentó la ausencia del Stand Mar del Plata Polo Editorial que durante varios años llevó la Secretaría de Cultura del Municipio de General Pueyrredon y que este año no participó. “Es una pena que no haya apoyo a mis compañeros, muchos muy talentosos que se pierden eventualmente una posibilidad de mostrar su arte”.

Otra destacada escritora marplatense, la prolífera ​Marisa Potes, también participó de la firma de ejemplares de sus obras, en su caso en el Stand de SM el día  de mayo.

Potes explicó que “siempre me llamó la atención que hubiera que pagar una entrada para entrar a un lugar donde se va a comprar, más allá de los talleres, charlas, firmas, la feria es una feria, y pienso que lo económico es un factor determinante. Pero hay un interés genuino por la Feria. Es uno de esos eventos esperados, no solo por los escritores y expositores, sino también por los lectores. Es la oportunidad de respirar libros hasta hartarse, aunque un fanático jamás se harta”.

La autora de La sombra del lobo, entre otras, remarcó la mística que tienen este tipo de propuestas: “la respuesta del público es apasionada, porque hay que tener pasión para hacer colas larguísimas, pagar un bocadito tres veces más de lo que sale afuera, soportar el ruido, el calor y el amontonamiento por el solo hecho –nada más ni nada menos- de estar rodeado de los libros y sus hacedores”.

Si bien entiende que estar en la Feria “puede no ser un objetivo determinante para muchos”, lo cierto es que cuando el libro está y se invita a participar de la firma de ejemplares, Potes aclara que “no podés sustraerte a lo que eso significa. La posibilidad de encuentro con colegas y lectores es maravillosa, estos eventos son la oportunidad de hacer que el adjetivo de “solitario” no sea aplicable para el oficio de escribir”.

Una vidriera tan importante como es la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires tiene diferentes efectos e implicancias para cada autor. En el caso de Laura Miranda, autora de Amuleto contra el vacío y Volver del abismo, destaca que este ámbitosupone en algún momento, un gigante inalcanzable que parece cerrar sus puertas a los sueños silenciosos de tantos escritores solitarios y en otros, se convierte en la línea de llegada que separa esos sueños del intenso trabajo, el esfuerzo y la entrega”.

“Por segunda vez he firmado ejemplares en esa cofradía porteña de ilusiones que abraza en sus pasillos a tantos seres sensibles, que le dan la oportunidad de su tiempo de lectura, a quienes como yo, tenemos algo que dar a través de la palabra. Por eso, estoy inmensamente agradecida a las lectoras que se acercaron con su Amuleto, o su Abismo, a quienes me acercaron regalos con muchísimo cariño, a quienes hicieron esa larga fila, la “única” fila soñada desde el otro lado”, concluyó Miranda.

Debates, lecturas y premios

Otros autores marplatenses estuvieron este año en la Feria como parte de la programación de las salas, donde la Fundación El Libro organizó mesas de debate, concursos, charlas, talleres y demás.

Tal es el caso de ​Agustín Marangoni, autor de Nadie escuchó el último secreto, que participó de la VIII Jornada Ferial de Microficción junto a destacados referentes del género. En este contexto, Marangoni explicó que, por su envergadura y diversidad, “es imposible evaluar la respuesta del público a la feria en general. Son miles y miles de personas todos los días deambulando entre stands y charlas para todo tipo de público y de distintas edades”.

En cuanto a la jornada sobre Microficción, que tuvo lugar en una sala Roberto Arlt absolutamente llena, este joven escritor y periodista explicó que “los organizadores estaban muy contentos, claro, pero también acostumbrados. La Feria es un espacio donde el lector se toma un respiro y se acerca para escuchar hablar sobre literatura, que no es, digamos, un tema popular o masivo en estos tiempos”.

“Para mí fue una experiencia espectacular. En este caso, que se habló de microficción, había escritores y público especializado, además de otros que se acercaron por curiosidad. Y eso es genial, porque se pudo hablar a partir de un motivo, de una temática, de un encuentro. Fueron muy buenas las lecturas, las charlas y, fundamentalmente, el intercambio. Debajo del escenario uno puede hacer contactos con medios, otros escritores y nuevos lectores. A fin de cuentas, lo más lindo es que lo que uno produce tome vuelo y se expanda”, reflexionó Marangoni.

Por su parte, el poeta local Rafael Felipe Oteriño tomó parte en tres actividades de la programación oficial de la Feria. La primera fue en la celebración del Día del Idioma por parte de la Academia Argentina de Letras; la segunda fue como jurado del premio de la Feria del Libro al mejor libro de edición argentina de 2015 -del que resultó elegido “Facundo o Martín Fierro” de Carlos Gamerro-; y la tercera en el ciclo de charlas “Diálogo de las provincias” bajo el tema “La provincia en tiempos de globalización”.

Al respecto, Oteriño dijo que la respuesta del público “siempre es buena, ya que la feria es un fenómeno comercial que tiene alcances sociales y por cierto culturales. El público se encuentra en ella no sólo con el libro como protagonista, sino con la presencia de escritores, editores, periodistas y operadores de la cultura, debatiendo sobre temas de la más seductora actualidad”.

Como experiencia personal, este destacado poeta expresó que el evento implica también “un lugar de encuentro y en él uno se reenlaza con escritores de todo el país y del extranjero. Y a la vez es una puesta a prueba de la energía que tiene (o de la que carece) la obra que uno ha ido escribiendo en la soledad provinciana”.

Por último, Florencia Canale, autora de Sangre y Deseo fue parte de la mesa La novela romántico – histórica femenina, en la que también estuvieron presentes las reconocidas referentes del género Gloria Casañas y Gabriela Margall. Sobre esta experiencia, Canale destacó que “la respuesta del público fue fabulosa, vinieron muchos lectores a la Sala José Hernández y también cuando hicimos la firma de libros. A mí siempre me da mucho gusto participar de la Feria”.

“Es muy interesante el contacto cercano con cada lector, la pequeña conversación que se plantea, el intercambio; y en las mesas o presentaciones, donde la experiencia es más amplia también, me gusta compartir lo que hago y responder las inquietudes de los lectores”, destacó la joven autora.

Llegó a su fin una nueva edición de la Feria del Libro de Buenos Aires y los organizadores ya están pensando en las propuestas del próximo año. Lo cierto es que la presencia marplatense en este evento cultural es cada vez más importante y los autores locales ganan terreno en diferentes géneros y alternativas. En general, ser parte de esta Feria -entre otras- resulta una experiencia de gran valor para quienes encuentran en la literatura su forma de ser y estar.