Hace un par de meses el prolífico escritor marplatense Sebastián Chilano confesó en diálogo con Revista Leemos que lo desesperan las novelas que tiene guardadas en el cajón, esperando su turno para ser publicadas.
Aunque su caso es probablemente extremo –en la misma nota afirmó que en algún momento se propuso publicar un nuevo libro cada seis meses-, lo cierto es que no se trata de una excepción: son muchísimos los autores y autoras que, una vez decididos a dar a conocer sus trabajos, desesperan ante los innumerables escollos que la industria editorial coloca en sus caminos hacia la obtención del soñado libro impreso.
Desde siempre, esa verdadera tortura que significa para las escritoras y escritores tener un texto sin publicar encontró fin mediante una tercera opción: la autopublicación, también conocida como autogestión o autoedición. Sin embargo, y también históricamente, esta alternativa no contó con demasiado prestigio, al punto que ha sido negada por muchos autores y autoras que han recurrido a ella en sus inicios.
Sin embargo, los vertiginosos cambios culturales vividos en los últimos tiempos, principalmente de la mano de las nuevas tecnologías, también llegaron para el mundo de la autoedición, que no solo fue ganando prestigio sino también adeptos, hasta el punto de convertirse en una opción más que valedera en todo el mundo.
Revista Leemos dialogó sobre este nuevo fenómeno con tres autores argentinos que se subieron a la ola de la autogestión: Cristian Perfumo -ganador del premio Amazon a la novela autoeditada con El coleccionista de flechas-, Lucía Gorricho –autora del libro Frutillas– e Ignacio “Nacho” Cabral –autor de Tan vulnerables, quienes hicieron un balance altamente positivo de la experiencia, tanto desde lo personal como lo profesional y lo económico. A continuación, sus reflexiones sobre un tema que -también coinciden- les apasiona:
De Argentina para el mundo
Tras ganar el premio literario de Amazon 2017 con su thriller El coleccionista de flechas, el patagónico Cristian Perfumo se convirtió en una de las caras más visibles del proceso de autogestión en Argentina.
Desde Barcelona, ciudad donde reside desde hace varios años –hecho que no impide, sin embargo, que todas sus novelas estén ambientadas en la Patagonia -, el autor relató a Leemos que tomó la decisión de publicar en 2011, cuando el fenómeno de la autoedición recién comenzaba.
“Fui uno de los primeros autores en castellano en publicar de esta manera –recordó-. Lo hice así porque sabía que el camino tradicional, el de buscar agente, editorial y demás, era muy largo y no siempre daba sus frutos. Como yo vivía en Australia, estaba muy pendiente de lo que pasaba en el mundo anglo, que en cuestión de tecnología siempre va un paso adelante del resto. Y ahí empecé a ver autores que encontraban más lectores y se ganaban mejor la vida autopublicándose que firmando con una editorial. Entonces decidí probarlo y quedé encantado con los resultados”.
Aclaró que el proceso fue en solitario. “Nunca recibí apoyo ni tampoco lo pedí, porque la verdad es que no hace falta –dijo-. La autoedición es muy barata. La única inversión necesaria es un diseñador de portada y un editor/corrector. Y algo a lo que le hemos dedicado incontables horas de nuestras vidas, merece que lo tratemos con respeto y le asignemos una portada y un proceso de edición profesional. Es un consejo que le doy a todos los que quieran autopublicarse”.
Otro de los grandes dilemas radica en la logística de la distribución y venta de los ejemplares. Nuevamente, Perfumo consideró que este punto se soluciona de la mano de las nuevas tecnologías. “Tengo mis libros publicados en Amazon tanto en papel como en ebook –relató-. Con el ebook puedo llegar a cualquier lector en cualquier parte, no tiene ningún problema de distribución. Y los libros en papel, Amazon los envía a tu casa, vivas donde vivas en el mundo”.
Por último consignó que en el caso de Argentina acaba de lanzar sus libros por MercadoLibre. “De esta manera el proceso es más fácil y los gastos de envío son más baratos –dijo-. La verdad es que los resultados están siendo muy buenos”.
Un libro propio
El nombre de Lucía Garricho se hizo conocido no solo a nivel local sino nacional y hasta internacional tras la famosa nota que publicó en su blog sobre su decisión de aprobar a una alumna que “dijo que no sabía nada”. Aquella experiencia fue recogida por la docente en el libro Frutillas, un libro sobre educación y trabajo, publicado mediante el sistema de autogestión.
En diálogo con Revista Leemos, Gorricho relató los pasos que dio hasta encontrarse con su libro, del que ya se imprimieron 1.000 ejemplares y se están por imprimir 1.000 más para cumplir con pedidos que ya le están llegando de distintos puntos del país.
“Primero me contacté con una editorial local pero el proceso fue muy frustrante –relató-. Ellos tienen su sistema y yo lo entiendo, pero no era lo que yo quería. Empezaron a hacerle tantas correcciones que lo convertían en otra cosa. Hubo un momento en que me di cuenta de que todo eso me estaba afectando la autoestima así que decidí hacerlo por mi cuenta”.
El proceso que inició entonces fue una aventura en sí misma: desde conseguir la financiación –apeló a un sistema de preventa- hasta elegir la tipografía –“hay una que se llama chivo, es argentina y libre de derechos” dice, entusiasmada- y decidir qué tipo de papel utilizaría –reciclable- o registrar la obra en el ISBN. “Para todo me ayudó mucha gente, pero tuve dos apoyos importantísimos –relata-: uno fue el de Alejandro, de Gráfica Tucumán. Y el otro fue el de todas las personas que suben tutoriales de todo tipo a youtube. ¡No sabés la cantidad que vi!” se ríe hoy la docente, quien sin embargo considera que el proceso vale la pena. “Lo disfruté mucho –dice-. Me sentí libre”.
El balance de Gorricho en cuanto a la autogestión es definitivamente positivo: “Quizás Frutillas no sea el libro que hubiese publicado una editorial pero es mi libro, el que yo quería hacer. Y ese sentimiento es invalorable” concluyó.
El valor de la libertad
También el marplatense Ignacio “Nacho” Cabral esquivó desde el comienzo a los sellos tradicionales. “Tratar de ser publicado por una editorial grande, con más repercusión y más ejemplares, nunca estuvo en mi cabeza” afirmó el autor, quien en 2017 –y después de “superar el pudor que me generaba mostrar algo tan íntimo como escribir”- publicó su primer libro, Tan vulnerables.
“Me contacté con una editorial local con mucha trayectoria y ellos me brindaron todo lo que necesitaba” dice Cabral, quien considera que el camino que eligió tiene un gran beneficio y es “no perder la libertad de hacer lo que uno quiere y como quiere”.
“Poder estar cerca de cada detalle y disfrutar todo el proceso es un beneficio inmenso” dijo Cabral, quien adelantó que ya está trabajando en un nuevo libro que será totalmente autogestionado. “Pienso encargarme de todo, desde la corrección final hasta el diseño de tapa, pasando por las cuestiones legales, imprimir ejemplares, la distribución y la prensa” detalló para luego concluir: “Aprendí que no se necesita más que eso”.
@LimayAmeztoy