Si miro en estos momentos mi biblioteca me voy a llevar la -no tan- sorpresa de que casi la mitad de ella está poblada de libros juveniles: Harry Potter en todas sus versiones, la trilogía de Suzanne Collins, algunos de John Green y paro la cuenta porque la lista sería demasiado larga.

Cuando entro a una librería es inevitable que no pase  por la zona juvenil y hojee los últimos lanzamientos: algunos, libros 100% comerciales, como la biografía de Violetta (la única que recuerdo en este momento, pero estoy segura de que hay biografías de todos los personajes del momento) y otros como novelas dramáticas, románticas o apocalípticas que realmente llaman mi atención y, muchas veces, logran ser comprados por mí o personas ya no tan “juveniles”.

La mayoría de los compradores de literatura juvenil no son precisamente adolescentes

Me puse a investigar un poco más sobre esto: personas ya adultas, si así podría autodenominarme, se sienten atraídos por este tipo de literatura. No hay elaborado ningún trabajo de tesis sobre este tema, pero si algunas investigaciones llevadas a cabo por Nielsen BookScanen 2014, una consultora sobre el mundo editorial que realiza mediciones y analiza las ventas y comportamiento de los consumidores en todo el mundo.

El dato que más llamó mi atención del sondeo de Nielsen fue que la mayoría de los compradores de literatura juvenil no son precisamente adolescentes, sino más bien adultos -¡punto para Gryffindor!- El segmento de literatura juvenil se presentó mucho mejor que el de la literatura para adultos, siendo el gran ganador el género de ciencia ficción/fantástico que “aumentó un 38% con respecto al año anterior”.

¿Qué tiene la literatura juvenil que nos llama la atención?

Otra encuesta realizada por la misma consultora reveló que el 55% de los compradores de novelas juveniles son mayores de edad. Lo que destaco de esto es que en realidad ya no compro un libro juvenil para regalárselo a mi prima que tiene 15 años, sino que lo compro para mí.

Si pienso el motivo, admito que me gusta. Son temáticas universales: amor, diferencias sociales, distopías adolescentes. Temas llamativos, que no se profundizan como en una investigación o en un libro de mayor coyuntura, pero que al lector, tenga la edad que tenga, le interesa.

¿Será esa la respuesta a esta pregunta difícil de responder?

Realmente no lo sé. Lo que sí sé es que cada vez que entre a una librería, tenga la edad que tenga, voy a hacer una parada obligada en el sector juvenil, tantear la situación, y comprar lo que me parezca que deba ser leído; y si no, como dijo una vez Picasso, “cuando se es joven, se es joven para toda la vida”.