El calendario lo dice claramente: Hoy es nuestro día, de los que estamos a un lado y al otro del libro, sin duda, el artefacto más extraordinario que se haya inventado.
En la rutina cotidiana, pocas veces nos descubrimos valorando el hecho histórico que constituye la invención de cualquier artefacto que forma parte de la vida diaria. Hoy es el Día internacional del Libro porque coinciden las fechas de la muerte de algunos autores cuya obra es considerada un punto de inflexión en la literatura. Pero en vez de pensar en Cervantes o en Shakespeare… pienso en Don Gutemberg y su imprenta de tipos móviles que fue el paso inicial, hace 546 años, para que ahora estén en mi mesa de luz un Steimberg, un Bolaños, una Busquets, un Piglia, un Auster y un Morawicki.
Esa imprenta constituye, sin duda, el único invento que reconozco conscientemente con cierta frecuencia. ¿A cuántos les pasará con el cine, el fútbol, las camperas de corderoy, la cerveza negra o el aire acondicionado? Cuando sencillamente disfrutamos algo, lo amamos o sentimos que nos hace bien, le rendimos tributo silencioso todos los días.
Hoy es el Día internacional del Libro. Podemos salir corriendo hacia los estantes de la biblioteca que, seguramente todos los lectores de nuestra revista tienen, con el fin de abrazar y besar cada uno de esos ejemplares coloridos que guardan historias –algunas inolvidables, otras no tanto- sensaciones, emociones, sistemas de pensamientos a los que adherimos o rechazamos. Aunque salir corriendo sería una exageración. Y besarlos, bueno, tal vez después de sacarles un poco el polvo que acumulan los más antiguos… se podría pensar.
La fecha se instituyó en 1995 en la Conferencia General de la UNESCO que tuvo lugar en París, y se definió este día como el Día Mundial del Libro y el Derecho de Autor bajo la premisa de alentar a la lectura y recordar el aporte de los escritores a la cultura.
Desde el año 2008 son más de cien los países que conmemoran este día con actividades y propuestas destinadas a acercar el libro cada vez a más personas. En Argentina el Día nacional del libro es el 15 de junio, que comenzó como una “Fiesta del libro” en 1908 y luego en 1924 se instituyó por decreto. Ya en 1941 comenzó a llamarse Día del libro y esta denominación se mantiene hasta hoy.
Pero supongo que la disociación de los calendarios no resta valor a ninguna fecha. Hoy es el Día internacional del libro, por tanto, es el día de los que estamos de un lado y del otro del libro: la persona que se sentó –hace un año o mil- a escribir esas páginas que esperan en el estante, en la mesa de luz, adentro de la cartera o en un archivo digital, y la persona que ahora vuelve a correr las hojas, que recorre las líneas asintiendo o negando con la cabeza, sonriendo o con ceño fruncido. Es nuestro día, un día para darnos de leer.