En esta sección hemos señalado, más de una vez, la importancia de la corrección de un texto. Sobre todo de un texto que se da a leer. Muchas veces he recibido un texto y me encuentro con imprecisiones, construcciones defectuosas y hasta giros intratables en las primeras líneas. Lo que suele minar mi confianza y mal predisponerme. Algunos alumnos me comentan que les molesta releer y corregir, y desde mi modesta opinión, ese es el trabajo: corregir. Yo prefiero la palabra Reescribir, porque corregir nos lleva a la idea de que el texto está bien, solo tiene algunos defectitos. Lo peinamos y le cambiamos la remera y es como si lo hubiéramos bañado. Y no suele ser así.
O sea, reescribir implica, volver sobre el texto con ánimo de reconstrucción y reconstruir sin piedad. Esto es muy difícil de hacer, de aceptar y de asumir. Mientras tanto, podemos hacer una “supervisión” sutil y evitar algunos de estos errores.
- La oración suena complicada porque carece de un orden lógico. Es decir, el orden lógico es sujeto-predicado. No es un error apelar a otro orden, pero debemos asumir que puede complicar la claridad. Tras dos o tres oraciones en un “orden lógico”, una tercera desordenada puede sonar muy bien. Por ejemplo:
Rodolfo le explicó lo del otro hotel, por si la mujer preguntaba. El jefe: Oká y cortó rápido. Rodolfo alcanzó a dejar un Bien cuando Antonuchi preguntó sin esperar respuestas: ¿Estás bien Ramírez?
Las tres oraciones tienen un orden lógico, pero la tercera rompe el orden en el predicado: el orden lógico sería la pregunta de Antonuchi y luego la respuesta de Rodolfo.
- No abusar de los adverbios terminados en mente. No están prohibidos, pero tornan la escritura muy confusa, a veces atropellada y en general son palabras muy largas. Siempre son mejores las palabras cortas. Cuando termines de escribir tu texto, debes ir a Buscar+Reemplazar del Word. Escribí la palabra “mente” y remplazar por “mente” con un color. Veras cuantas “mentes” tienes en tu texto. Luego te dedicas a cambiarlas por expresiones más sencillas.
Por ejemplo:
“Era endemoniadamente hermosa”. Podríamos decir: “Era endemoniada, hermosa”. O mejor: “Era hermosa y endemoniada”. En esta frase tenemos otra lección: la palabra endemoniada antes de hermosa, queda oculta. Después de hermosa se resalta.
- Vamos a seguir con esto, pero por ahora lo invito a que vuelva al punto 1. Coloqué orden lógico en itálica y luego entre “comillas”. Eso es un error de edición. Debemos adoptar un criterio. Yo diría, evitar las comillas.
¡Trucos que le dicen!