Septiembre es el mes en el que conmemoramos nuestros aprendizajes. Entre el día de las maestras y los maestros, que se celebra el 11; y el día de las y los estudiantes, que coincide con el cambio de estación el 21, entendemos que este es el mes en el que las nuevas experiencias nacen, brotan, florecen y todas las referencias a la primavera que se puedan utilizar.
Caer en lugares comunes en este sentido es muy fácil, así que, buscando escapar de esto, desde Revista Leemos propusimos a nuestros recomendadores seriales en la librería Libros de la Arena, pensar en aquellos libros que nos muestran otros aprendizajes, otros crecimientos, donde no siempre hay una figura de referencia que enseña, que guía con sus misteriosos saberes.
En estos libros, los procesos son dolorosos, son existenciales y muy diversos. A veces acompañados, a veces en una profunda y desesperante soledad, algo pasa y algo cambia, los personajes se modifican, de alguna manera crecen, y quienes leemos asistimos a esa transformación compartiendo una experiencia que sedimenta en la nuestra propia.
Porque toda lectura es aprendizaje, y así la rueda nunca para de girar.
Kokoro, de Natsume Sōseki (Editorial Impedimenta)
Este autor murió hace más de un siglo, pero esta novela y toda su obra mantiene una vigencia especial en gran parte del mundo oriental. De hecho, la cara de Sōseki aparece en la moneda japonesa desde 1984.
Con la estructura propia de las novelas de aprendizaje, pero con una belleza narrativa indiscutible, en Kokoro dos personajes sin nombre viven una amistad diferente. Un maestro y su discípulo se encuentran, se conocen y sufren los cambios de época, situada a principios del Siglo XX.
El “Sensei” es un anciano atormentado por secretos dolorosos y trágicos que lo han ensombrecido y que de a poco se anima a compartir con su estudiante. La culpa, la angustia y una lucha por entender los misterios del amor y el destino, se pondrán sobre la mesa para cambiarlo todo.
Esta es, sin duda, la obra maestra de Natsume Sōseki, autor de una trascendencia fundamental en la literatura japonesa que, sin dudas, influyó en toda una generación de escritores.
Cabe aclarar que la edición de Impedimenta incluye una nueva traducción, que rescata la belleza del lenguaje y los giros propios de una cultura y de una época.
Ojo de gato, de Margaret Atwood (Salamandra)
Recién salida del horno, esta reedición de la “novela más autobiográfica” de la autora canadiense que realiza Salamanca nos brinda la oportunidad de rever una de las obras tal vez menos conocidas de Atwood pero igual de importante que las más famosas, como El cuento de la criada o Alias Grace.
En Ojo de gato, la pintora Elaine Risley vuelve a la ciudad donde creció, al paisaje original de su juventud y a reencontrarse con quienes la acompañaron en ese crecimiento: sus antiguas amigas Carol, Grace y, en particular, Cordelia.
La excusa es una retrospectiva de su obra que se llevará a cabo en una galería alternativa de Toronto dirigida por un puñado de mujeres. Elaine llega rodeada de su aura de artista polémica y se encuentra con una ciudad cambiada, moderna y destellante en la que los recuerdos vuelven y se instalan.
La infancia extraña, el mundo paralelo en el que la protagonista se crío reaparecen cuando mira a través de una bolita (una canica de vidrio, dice la traducción) y recupera escenas y obras que han pasado frente a sus ojos, que ha creado y que la influyeron en su crecimiento personal, en un precario equilibrio.
Efectos personales, de Marina Mariasch (Emecé)
Esta, definitivamente, no es una novela de aprendizaje en sentido estricto. Acá el cambio es un acto, el suicidio de una madre, y el camino de la experiencia es la búsqueda de la protagonista de aquellas palabras que puedan nombrar el dolor, la incertidumbre y el desamparo frente a un hecho que nadie se esperaba.
La escena nos ubica en un encuentro en el que madre e hija discuten por una tontería. Esa es la la última vez que se ven. Después, la mujer mayor saltará al vacío y la hija comenzará un recorrido que más que entender la decisión de la madre, se enfoca en poder decir, y seguir con ese dolor a cuestas.
Mariasch, poeta, narradora y ensayista, utiliza en esta novela elementos autobiográficos para dar vida a una exploración literaria, donde recrea el antes y el después del salto, las reacciones dentro y fuera de la familia, la trama de las relaciones, la noción del amor, el trauma y las estrategias para lidiar con él.
Gente normal, de Sally Rooney (Literatura Random House)
En su segunda novela, Sally Rooney, nos presenta a dos adolescentes. Un chico popular y una chica solitaria. Son compañeros de escuela, de manera que en esta novela tampoco la figura del “maestro” aparece definida como tal, sino que lo que se da es un crecimiento en compañía, la reciprocidad entre pares, el aprendizaje de la experiencia de compartir con otros que sienten y piensan y saben más o menos lo mismo que uno, pero diferente.
Marianne y Connell nunca serían amigos si no fuera por una conversación un poco torpe que da inicio a una historia de fascinación mutua, de amistad y de amor entre dos personas que no consiguen encontrarse.
La novela abarca varios años de la vida de este chico y esta chica, los encuentros, los silencios, las heridas y las promesas, el hecho de encontrarse frente a lo nuevo, a veces juntos, a veces solos; el sexo, el amor, el dolor, las contradicciones. Un aprendizaje compartido y diferente con momentos agridulces.
Tres días y una vida, de Pierre Lemaitre (Salamandra)
¿Qué aprendemos en el camino? ¿De qué experiencias y personas aprendemos? Para estos cuestionamientos, la novela de Lemaitre tiene respuestas que no son las que se adecúan al género de las novelas de aprendizaje.
El personaje de Tres días y una vida crece y se desarrolla cargando una culpa, un hecho no premeditado en su historia y en el que, guiado por un ataque de ira, se ve envuelto en un crimen. Su evolución, su cambio, toda la transformación de su psique estará acechada por esa situación. Y lo condiciona.
El trayecto de nuestro joven personaje nos deja de frente a la cara más lúgubre de la condición humana.
La razón por la cual esta novela aparece entre estas recomendaciones es porque, “esas cosas” también se aprenden, se viven y forman parte de la experiencia de las personas. En el recorrido, no todo es superación y experiencia “saludable”. La hipocresía, la maldad, el cinismo, el abandono también son maestros. Crueles, despiadados, pero a la larga también enseñan.
Y la pluma de Lemaitre nos muestra esa gestación y desenlace de una forma cargada de suspenso, apasionante y desesperante.