Como se sabe, la medida dictada por el Presidente de la Nación, Alberto Fernández, a través de un Decreto de Necesidad y Urgencia que se conoció el pasado jueves, dispuso el aislamiento social preventivo y obligatorio para toda la población, con contadas excepciones.

La medida alertaba que debían suspenderse todas las actividades comerciales que no estuvieran intrínsecamente relacionadas con la provisión de alimentos (y las ferreterías), lo que implica que las librerías de todo el país se encuentren cerradas y estén prohibidas, al menos hasta el 31 de marzo, todas sus actividades.
Según informó Revista Leemos hace pocos días, el sector comercial de Mar del Plata acató inmediatamente todas las medidas de precaución dispuestas por las autoridades sanitarias hasta el cierre, para evitar la propagación del CoVid-19, el coronavirus, que tanto estrago está haciendo en el mundo entero.
Esta situación trae aparejada, no solamente una dificultad para quienes se encuentran en sus casas y quisieran aprovechar el tiempo para leer, sino también para los comerciantes que desde hace tiempo vienen sufriendo pérdidas y caídas abruptas, especialmente como resultado de las políticas neoliberales que provocaron un derrumbe de la actividad en todos sus niveles desde el año 2016 en adelante.
En este marco, el Presidente de la Cámara de Libreros del Sudeste de la Provincia de Buenos Aires, Damián Ale, expresó a Revista Leemos la preocupación del sector por el agravamiento de la situación a raíz de este nuevo escollo que implica el cierre temporal de los comercios.

“Al comienzo, tomamos todas las precauciones posibles: lavado de manos, rociar el mostrador y si venían más de dos personas que la última a ingresar esperase afuera”, dijo el referente de los libreros de Mar del Plata.
Cabe recordar que hubo una instancia intermedia entre el aislamiento voluntario y el obligatorio, que estuvo dado cuando el Intendente Guillermo Montenegro dictó un decreto que disponía el cierre de los comercios que implicaran aglomeración de gente y en ese momento, según expresa Ale, “seguimos con los mismos recaudos de higiene y redujimos el horario de atención. En algún momento previmos hacer delivery de libros, pero no llegamos a implementarlo porque llegó la cuarentena obligatoria, que nos llevó a cerrar por completo hasta el 31 de marzo”.
En relación a la situación general del rubro, el Presidente de la Cámara destacó que “es una situación que preocupa y mucho a la actividad en general. Por lo que hablé con algunas editoriales, en abril no saldrían los servicios de novedades. Y también está la incertidumbre de la extensión de la cuarentena, que se suma a las obligaciones tributarias y lo gastos fijos de cada uno de los comerciantes. No es un panorama muy alentador”.
Para finalizar, Alé remarcó que “la actividad viene en caída hace un tiempo largo, las promociones sirvieron de salvavidas en algunos momentos, pero esta situación inédita preocupa y mucho”.
@trianakossmann